El bollo
"Sí, dijo doscientos gramos de mantequilla en pomada. Tengo que incorporarla de una vez a la masa y batirlo todo bien. Añadiré una pizquita de sal para realzar el sabor. Ah, y anís y ralladura de limón. Va a estar de muerte... ¿Eh?".
—¡Que si aceptas a Armando como esposo!
—¡Que si aceptas a Armando como esposo!
Ja, ja, ja, ja, ja... y no puedo seguir.
ResponderEliminarDigo lo que Patricia, me parto. La velocidad y el tocino de la mano, Jesús. Es gracioso a más no poder. Me encanta. Un abrazo.
ResponderEliminarUna mujer práctica donde las haya, no es de las que pierden el tiempo. En lugar de escuchar el sermón de su propia boda y estar nerviosa, ella a lo suyo.
ResponderEliminarUn relato muy simpático y divertido, sin que falte una buena sorpresa final.
Un abrazo, Jesús
Divertido, no; gracioso. Se me antoja que ella está hablando por el móvil y que por eso no estaba a la pregunta. Un mundo propio esto de las bodas.
ResponderEliminarUn abrazo, Jesús. Para partirse de risa.
O los nervios le hsn traicionado, o como han dicho estaba hablando con el móvil o como tercera opción está sorda como una tapia.
ResponderEliminarMuy gracioso y divertido, Jesús.
Un abrazo.
Gracias por la carcajada.
ResponderEliminarMuchas gracias Patricia, María José, Ángel, Manuel, Javier y Pilar por vuestra lectura y amables comentarios. Me alegra que os haya resultada graciosa la anécdota. Saludos.
ResponderEliminarEl bollo me lo he armado yo en micabeza cuando he leído por vez primera el relato y no he entendido nada. Me ha parecido de lo más surrealista y divertido, Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelente tu relato por lo original y con ese final tan inesperado como divertido. Me encanta tu prota que sabe darle a las cosas la importancia que tienen. Jaja.
ResponderEliminarUn abrazo, Jesús.
Esta novia anda muy despistada con sus pensamientos puestos en la repostería, muy poco atenta a una ceremonia importante en su vida. Y es que la mente se dispara hasta en los momentos menos oportunos. La salida de ese monólogo interior arranca nuestra sonrisa.
ResponderEliminarUn micro muy gracioso, Jesús. Un fuerte abrazo.
Jesús, una situación muy surrealista. Si es que no estamos a lo que hay que estar...
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, por vuestros comentarios y lectura, Juana, Georges, Carmen y Pilar. Un saludo.
ResponderEliminarJajjajajajaja. Ella a lo suyo. Buenísimo!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Me satisface sobremanera que te haya hecho reír el asunto. Saludos.
ResponderEliminarMuy ocurrente y divertido tu relato. Creo que la novia no había ensayado nada para el acto que, se supone, es de gran importancia. No sabe que la clave de la excelencia para muchas cosas, es el ensayo, la repetición... como hacemos hacemos los músicas ¿Verdad, Jesús?
ResponderEliminarJajaja!
Un fuerte abrazo.
O que se ofreció ella para hacer el pastel y en su despiste... Muchas gracias por el comentario, Isidro. Un saludo.
Eliminar¡Qué divertido, tu "50". La prota a su rollo, digo a su bollo, en el momento del Sí.
ResponderEliminarSuerte, tocayo y saludos cordiales
Suerte también para ti, María Jesús. Gracias por leer y comentar. Saludos.
ResponderEliminarPues me da a mí que la muchacha, muy claro no parece tenerlo. Y es que cuando no nos queremos enfrentar a una irremediable realidad, la cabeza nos puede llevar a otros mundos en una versión mental del 'tierra, trágame'.
ResponderEliminarUn relato muy ocurrente, espléndidamente desarrollado y, sobre todo, muy gracioso ;-))
Enhorabuena, Jesús.
Un abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Me alegra leer tu comentario. Un saludo.
EliminarJesús, no sé si prefiero tu vena reflexiva o esta, la desternillante... En fin, dicen que es muy bueno reír, y tú sabes cómo conseguirlo. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Aunque, como sabes ¿por desgracia?, soy bastante serio, el humor microliterario parece que no se me da mal. O eso creo. Gracias, María José. Besos.
ResponderEliminarJesús, te confirmo que no se te da va mal el registro humorístico. El otro, tampoco, pero este, aquí, lo has bordado.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Pablo.
Pues muchas gracias, Pablo. Aunque, la verdad, me parece un tanto exagerao lo que dices. Para bordado, el tocado de la chavala. Saludos.
ResponderEliminarMe parece a mí que ese matrimonio es de conveniencia. Muy bueno. Enhorabuena, Jesús. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Plácido, por tu comentario y lectura. Saludos.
ResponderEliminarQue ocurrente micro! Me gusta la,despreocupacion de la protagonista.
ResponderEliminarPues sí, parecía estar en otro mundo. Muchas gracias por comentar, Iñaki. Saludos.
ResponderEliminar¡Qué micro tan gracioso y elocuente! Es una situación de lo más disparatada y surrealista. Ella, absorta en sus pensamientos, se olvida de que está ¡en su propia boda!
ResponderEliminarO a lo mejor los nervios le han jugado una mala pasada.
Muy buen sentido del humor, Jesús.
Un abrazo.
Muchas gracias, Enrique. Me alegra que te haya gustado el relato. Saludos.
EliminarJesús, esa novia parece que no se ha enterado de lo que está haciendo. ¡Qué sorpresa cuando se de cuenta de que lo que tiene entre manos es un marido, no un bollo! Muy ocurrente.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé si el bollo va a acabar siendo el propio novio, pues ella está tan concentrada en su receta que me la imagino dándole vueltas a la misma durante su luna de miel.
ResponderEliminarDe todas formas, las bodas suelen dar lugar a muchas situaciones humorísticas, más que nada porque los novios suelen estar con la cabeza en otro sitio debido a todo el estrés acumulado durante los preparativos, y luego están los nervios de la propia boda.
Así que, quizá, el estar pensando en la receta sea una estrategia para no dejarse llevar por la agitación y el vértigo de todo cuanto sucede, si así fuera, es de una gran inteligencia centrarse en la preparación de un bollo.
Lo que no sé es cómo estará el pobre Armando, y cómo se estará tomando la abstracción en la que parece sumida su ya casi inminente esposa.
Muy divertida la historia, y seguro que ese bollo, cuando se convierta en algo real, estará para chuparse los dedos.
Un abrazo, Jesús.
Muchas gracias, Asun y Enrique por vuestra lectura y amables comentarios. Saludos.
ResponderEliminarGran personaje el que has creado, Jesús. En principio parece de lo más entrañable, aunque quién dice que no esté pensando ya en envenenar al pobre de Armando...
ResponderEliminarComo ya te han dicho de mil maneras, muy divertido.
Enhorabuena y un abrazo.
Muchas gracias, Enrique. Me alegra que haya parecido divertido. Un saludo.
Eliminar¡Ay, Jesús, tiene que haber de todo en esta vida!
ResponderEliminarSi te digo la verdad, en una primera lectura he pensado que era una telenovela. Y en una segunda, he pensado el despiste que tiene la mujer. Por algo será que no quiere escuchar al señor que les está casando...
Humor de carcajada bien conseguida. Y bien difícil que es. Enhorabuena.
Un beso.
Malu.
Muchas gracias, Malu, por tu lectura y comentario. Saludos.
EliminarYo ya me he casado y divorciado tantas veces... Que más te puedo contar Jesus Garabato... Todo dicho, comido y digerido.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé si felicitarte o consolarte. Lo que si sé es agradecerte tus palabras y lectura, Raquel. Un saludo.
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