Los fósforos
Juana se sentía sola, todo era oscuro. Sus ojos trataban de adaptarse a su entorno, se guiaba solo con sus manos. Encontró una pequeña caja, la sacudió y, al hacerlo, todo su cuerpo se estremeció. La soltó enseguida y siguió caminando.
Desde aquella hoguera, ella ya no era la misma.
Desde aquella hoguera, ella ya no era la misma.
Te doy la bienvenida a Cincuenta palabras (Para mí es la primera lectura de un micro tuyo). Te felicito por la forma concreta y tremenda que nos describes un accidente en una persona invidente.
ResponderEliminarMe has conmocionado, Tebo.
Suerte y saludos virtuales
La última frase resulta al mismo tiempo inquietante y aterradora. ¿Qué demonios le pasó a la protagonista? Un buen micro. Tebo. Saludos
ResponderEliminarEl fuego para ella debe ser como para otros el diablo. Una fobia marcada por un trágico accidente, que entiendo pudiera ser el causante de su ceguera. Dramático y estremecedor. Saludos, Tebo.
ResponderEliminarMuy bueno, Tebo. Yo veo la historia desde otro ángulo. Yo creo que no está ciega. Creo que es el espíritu de Juana de Arco, vagando por el mundo. Un poco fantasmagórico, pero es lo que me ha venido a la imaginación.
ResponderEliminarSuerte y bienvenido.
Es... doloroso, comprensible... muy bueno.
ResponderEliminarFelicidades
Muchas gracias a todos por sus palabras. ;)
ResponderEliminarTebo, muy bien contada la historia de un trágico accidente que deja invidente a la protagonista. El detonante, la caja de cerillas, hace que recuerde lo sucedido y se aleje de ellas.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos