Elvis de Las Vegas
Vislumbré esa rara mezcla de Elvis de Las Vegas hinchado por el alcohol y los tranquilizantes y la tía Conchi, la del pueblo. ¿Podría ser verdad? ¿Estaría alucinando...?
—¡¿Por qué me andas siguiendo?!
Entonces, ante mis putos ojos se derramó y, al ir a fregarlo, el suelo lo había absorbido.
—¡¿Por qué me andas siguiendo?!
Entonces, ante mis putos ojos se derramó y, al ir a fregarlo, el suelo lo había absorbido.
Fruto de un sueño o de un dislate sensorial, esa imagen grotesca, que parece salir de una mezcla de alcohol y drogas en la lámpara de Aladino, sugiere una pasada con algún alucinógeno que coloca al protagonista fuera de la realidad ordinaria de los sentidos. Para alucinar. Un abrazo, Raquel.
ResponderEliminarOtro abrazo Manuel XD
EliminarMe gusta esa mezcla entre Elvis y la tía Conchi, queda muy divertida.
ResponderEliminarSuerte y un besito virtual, Raquel
Gracias era lo que pretendía. Un abrazo. Gracias por tu comentario.
EliminarUn tantico surrealista te ha salido el cuento ¿no? A mi me gusta, creo que la situación tiene su aquel. Enhorabuena, Raquel. Saludos y suerte.
ResponderEliminarBueno experimentando con todos los palos. Muchas gracias Jesús.
EliminarUn abrazo.
¡Ay Omá, qué "zuzto". Lo de Elvis y la tía Conchi, ja, ja, ja... Raquel, tocas todos los palos y además resuelves los temas de forma magistral.
ResponderEliminarFelicidades, me has hecho pasar un muy buen rato leyéndote.
Un beso.
Malu.
Entonces, ha merecido la pena escribirlo.
EliminarUn abrazote Malu.
Me encanta el surrealismo que culminas con tanta imaginación, Raquel. Eso sí, para mí Elvis es sagrado, así que a recoger lo que queda de él en el suelo, o de la tía Conchi, y a rehacerlo en el siguiente micro ;-)
ResponderEliminarUn besote grande.
Pablo.
Elvis si, pero éste era un sucedáneo. No te preocupes... yo es que soy más de James Brown también te diré...
EliminarUn abrazo
Genial, Raquel. Es el tipo de relato que me gustaría escribir y nunca me he atrevido. Quizás con tu ejemplo me lance, lo que no quiere decir que vaya a publicarlo. Jaja.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
¡Lánzate Georges!! Me encantará leerlo.
EliminarUn beso.
Surrealista, divertido y, sobre todo, original. Nada fácil crear una historia mezclando a Elvis, la tía Conchi y una fregona.
ResponderEliminarAunque, como consejo (al que ni yo haría caso), cambiaría de fregasuelos; me da que los vapores del actual transportan algo más que detergente.
He disfrutado leyéndolo, Raquel.
Un abrazo.
'friegasuelos'
EliminarRaquel, se me acaba de aparecer a mí tu tía Conchi. Dice que es una cadena y que para desvanecerse por el suelo hay que dejarte un comentario y que te diga que prefiere que, en otra ocasión, prefiere que la arrejuntes con Marilyn, si no te importa, que ella se ve más con las faldas levantadas por la brisa de la sierra que cantando Love me tender.
ResponderEliminarHala, señora, vaya a aparecerse a otro cincuentista.
Jajaja No sé que contestarte Jajaja me ha hecho mucha gracia. Si se apareciese a más cincuentistas, no preocuparse, es totalmente inofensiva y se evapora de forma totalmente inocua. Quizá me haya poseído a mi ese espíritu mientras lo escribía. Demasiado David Lynch creo yo.
EliminarUn abrazo preciosa.
Elvis es un mito sin paliativos, a quien muchos admiramos, pero al margen de ello, el tiempo ha hecho que la imagen física de sus últimos tiempos se haya convertido en un símbolo un tanto penoso y objeto de chirigota, de ahí que no sea extraño que se parezca a la tía Conchi, que ambos se fusionen y el suelo los absorba, lo que muestra que ya no se puede caer más bajo.
ResponderEliminarComo ya te han dicho, divertido, surrealista y original.
Un abrazo, Raquel
Gracias Angel. Esta hecho desde el respeto a Elvis y a las tías Conchi, que no tanto a las Vegas.
EliminarUn beso.
Me he divertido mucho leyendo tu relato, Raquel. La asociación o la fusión -no lo sé muy bien- entre Elvis y la tía Conchi es delirante. Y la desaparición líquida en el suelo, sorprendente.
ResponderEliminarMuy original. Un beso.
Gracias Carmen era simplemente eso, un delirio... La carrera de psicología y la psicopatología que me posee la sesera.
EliminarUn abrazo y mi felicitación otra vez por tu relato del mes pasado. Me encantó.
Original y divertido relato, Raquel.
ResponderEliminarBesos.
Me alegro que te haya parecido divertido. A veces quiero matar gente, y otras me siento juguetona Jajaja Es broma
EliminarBesos Javier.
Raquel, alucinante...
ResponderEliminarBesos
Extraño micro, aunque no tan extraño como el Elvis de Las Vegas, que –no me extraña– se pareciera a la tía Conchi. Saludos, Raquel
ResponderEliminarLa mezcla es potente, no cabe duda. Y, ¿lo ha absorbido el suelo? Pues que este lo digiera (lo que sea) bien; no sea que vuelva a formarse el cuerpo extraño ese.
ResponderEliminarLa mente, ¡qué poderosa es... ! Sobre todo si tiene ayuda extra. Menos mal que desapareció esa criatura, fruto de la medio cogorza o chute de sustancias, ja ja ja....
ResponderEliminarYa me pica la curiosidad sobre tu próximo micro. Muy surrealista y conseguido. Enhorabuena, Raquel. Besos.
Un micro muy original y subrealista, Raquel. Imaginar a ese Elvis y a la tía Conchi ha sido súper divertido. Enhorabuena, me ha encantado.
ResponderEliminarBesos.