Adagio
Me tenía atrapado en sus manos. Mis alas estaban inmovilizadas entre sus dedos. El corazón me latía desbocado, como queriendo escapar por mi pico tembloroso.
Angustiado, miré al cielo y vi un centenar de mis congéneres volando. Recordé el maldito refrán y comprendí que era el fin de mi libertad.
Angustiado, miré al cielo y vi un centenar de mis congéneres volando. Recordé el maldito refrán y comprendí que era el fin de mi libertad.
Isidro, me has hecho sentir culpable y despreciable. Con la de veces que he echado mano de ese refrán y nunca se me había ocurrido ponerme en el lugar del pobre pajarraco.
ResponderEliminarGracias por abrirme los ojos y hacer de mí una persona mejor y más solidaria.
Un abrazo emocionado.
Estoy seguro que "el pajarraco" en tu mano, no habría pensado en ese refrán. Probablemente, mirando al cielo hubiera pensado: "No hay mal que por bien no venga"
EliminarGracias Patricia por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
Entre un centenar le tuvo que tocar a él, es normal que se lamente. Ya sabemos que "mal de muchos, consuelo de tontos", pero lo menos que se puede pedir a su captor es que le cuide con el mejor alpiste, un trocito de manzana a diario, una hoja o dos de lechuga a la semana y, lo más importante, una compañera o compañero para acompañar sus horas y, quien sabe, quizá tener descendencia.
ResponderEliminarA partir de un refrán que no nombras, pero todos conocen, al que despojas de toda metáfora para darle una lectura literal, conformas un relato lleno de dramatismo. Se trata de una idea muy creativa y bien llevada, que da mucho juego y que, con tu imaginación e ironía, aplicada a todo el refranero español, podría suponer un caudal inagotable. Ahí lo dejo.
Dos abrazacos, amigo Isidro
Tengo claro a quién recurrir cuando la inspiración me falle. Siempre me aportas mucho. Si no son ideas, es tu generosidad y Amistad (con mayúscula).
EliminarDado la frecuencia de mi falta de inspiración y que no quiero ser pesado... sólo te reclamaré cuando la cosa sea muy muy seria.
Jejeje Muchas gracias amigo Arcángel.
Dos fuertes abrazacos.
Isidro, cuántas veces los humanos nos sentimos atrapados injustamente en una situación que no nos favorece en absoluto, mientras otros muchos salen incólumes por su buena estrella.
ResponderEliminarMe he puesto por un momento en el lugar de ese pajarillo, piando desesperado por su libertad. Suéltalo, hombre, verás como te sientes mejor luego.
Un beso.
Yo no lo cogí. yo no estaba en escena. Es el pájarillo que me lo contó y me dijo que lo publicara en 50 palabras. Le devolví el whatsapp con un "OK", pero todavía no lo ha leído.
EliminarHace más de una semana de eso. Me mosquea.
Muchas gracias Asun. Un fuerte abrazo.
El pobre pájaro ha comprobado, aunque sea a la inversa, la existencia literal del refrán que cientos de veces hemos escuchado.
ResponderEliminarDescribes muy bien la situación que vive el ave al sentirse atrapada entre las manos de su captor.
Me gusta el título, ya que he comprobado mirando el diccionario, que una de sus definiciones es "sentencia breve de carácter moral", por ello veo muy acertada tu elección.
Buen relato, Isidro.
Un abrazo enorme.
Muchas gracias Javier por leer y comentar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Más dura se hace aún la privación de libertad en comparación con la que disfrutan los otros. Un adagio con pulso dramático sostenido. Saludos, Isidro.
ResponderEliminarEfectivamente todo es relativo cuando se introduce la comparación, pudiendo, una misma realidad, pasar de un lado al otro de la balanza, según el otro elemento comparativo.
EliminarGracias Manuel. Un abrazo.
Querido Isidro, pienso que quizás el conocimiento del refranero español ha perjudicado un poco al pobre pájaro, ¿no crees? Aparte del sentido humorístico, tu microrrelato tiene otros matices mucho más profundos. De ahí su grandeza. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias Mariajo. Efectivamente se podrían sacar varias lecturas de esa situación.
EliminarUn fuerte abrazo.
Has jugado con el refranero. Como toda cara tiene su cruz, le has dado la vuelta, y voilà...Muy ingenioso tu micro.
ResponderEliminarGracias Galilea, qué fortuna la mía que me leas!
EliminarUn abrazo.
Brillante tu idea de recurrir al refranero para, tomándolo literalmente, crear un relato. Me encantó el recurso, me he puesto a imaginar la historia que daría algún proverbio subido de tono y terminé riéndome solo.
ResponderEliminarMuy bueno, Isidro.
Un saludo
No seas egoísta y cuéntamelo a mí. Así nos reímos los dos. Quizás hasta podríamos hacer un relato a medias. Jejejee!
EliminarMuchas gracias Georges. Espero que puedas sacar provecho de algún refrán. Ya me lo contarás.
un fuerte abrazo.
Sorry. No se puede. Juajua.
EliminarY cuando quieras hacer un relato a medias. ¡Con mucho gusto!
EliminarVaya, Isidro, qué bien contado. Es de los que da gusto leer. Pobre grajo friolero. ¡Con el calor que hace!
ResponderEliminarUna gran apuesta para junio.
Un abrazo.
Pablo
Muchas gracias por comentar, amigo Pablo. Lo que no sé es como has acertado que se trataba de un grajo. jejeje!
EliminarUn abrazo fuerte.
Has plasmado de forma magistral la esencia del famoso refrán con una historia repleta de ingenio, salpicada con la sorna que te caracteriza.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Ángel, has encontrado un filón del que, con tu agudo pico, puedes sacar oro puro hasta 'jartarte'.
Como diría uno que yo me sé: 'mancantao'
Un abrazo.
Jajaja! Intentaré estrujar el refranero, aunque cuando estás de sequía en inspiración -como ahora-, a mí no me sirve de mucho ni refraneros ni florilegios. Sólo esperar a que llueva. Eso sí, sin alejarme mucho del ordenador.
EliminarMuchas gracias por tu comentario que, "mancantao" jejeje!
Un abrazo fuerte, Antonio.
Todavía existe un poco de esperanza: la gente no hace caso de los refranes. En vez de hundirse en la desesperación, el protagonista debería convencer a su captor de que la posibilidad de cazar noventa y nueve pájaros bien merece perder uno.
ResponderEliminarIsidro, un buen micro. Saludos
No es mala idea. Ya me imagino al pájaro contando a su captor aquel proverbio oriental, adaptado a las circunstancias del pajarito: "Si me matas comerás hoy. Si te enseño a cazar, comerás todos los días"
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un abrazo, Plácido.
Buen título -musical y refranero- para este relato del pájaro en mano. El pobre ha tenido la mala suerte de verse atrapado y ver cómo los otros cien siguen danzando libres.
ResponderEliminarEs una propuesta original, Isidro, y puede ser el inicio de una serie dedicada al refranero...
Un fuerte abrazo.
Quizás, y si la inspiración me lo permite, haga alguna historia más a tenor de todos vuestros consejos. Yo también os invito a que los utilicéis de plataforma. Quizás algún relato quede como explicación anexa al refranero español. Jejeje!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Carmen, amiga y profesora.
Un beso.
Con el Refranero tengo una relación amor-odio: me repatean, pero no consigo apearlos de mi boca. En ellos, a menudo, te encuentras una sentencia aparentemente inamovible y su contrario: No por mucho madrugar... contra A quien madruga... Que se aclare su autor, el Popular ese. Me ha gustado. Suerte, Isidro. Un saludo.
ResponderEliminarYo hace tiempo que reconocí las gotas de sabiduría que llevaban los refranes. He dicho gotas.
EliminarPor otra parte y por ejemplo esos dos que citas, tienen cada uno su tema recurrente que pueden ser distintos aunque no contradictorios.
Yo sólo te digo: "Refrán que no has de coger, déjalo correr" jejeje! (Me lo he inventado para tí, pero ¡a qué no está mal?
Muchas gracias, campeón. Un fuerte abrazo.
Me encanta el refranero español, lo uso muchísimo. Y me parece genial tu idea, contar el refrán desde es punto de vista del protagonista, en este caso el pobre pajarillo. Ya sabe de antemano que se quedará en la mano de quien lo ha capturado y los otros cien volando se irán y seguirán siendo libres.
ResponderEliminarIsidro, ya lo sabes, que me encantan tus historias, siempre originales y frescas y por supuesto, muy bien escritas.
Yo también te animo a seguir con esto de los refranes, da mucho juego.
Un beso grande, bolo, con toda mi admiración.
Malu.
Muchas gracias Malu por leer y comentar. Siempre me dedicas unas agradables palabras de ánimo.
EliminarUn fuerte abrazo, bola.
Qué forma tan bella de homenajear nuestro legendario refrán. Mal augurio para el pobre pájaro que ya sabe que el cazador aplicará las enseñanzas refraneras y no pecará de ambicioso. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo, Isidro.
Gracias por comentar, Enrique.
EliminarUn abrazo grande.
Pobre pajarillo. La única esperanza que le queda es que la sabiduría popular no influya demasiado en quien lo tiene preso.
ResponderEliminarRedondo y simpático relato, Isidro.
Un abrazaco!!
Quién sabe! Quizás acabe en una jaula de oro, acompañado de alguna periquita, con comida, bebida, cuidados veterinarios, cariño de los dueños, calefacción y fresquito cuando proceda... y cuando lo saquen a la terraza, slgunos congéneres envidien su situación mientras le piden unos pocos cañamones.
Eliminar¡Bueno, vaya rollo que estoy metiendo! ¡Qué forma de desvariar, jejeej!
Muchas gracias amigo Quique.
Dos abrazacos.