Estatua de mujer terca
—Yo me quiero dar vuelta.
—Quédate así, mujer. No te des vuelta.
—Te digo que tengo ganas de darme vuelta.
—¡Quédate así, por favor te lo pido!
—¡Y yo te digo que me quiero dar vuelta! Después de todo, Lot... ¿qué me puede pasar por mirar cómo se destruye Sodoma?
—Quédate así, mujer. No te des vuelta.
—Te digo que tengo ganas de darme vuelta.
—¡Quédate así, por favor te lo pido!
—¡Y yo te digo que me quiero dar vuelta! Después de todo, Lot... ¿qué me puede pasar por mirar cómo se destruye Sodoma?
Nos mata, nunca mejor dicho, la insana curiosidad. seguramente, de aquí aprendió el marketing la beneficiosa estrategia de la venta negativa. Buen humor y mejor ingenio. Saludos.
ResponderEliminarHay que experimentar casi todo, hasta la "destrucción de Sodoma", que puede ser gratificante.
ResponderEliminarSurte y saludos
Yo también habría mirado.
ResponderEliminarEn cualquier caso, cuando la mujer de uno se pone cabezona, no hay nada que hacer.
Saludos, Rubén
¿Cómo no volver la mirada hacia lo que se deja atrás? Curiosidad, nostalgia, dolor... son inherentes al ser humano. Grave castigo recibe por ello la esposa de Lot.
ResponderEliminarUn abrazo, Rubén.
Gracias a todos los amigos que hicieron sus comentarios. Un abrazo a todos y cada uno de ellos. Rubén
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