Ahogado en silencio
"Te prometo que esto jamás volverá a suceder. Estaba muy nervioso", murmuraba él entre dientes, obteniendo como única respuesta el pálido eco de su propia voz. Ella se había ido, cansada de tanto maltrato, dejándolo a merced de ese silencio que él trató de ahogar a base de feroces gritos.
El silencio en tu relato funciona como condena y como llamada de atención. Silencio y repudio para el maltratador y apoyo, denuncia y protección para la víctima.
ResponderEliminarPara todos, educación desde la base en igualdad. respeto y equilibrio emocional.
Muy sensible tu punto de vista sobre el tema. Saludos, Patricia.
Gracias, Manuel, por tomarte el tiempo de leer y darme tu opinión. Saludos
EliminarUna cara más del maltrato. Lo has reflejado con mucho realismo, entre lágrimas y promesas.
ResponderEliminarSuerte y un saludo, Patricia
El silencio de la víctima, que nunca merece serlo, pone en su lugar al maltratador, dejándole con el eco de su propia voz enferma que nada justifica. Ese es el primer paso, una fase inicial que has dibujado muy bien, en su viertiente psicológica. El siguiente e inmediato paso es pedir ayuda y denunciar, faltaría más, el silencio tiene un límite.
ResponderEliminarUn tema crudo y bien narrado. Por mucho que se trate este tema y se denuncien estas actitudes nunca será suficiente.
Un saludo, Patricia
Siempre dicen que no volverá a suceder, pero de nuevo sucede. Un buen paso el que ha dado la mujer. Saludos, Patricia
ResponderEliminarTristemente, así sucede con mucha frecuencia. Mil gracias por leer
EliminarMuy bien expresado tu relato con el tema del maltrato: El silencio y los gritos. El primero ha podido con el segundo... afortunadamente.
ResponderEliminarBuenísima aportación a la causa, Patricia. A ver si ponemos punto y final a este continuo maltrato machista que a diario se da en nuestra sociedad. El agresor utiliza la manipulación, la amenaza, el miedo, el chantaje, la violencia...para absorber a su pareja. Es hora de que todos demos un paso al frente y gritemos: "¡Basta!".
ResponderEliminarTu micro aporta su granito de arena en esta tarea.
Besos. Enrique
Me gustaría pensar que, a mi manera, hice una pequeña contribución al respecto, De corazón, mil gracias por darte el tiempo de leer.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSilencio como castigo, pero también entiendo, que como ausencia... por anulación o porque ya esa mujer que lo amaba ha dejado de existir. Sutil y exquisito tu relato Patricia.
ResponderEliminarun abrazo.
Un placer, en verdad, leer comentarios como el tuyo.
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