Señales divinas
La Señora de los desamparados los salvó del desahucio. Mientras rezaba suplicando su ayuda, vio moverse el gran manto de oro de la imagen y no tuvo ninguna duda en interpretar aquel mensaje divino.
A la mañana siguiente el capellán descubrió con horror que la virgen del santuario estaba desnuda.
A la mañana siguiente el capellán descubrió con horror que la virgen del santuario estaba desnuda.
Excelente relato para ser publicado hoy, 15M.
ResponderEliminarUn abrazo, Encarna.
Encarna, si es que a veces las señales divinas no hablan claro y es lógico el malentendido. Aquí en Valencia, como lo pillen los seguidores de la Virgen, no quisiera estar en su lugar...
ResponderEliminarMuy bien contado.
Besos.
Un relato con ingenio, posicionamiento social y cuestionamiento del orden establecido. Brillante. Saludos, Encarna.
ResponderEliminarEl oro, hace milagros.
ResponderEliminarBuena metáfora, Encarna
Mucha suerte
Me ha gustado el malentendido. Orar ha dado sus frutos. Que no se enteren en Valencia, la que se podría armar... "Mare meua!"
ResponderEliminarBesos.
Tampoco había necesidad de dejar desnuda a la Virgen. Habría bastado con quitarle los oros. En cualquier caso, no sé yo si estaba de acuerdo en ayudar al desamparado. Un micro ocurrente. Saludos, Encarna
ResponderEliminarIngenioso, simpático y con trasfondo. Me ha gustado, Encarna. Suerte y saludos.
ResponderEliminarLa fe mueve montañas. Cómo no iba a parar desahucios, también.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Encarna.
Seguro que calificaron de «robo irreverente» la desaparición del lujoso manto de la virgen. Pero el robo había sido otro... y a ese no lo calificaron de ninguna manera.
ResponderEliminarCincuenta social para remover conciencias, al menos de aquellos que las tengan (me da a mí que entre estos no está el capellán).
Saludos.