La propiedad
Se sienta junto a mí. Es rubia. Abre un libro.
—Señorita. Ese libro es mío...
—¿Qué dice? No hay sitios libres. Mantengo la compostura.
—Que es mío.
—Lo acabo de comprar.
—Sin mí no podría leerlo.
—¿Qué tontería dice?
—Que soy el autor.
Su semblante cambia.
—¿Qué dice? ¿Podría dedicármelo?
—Señorita. Ese libro es mío...
—¿Qué dice? No hay sitios libres. Mantengo la compostura.
—Que es mío.
—Lo acabo de comprar.
—Sin mí no podría leerlo.
—¿Qué tontería dice?
—Que soy el autor.
Su semblante cambia.
—¿Qué dice? ¿Podría dedicármelo?
¡Me encanta, este diálogo!
ResponderEliminarY sobre todo la connotación de que la mujer sea rubia.
Buen 50 Gil
Besicos
A mi también me hubiera encantado que lo fuera, pero solo es fantasía, literatura del deseo
EliminarUn juego. Muchas gracias por tus palabras.
La admiración social viene provocada en muchos casos por cuestión del estatus. El autor( puede que lo sea, puede que no) juega sus cartas ante la rubia lectora, que como cualquiera, pica el anzuelo ante tamaña autoridad. Nos desarmamos ante las apariencias.
ResponderEliminarSaludos, Gil.
Hombre de poca fe, ¿Por que lo dudas? ¿Acaso la literatura no es un juego para provocar? ¿T su hubiese sido cierto? Pero al autor y a la del metro solo le importaba el relato.
EliminarGracias por tus palabras
Todo es cuestión de puntos de vista y todo puede cambiar de forma radical por pequeños matices. Si las primeras palabras de ese autor hubiesen sido otras todo habría sido diferente, por eso la elección de lo que decimos o hacemos es tan importante. Por ejemplo, si hubiera comenzado dando las gracias a la lectora por comprar su libro. Escribimos nuestra propia vida. De nosotros depende, en buena parte, el argumento.
ResponderEliminarUn abrazo grande y ya sabes, recuerdos a Dori
Como me gustan tus comentarios,maestro, tendré que empezar el relato de otra forma, pero sera cuando la que me encuentre sea morena.
EliminarUn abrazo delos dos, ya sabes.
Oye, ¿y no será que todo lo que dice el protagonista es un ardid para ligarse a la rubia?
ResponderEliminarAhí lo dejo, José María.
Abrazos y recuerdos a Dori.
Carlos,seria genial si Dori no fuera tan lista y no se enterase a la segunda de cambio.
EliminarLa sugerencia me encanta igual que elcomentario. Podria ser unnuevo relato, aunqeu lefaltanpalabras, que tendrá que ponerlamorena del metro.
un abrazo de los odos.
En un segundo, cambia la opinión del mundo, máxime si se choca, con alguien a quien se admira, que no se reconoce a primera vista.
ResponderEliminarBuen diálogo, José María
Un abrazo a los dos
Gracias por tus palabras, Maria Jesus
Eliminarun abrazo de los odos.
Yo también me quedo con la intención de ligue del autor. Y qué clase de edición es esa que no lleva foto del susodicho para que no pueda haber equívocos de este tipo. Suerte, José María. Un saludo.
ResponderEliminarLa foto está en la parte interior en la solapa. La rubia tiene que acariciarme el cuello para descubrirla, pero bueno, de ilusiones tambien se vive.
ResponderEliminarEs el principio de un nuevo relato de cincuenta. Gracias.
un abrazo de los odos.
un abrazo de los odos.
La mujer rubia, molesta en un principio, se deshace ante la autoridad intelectual. No sabemos en qué puede quedar el asunto, pero el escitor parece tener posibilidades de éxito.
ResponderEliminarUn abrazo para los dos, José María.
Carmen, ¿De éxito con el relato o con la rubia?
ResponderEliminarIntentaré continuar la historia, y buscaré a laguna rubia, por si lleva el libro
un abrazo de los odos.
Este hombre aparte de escribir bien (se supone porque causa admiración en la lectora), también tiene recursos para entablar una conversación con quien quiere. Sería interesante poder seguirle de cerca. Muy amable y ocurrente tu micro, José María. Un abrazo.
ResponderEliminar" hombre aparte de escribir bien (se supone porque causa admiración en la lectora), también tiene recursos para entablar una conversación " suppongo que con estas palabras no te refieres al autor sino a un personaje imaginario Sería demasiado. Muchas gracias, Carmen y un abrzazo de los dos.
EliminarLo que menos se me ocurriría, si sorprendiera a alguien leyendo un libro mío –lo que, por otra parte, no ocurrirá nunca–, sería decirle que soy el autor. En cualquier caso, el diálogo entre la lectora y el escritor resulta muy divertido. Saludos, Gil
ResponderEliminarEs que yo soy muy raro, además, si no se lo digo, no surge este relato. Posiblemente vuelva al metro con mi próximo libro, que aún está por escribir, pero miraré siempre a ver si coincidimos nuevamente.
EliminarGracias por tus palabras.
Está muy bien dejar claro quién es el propietario (intelectual) de una propiedad tan preciada como es un libro. Si además ese libro sirve para entablar un diálogo con alguien y de ahí a algo más (aquí ya entra el destino caprichoso), pues tanto mejor.
ResponderEliminarDivertido e ingenioso cincuenta, José María. Un placer leerte y dejemos claro que este relato es tuyo y muy tuyo. Y algo más: ¡Yo no soy rubia! (¡Ja, ja, ja, ja!).
Un abrazo.
No, no eres rubia, pero la fantasía te permite pincelar unos relatos geniales,que ya los quisiera para ella, alguna rubia. Un abrazo de,los dos.
ResponderEliminarJosé Mari, eres único, de verdad...
ResponderEliminarAquí me tienes, leyendo a salto de mata a un autor, al que ya me gustaría encontrarme más frecuentemente y mantener una buena conversación. ¿Conoces el libro? "A salto de mata" y su autor, un tipo muy divertido, ingenioso y simpático. Con una compañera no menos divertida, ingeniosa y simpática.
Un beso grande para los dos.
Malu.
como echaba en falta tus palabras, de aliento e inspiración. Será un próximo relato, a lo mejor en el Carrefour de la avenida de Guadalajara.
EliminarUn beso de los dos.
¡Cuidado con la rubia!. Iniciar una conversación con los lectores, puede a veces desencadenar en situaciones de lo más variopinto. Tras una mesa las cosas se ven de otra manera, y el ego desatado del principiante tiene que guardarse en el bolsillo, porque el libro, la propiedad, es suyo si, pero ya no le pertenece. Me quedo con esa pincelada de filosofía barata mía sobre tu micro, tuyo, más que con el tema del ligoteo; pero vamos, que de todas formas ¡Cuidado con la rubia!. Un saludo. Suerte.
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ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, La próxima vez escribiré con tinta incolora para no sentirme tent1ado ni por morenas ni por rubias, pero es tan hermosa la tentación...