Escapada al cine
Las luces palidecen hasta apagarse. María se acomoda en la butaca, feliz, ansiosa de internarse en mundos románticos, glamurosos, divertidos.
Más tarde, inevitablemente, aparecerá THE END, las luces y la realidad volverán y una vez más, obstinadamente, bajo su piel de melocotón el nudo de su estómago volverá a apretarse.
Más tarde, inevitablemente, aparecerá THE END, las luces y la realidad volverán y una vez más, obstinadamente, bajo su piel de melocotón el nudo de su estómago volverá a apretarse.
El cine, junto con la lectura y el teatro, son parte de las grandes evasiones que el ser humano ha sabido crear. En el caso de tu protagonista, se aprecia de forma clara que, terminada la sesión, el retorno a la realidad es un choque demasiado duro. La palabra "escapada" en el título resulta, en este contexto, de lo más apropiada.
ResponderEliminarUn saludo, Georges
Sí, Ángel, esas eran las grandes evasiones y creo que de ellas, el cine, la más efectiva porque te permite aislarte por completo, sin que nada te distraiga (salvo cuando al lado tuyo tienes un tipo que, “para no hacer ruido”, se toma diez minutos para desenvolver el maldito caramelo).
EliminarLamentablemente, los tiempos han llevado a que para evadirse de la realidad, cada vez se utilicen más los elementos de naturaleza química.
Un cordial saludo.
María dile a Georges que no quieres ser más una espectadora, que quieres ser la protagonista de tu historia. Que te haga escritora, por ejemplo. Eso te dará fuerzas para enfrentarte a lo que sea que te acongoja, matarás al dragón y partirás en un galeón pirata hacia Tortuga, donde las penas tienen la entrada prohibida y se quedan al otro lado del malecón del puerto.
ResponderEliminarEso me ha sugerido tu relato, Georges.
Me parece fantástico tu mensaje a María, pero solo podrá seguir tus consejos cuando salga de la adolescencia y del ambiente que la angustia. Entonces sí, tendrá una vida plena y, de tanto refugiarse en la fantasía, siempre será una soñadora ¡Y por supuesto que será escritora!
EliminarGracias por tu comentario, mi Capitana.
Y ¡Buenos vientos!
Cómo el cine consigue evadirnos de la realidad, es un hecho, y en esos minutos todos hemos experimentado transformaciones que no podíamos ni soñar. Para muchos, su máxima felicidad. Para otros, descubrimientos insospechados. Para María, seguramente un remanso de paz...
ResponderEliminarA algunos nos gusta sumergirnos en nuestras propias fantasías, pero creo que a casi todos nos apetece un viaje a la fábrica de sueños que es tal cual tú la describes.
EliminarGracias por tu comentario, Ma. Luisa.
Un cordial saludo.
Como muy bien titulas, George, el cine te hace escapar de la realidad, evadirte por unas horas de los malos recuerdos. Pero luego al acabar la sesión hay que volver a la realidad, y a tu protagonista ese regreso se le hace difícil.
ResponderEliminarBuen relato, Georges.
Un abrazo.
Sí, Javier, para mi prota el regreso es muy difícil, porque el problema no son los malos recuerdos sino la realidad que la espera en casa.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo
Entre la entrada y la salida al cine se crea un paréntesis vital que pertenece al tiempo que alimenta los sueños. Tu relato lo relata de forma preciosa, Georges. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Manuel. Has definido perfectamente ese paréntesis, que en casos como el de mi prota es además un lugar donde tomar un poco de oxígeno antes de volver a sumergirse en su penosa existencia.
EliminarUn abrazo.
El cine alimenta sueños que te oprimen la garganta, el corazón y el estómago. María, cuando termina la proyección, se los deja allí en parte. Únicamente se lleva las cuerdas enredadas de nuevo, con hambre. Pan y Fantasía. Un abrazo. Suerte con junio.
ResponderEliminarEn el caso de María, es la vida la que le oprime la garganta, el corazón y el estómago. El cine es sólo un paréntesis en esa vida desgraciada.
EliminarGracias por tu comentario, Cristina.
Un cordial saludo.
El momento mágico en que se van apagando las luces en la sala es el comienzo de ese sueño dirigido que es el cine. María necesita evadirse de la realidad y la duración de la película se lo permite, pero esa realidad volverá, obstinada, a imponerse. Los seres humanos alimentamos nuestra mente con la ficción, estamos hambrientos de historias, contadas en una pantalla, en un libro o por la voz con la que dialogamos.
ResponderEliminarUn micro precioso, Georges. Besos.
Me alegra que mi micro te gustara. Hay pocos momentos mágicos en la vida, pero ese en que se van apagando las luces es uno que, por suerte, siempre tenemos al alcance de la mano. No sé si, como dices, todos estamos hambrientos de historias, pero te puedo asegurar que yo sí lo estoy.
EliminarBesos para ti, Carmen.
Georges, como nos indicas en el título, a María el cine le sirve para escapar, de lo que hace que sienta un nudo en el estómago al terminar la película, pero ha de volver a la realidad.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Besos.
Gracias, Pilar. En el micro hay dos historias: la magia del cine y el drama de María, del que no doy ninguna pista.
EliminarBesos para ti.
La magia del cine, no hay mejor vía de escape. Como cinefila empedernida, me gusta tu homenaje al séptimo arte.
ResponderEliminarCine cine cine
Más cine por favor
Que todo en la vida es cine
Y los sueños cine son
Un abrazo Georges
Gracias por tu comentario.
EliminarComparto tu pasión por el cine, mi estimada Raquel “de la Barca”
Un abrazo.
El cine como vía de escape a la realidad, una realidad que debe atormentar y angustiar a tu protagonista. Es lo único que le hace sentir que vive otras vidas, pero al final vuelve a sentirse como antes de que empezara la película.
ResponderEliminarPor algo el cine es llamado el séptimo arte, porque es maravilloso. Como lo es también tu micro, Georges, enhorabuena.
Besos.
Malu.
Muchas gracias por tu generoso comentario, Malu, pero no te confundas, micros maravillosos son los tuyos.
EliminarBesos
Es curioso que el cine aún permanezca vivo y que a algunas personas les sirva de válvula de escape y evasión de la realidad. Poniéndome un poco prosaico, en ocasiones es difícil conseguir evadirse en la sala con otras personas hablando, comiendo, mirando el móvil, saliendo antes de terminar la peli, etc. Me ha gustado y dado que pensar. Suerte, Georges. Saludos.
ResponderEliminarVamos, Jesús, que alguna vez pueden darse esas conductas, pero casi siempre se puede ver la peli sin que nada te distraiga, por lo menos en mi pueblo. Aunque cada tanto aparece el tipo que “para no hacer ruido” se toma diez minutos para desenvolver el puto caramelo y te da ganas de gritarle que termine de una buena vez.
EliminarLo que sí creo, es que debe quedar muy poca gente que, como mi prota, lo tome como evasión de la realidad, dado la variedad de drogas disponibles, mucho más aptas para tal propósito.
Gracias por tu comentario,
Saludos.
El cine nos teletransporta a otro mundo,al que nos cuentan en la película de turno. Es maravilloso cómo nos evade. Yo pienso en una ocasión en concreto, siendo adolescente, que estaba dolida con unas amigas y me decidí a ir sola al cine. Tanto me gustó la película, que salí canturreando... Se había esfumado todo mi enfado...
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que entre los adolescentes es donde el cine ejerce, o ejercía, su mayor poder de evasión, como te sucedió a ti, como le sucede a mi protagonista.
EliminarGracias por comentar, María José.
Un abrazo
A veces la vida nos va de cine; otras, cuando las cosas no marchan como queremos, nos refugiamos en el cine para, aunque sea por un rato, vivir otras vidas. Pero tanto el cine como la lectura, no solo nos permiten esa "escapada" de lo cotidiano, también nos sirven para aprender de las experiencias de otros. Tal vez María, escapada tras escapada, vaya cogiendo fuerzas para intentar cambiar esa realidad que tanto le aflige. Muy interesante para la reflexión, Georges. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Juana. A la larga “María” pudo salir de su drama, pero todo hubiese sido mucho más duro sin el cine. Es que cuando todo va mal se necesita un incentivo para seguir adelante, aunque éste pertenezca al mundo de la fantasía.
EliminarOtro abrazo para ti.
Leyendo este micro, recuerdo lo que escribió Ramón de España: “Nunca me salgo del cine por mala que sea la película, ya que estoy convencido de que todo fuera es mucho peor”. En el caso de la protagonista de tu historia, parece que lo que tiene en casa es una película de terror. Enhorabuena por el micro, Georges. Saludos
ResponderEliminarMuy apropiada la greguería, Plácido. Y en cuanto a lo que tiene en casa, más que a una película de terror se aproxima a los dramas italianos de la posguerra.
EliminarGracias por tu comentario.
Saludos
Sin contar nada sobre la vida de María, relatando imágenes que todos hemos sentido al ir al cine, nos hemos enterado de la historia de tu protagonista. Es una pasada de micro, Georges. ¡Brillante!
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
Estimado Pablo, si con las imágenes que he dado has llegado a la historia de la protagonista, seguramente ha de ser porque tu inquieta y fabulosa imaginación la ha elaborado, y es sin dudas esa historia la que merece el: ¡Brillante!
EliminarLo que es una verdadera pasada es tener lectores como tú.
Un abrazo.
Tras el telón de los sueños cambia la luz de la realidad, y el séptimo arte es la forma más completa de soñar despiertos. El cine es capaz de cambiarnos el estado de ánimo y éste, a su vez, es capaz de cambiar el mundo.
ResponderEliminarMagnífico homenaje a ese lado del espejo. Magnífico micro, George. Enhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Es una extraña sensación cuando recibes un comentario que tiene mucho más vuelo que tu propio relato.
EliminarPero no te voy a pedir que te pongas un freno antes de comentarme. Jaja
Un abrazo.
Completamente cierto, Georges: el cine tiene un antídoto especial que te hace desconectar de la realidad por completo. Lo cierto es que cuando acaba la película la vida vuelve a su normalidad.
ResponderEliminarFue bonito mientras duró.
Felicidades, un abrazo.
Como bien dices: Fue bonito mientras duró. La pena es que duró tan poco y después vuelve su vida.
EliminarGracias por comentar, Enrique.
Un abrazo
La fantasía, en cualquiera de sus formas, es capaz de sacarnos de la realidad, al menos mientras duran sus efectos. En el caso del cine, su poder para abstraernos en enorme, logrando que participemos intensamente en las emociones de los personajes, además de transportarnos casi físicamente hasta su contexto.
ResponderEliminarEn el caso de tu personaje la vuelta a la realidad, desgraciadamente, parece ser verdaderamente dura.
Muy bien escrito este relato en el que tú también consigues que sintamos de algún modo como María.
Enhorabuena, Georges.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario. Enrique, me alegra que el micro te haya llegado. Estoy de acuerdo contigo en el poder del cine para abstraernos, aunque pienso que ha perdido un poco de ese poder entre las nuevas generaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho, Georges. Me ha recordado las historias que me contaba mi madre de su juventud, en los años 50, en los que el cine era una evasión tan efímera como idealizada. Esas estrellas de Hollywood les hacían olvidar por unas horas la realidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Me encanta que el micro te gustara y te sirviera como puerta de entrada para ese viaje sentimental. Los tiempos han cambiado mucho. En esa época el cine era LA evasión; ahora ha perdido mucho de su magia y ha pasado a ser una más de un abanico de opciones para alejarse por un rato de la realidad.
EliminarY mejor ni ponerse a comparar las viejas películas y las viejas estrellas con las actuales.
Un cordial saludo, Asún.