Latidos
Aceptó el trabajo en la guardería sólo por tener una excusa para abrazarla. Cuatro años atrás su bebé falleció, ahora su corazón le sigue regalando a diario la más bonita melodía, son sólo unos segundos, pero en el tiempo que dura esa comunión, a una madre le devuelven su vida.
Yoya, es una alegría leerte por aquí.
ResponderEliminarTu relato es puro sentimiento, esa madre que se consuela con sentir el latido del corazón de su bebe, que ahora late en el interior de otro. Esos segundo pueden ser una eternidad...
Me ha gustado, Yoya.
Besos.
Cómo siempre un placer leer tus comentarios Javier, me alegra que te gustase. Ese corazón sigue siendo un poco de esa madre.
EliminarBesos.
Muy hermoso el contenido y también, la forma de expresarlo. El sentimiento de una madre que perdura en los latidos del mismo corazón en otro pecho.
ResponderEliminarSentimental, pero con hondura y verdad. Supremo, Yoya. Saludos.
Muchas gracias Manuel, un relato complicado por el tema que encierra.Me alegra que haya gustado.
EliminarSaludos
Hermosa historia la de esta madre que se acerca al corazón de su hijo, lo único que queda de él, para unirse a sus latidos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Yoya. Besos.
Sentirlo cerca debe de ser el único alivio que siente, oír de nuevo esos latidos , es muy fuerte pero reconfortante para ella.
EliminarMuchas gracias Carmen y un beso
Tal vez esos segundos sean la única razón de vivir de la madre. Es triste, aunque para ella lo suponga todo. Me ha parecido precioso, además de dejar lugar para imaginarnos como es la existencia de esa mujer. Enhorabuena. saludos y suerte, Yoya.
ResponderEliminarTal vez seas esos latidos el motor de su triste vida, necesita oírlos para seguir amaneciendo.
EliminarMuchas gracias Jesús y un abrazo
Puro sentimiento maternal, el de esta madre que se consuela escuchando latir el corazón de su bebé en el cuerpo de otro. La historia estremece.
ResponderEliminarEnhorabuena, Yoya.
Besos.
Puro amor y duro lo que es capaz de hacer por sentir de nuevo ese latido.
EliminarMuchas gracias Pilar.
Besos
Un sustitutivo a la maternidad frustrada, bien narrado.
ResponderEliminarSuerte Yoya
Besito virtual
Mejor diría un sustitutivo a su maternidad arrancada, mucho dolor que ella gestiona con valor.
EliminarMuchas gracias María Jesús, un besito
Una mujer con mucho amor que dar. No pudo hacerlo con aquel a quien tanto quiso, pero tiene la grandeza de repartirlo entre la mejor gente que existe, los niños pequeños. Todos salen ganando, ella y ellos, que dan y reciben.
ResponderEliminarMuy bonito y bien contado, Yoya.
Un abrazo
Mucho coraje y una gran dosis de valentía para poder seguir escuchando esos latidos, aunque ya no le pertenezcan.
EliminarMuchas gracias Angel por tus palabras.
Un beso grande
Ufff... Es tremendo! El corazón de su bebé sigue vivo en el pecho de otra niña. Ese cachito vivo, latiendo... Es una inmensidad. Muyyy emocionante tu micro. Mucho!
ResponderEliminarTiene que ser tremendo sin duda alguna, es muy valiente esta madre para poder seguir escuchando ese tic tac que ya no está con ella.
EliminarMe alegra que te haya gustado
Un beso
Precioso ese acto de amor de una madre que entrega el corazón de su hija para que otra niña pueda continuar viviendo.
ResponderEliminarUn abrazo, Yoya.
Un micro triste, tristísimo: estar todo el tiempo delante de lo que no puedes tener. No sé si alguien podría soportarlo durante mucho tiempo. Saludos, Yoya
ResponderEliminarPrecioso Yoya. Realmente conmovedor, espero que, aunque sea sólo por un instante, nuestra protagonista vuelva a la vida y a sentir el amor de una madre.
ResponderEliminarLa docencia es una de las profesiones más bonitas para sentirse pleno y, estoy seguro, de que la maestra podrá ayudar a sus pequeños con su cariño. El retorno de cariño que sus pequeños le darán seguro que hace que se sienta muy agradecida. Sus pequeños la rescatarán de ese dolor que, aunque sea de por vida, será mucho más liviano en compañía de ellos.
¡Afortunados alumnos de tener a semejante joya humana! Un micro de los que dejan huella.
Felicidades. Un beso.
¡Qué historia tan bonita, Yoya, la tuya! Dos caras de una misma moneda: una, tierna; la otra, dura. El amor roto de una madre buscando la vida, la excusa para seguir viviendo, en un pequeño corazón que late en cada uno de sus abrazos.
ResponderEliminarPrecioso cincuenta que no te pueden dejar indiferente.
Enhorabuena y mis saludos más cordiales.