La danza
Te empujo, aunque no quiero, y comienzas tu baile imperfecto. Me esfuerzo para que te eleves, pero estoy comenzando a cansarme de propulsarte por el cielo. Ahora tengo que irme, pero pienso retornar pronto, para que sigas jugando a ser pájaro, despreciada bolsa de plástico. Te prometo un segundo baile.
María José, nos presentas con un lenguaje muy dulce, ese juego, que en muchas ocasiones contemplamos en nuestras calles, entre el viento y las desagradables bolsas de plástico que campan libremente. Lo describes muy bien, y me gusta ya que hasta que no plasmas las palabras "bolsa de plástico" haces que la imaginación piense en mil cosas.
ResponderEliminarBuen relato, María José.
Besos.
Gracias,Javier. Se me ocurrió la idea porque muchos hemos contemplado el vaivén de una bolsa vacía, de un lado a otro, en cualquier calle de cualquier ciudad. Si se le pusiese música, parecería un baile imperfecto, como lo he llamado.
EliminarUn abrazo.
Pródiga imaginación que nos deleita dibujando con palabras ritmos ocasionales que surgen del devenir cotidiano. Una finta de tu exquisito tiento, que transforma lo vulgar en mágico acontecimiento. Un beso, María José.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuel. Yo vivo con tanta intensidad la música como la literatura y este microrrelato es una especie de homenaje al baile de aquellos seres u objetos que consideramos incapaces de realizarlo.
EliminarUn abrazo.
Qué chulo te ha salido, María José. Consigues que presenciemos esa tierna escena como si fueramos el protagonista. Y que levante la mano el que no haya dejar vagar su mirada y su pensamiento tras un bolsa agitada suavemente por el viento. Me ha gustado mucho. Besos.
ResponderEliminarCierto, Jesús, la danza de la bolsa de plástico es tan atrayente, que puede hacer que nos paralicemos ante ella, dejando todo lo que estábamos haciendo.
EliminarUn abrazo.
Hasta para ser una bolsa desechable hay que tener suerte. La tuya es afortunada, sin duda, pues la has convertido en protagonista de tu relato, junto con quien narra la historia, empeñado en buscar armonía en los movimientos de un trozo de plástico que él mismo califica de "imperfectos", pero que pueden llegar a convertirse en una danza armoniosa, en ello emplea fuerzas y empeño.
ResponderEliminarQuizá todo dependa de la forma de mirar, hay quien sabe ver belleza en los objetos o detalles más simples, que para la mayoría de los ojos suelen pasar desapercibidos. Los pintores y quienes tratan de dedicarse, en mayor o menor medida, a esta hermosa locura que es la creación escrita, tienen una forma de mirar las cosas diferente; tu relato es un buen ejemplo de ello, donde un detalle en apariencia nimio se convierte en importante. También se puede entender como un pequeño homenaje a la célebre escena de la película "American beauty", lo que sería un valor añadido.
Quiero aprovechar para felicitarte otra vez por tu estudio y divulgación sobre los microrrelatos.
Un abrazo, María José
Acabo de ver la escena, Ángel. Bellísima.
EliminarMuchas gracias, Ángel, por tu comentario y por tu felicitación. Recuerdo la película que me dices, pero, mucho antes que ella, el azar hizo que viese una secuencia como la que señalas, en una película experimental, de la que no recuerdo el título, lamentablemente. En aquel momento, pensé que era absurdo filmar una bolsa danzando, empujada por el viento, durante largos minutos. Ahora no pienso igual.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me gusta tu cincuenta, María José, porque describes perfectamente ese baile caprichoso que lleva a cabo el viento con una bolsa de plástico cualquiera, «despreciada» la calificas, como para acentuar su insignificancia. Me ha gustado especialmente el hecho de que el narrador sea el propio viento, personificado en ese ser que juega con la bolsa como si fuera Dios jugando con nosotros. Esto ya es una interpretación muy personal, pero es lo que me ha sugerido.
ResponderEliminarCoincido con Ángel: esa danza también me ha recordado la escena de la oscarizada película 'American Beauty' (Sam Mendes, 1999).
Enhorabuena. Nos seguimos leyendo.
Un fuerte abrazo.
Gracias, José Antonio. Tu interpretación del micro me parece muy acertada y ajustada a mi idea inicial. Eso no quiere decir que sea la única, por supuesto.
EliminarUn fuerte abrazo también para ti.
La danza, narrada por el propio viento y siendo protagonista una bolsa de plástico. No puede ser más original, Mª José.
ResponderEliminarSi te soy sincera, al principio me había ido por el lado erótico-festivo... oyoyoy...
Felicidades y por un segundo baile.
Besos.
Malu.
Querida Malu, gracias por considerar original mi micro. Y respecto a las interpretaciones, yo he querido dejar abiertas varias para jugar un poco al despiste, hasta nombrar la bolsa de plástico. Me pareció divertido.
EliminarBesitos.
Muy bueno el canto del cisne que, con ayuda del viento, has creado para esta menospreciada bolsa de plástico. Esperemos que, al ser reciclada se reencarne en un objeto que le permita ascender en la aceptación social.
ResponderEliminarGran imaginación, María José, y genialmente plasmada por añadidura.
Enhorabuena y Besos.
Muchas gracias, Georges. Me sonrojas. Yo, sinceramente, estoy satisfecha con el resultado de este microrrelato, principalmente porque, al leerlo, me suena a una melodía, tal vez a un vals.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pobre y abandonada bolsa de plástico. Si es verdad que tardan 150 años en destruirse, le quedan aún muchos vuelos. Me ha gustado el micro. Saludos, María José
ResponderEliminarGracias, Plácido. Me agrada saber que te ha gustado. Y, sí, es terrible tardar tanto en destruirse el plástico, con lo que conlleva de contaminación.
EliminarUn abrazo.
Muy original esa danza al compás del viento. La imagino subiendo, girando, volviendo a bajar. Por supuesto en ese segundo baile sin ayuda. Libre.
ResponderEliminarGracias, Mª Luisa. Yo me imagino un segundo baile como el que tú sugieres: libre y voluptuoso.
EliminarUn abrazo.
Has estado muy inspirada, María José. La idea de la bolsa que quiso ser pájaro y su danza con el viento, ha sido una idea extraordinaria.
ResponderEliminarMucha, mucha suerte y un besito virtual.
Muchísimas gracias, María Jesús. Muchas veces basta con recordar aquellos instantes de ensimismamiento que todos hemos vivido ante objetos o seres que se presentan ante nosotros, casualmente, y nos deleitan, sin pretenderlo.
EliminarBesos.
¡Guau! originalísima tu propuesta este mes, Mª José. Es un relato de los que da gusto leer, deslizar la mirada por sus palabras y muy bien terminado.
ResponderEliminar¡Bravo!
Un beso.
Pablo.
Muchas gracias, querido Pablo. Creo que lo decía más arriba, con sinceridad, estoy bastante satisfecha con este micro, porque, al leerlo, siento el ritmo de la música.
EliminarBesos.
Ese baile callejero, improvisado e ingrávido deja imágenes entre el viento que seguramente hemos experimentado todos al contemplar el movimiento de una bolsa de plástico a merced del aire caprichoso. Tú lo has convertido en danza, María José, marcándote unos pasos de baile con lo inanimado para arrancar un trozo de alma a lo inerte y transformarlo en un hermoso relato que se contonea ante el lector.
ResponderEliminarUn relato muy bonito, compañera. Enhorabuena.
Muchas gracias, admirado Antonio. Me enorgullece haber tocado tu extrema sensibilidad con esta danza imperfecta.
EliminarBesos.
¡Qué original tu micro!
ResponderEliminarBonita danza mecida con suavidad y elegancia
Muchas gracias, Galilea. Me alegra ver que has visto el tipo de danza que yo buscaba reflejar: un vals, podría ser. He disfrutado tratando de buscar la cadencia musical en las palabras y, si a ti te ha llegado la música, me parece algo precioso.
EliminarBesos.
Prosaica idea, poética exposición. El movimiento marea, pero llega al... pericardio.
ResponderEliminarBravo Mariajo.
Un besazo.
Jajaja, Isidro, te encuentro un tanto fatigado de tanta danza... En serio, muchas gracias por tu sintético y amable comentario.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
La belleza nos sorprende de mil maneras, si la sabemos ver. Tú la has encontrado en esta bolsa de plástico que danza al compás del viento. A mí también me ha recordado la escena de "American Beauty" en la que el muchacho grababa una danza similar.
ResponderEliminarUn bello micro, María José. Besos.
Muchas gracias, Carmen, por dejarme tu amable comentario. Recuerdo esa película pero, como he dicho por aquí, hubo un film experimental, que ví de pequeña, que se recreaba durante muchos minutos en una escena como esa. Fíjate lo mayor que soy y cómo me acuerdo de aquello. Me pareció, por lo pronto, un relleno de tiempo por parte del director, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un buen ejemplo de que se puede crear algo muy bonito inspirándose en lo más insólito. Y aprovecho para decir que quizás si se usaran más las papeleras, no habría tanta bolsa por ahí bailando, ja,ja,ja.... Me gusta. Un beso, María José.
ResponderEliminarTienes razón, tocaya. Hay demasiada bolsa contaminando, junto con otras vergüenzas humanas.
EliminarMe alegro de que te haya gustado mi atrevimiento...
Un abrazo, María José.
De entre todas las posibles lecturas yo me quedo con ese punto de conexión entre ese objeto, que en sus movimientos parece remedar los de un ser vivo, y la parte sensible y solitaria que todos tenemos y que a veces diríase que reaccione ante estímulos similares.
ResponderEliminarMuy bueno, María José.
Un abrazo.
Muchas gracias, Enrique. Me gusta tu interpretación, que trasciende el propio baile.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me ha encantado el microrrelato porque has conseguido narrar una escena cotidiana con una gran belleza. Dejas la interpretación en el aire -y nunca mejor dicho con las bolsas volando en el aire-, hasta que no se lee la palabra bolsa.
ResponderEliminarBajo una mirada reflexiva y soñadora has engrandecido esa situación.
Besos
Muchas gracias, Enrique por tus amables palabras. Me encanta que califiques mi mirada de creadora como "reflexiva y soñadora", porque me siento identificada con ambos aspectos, que pueden parecer contradictorios.
EliminarUn fuerte abrazo.
¿Quién puede fijarse, pararse, jugar, escribir y bailar con una insignificante, inútil y despreciable bolsa de plástico, seguramente agujereada y vieja, incapaz de contener el aire y acompañar los sueños? Eso lo hace María José Viz Blanco.
ResponderEliminarCaray!, Luis, me encanta el maravilloso comentario que me dejas (¡cómo no!). Un placer que te haya gustado mi manera de relatar una escena, de lo más anodina para muchos, pero muy atractiva para personas "raras" como yo, jajaja.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Imposible no acordarse de American Beauty. Bonito y sencillo relato.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Raquel, por tu amable comentario.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.