La última carga (Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: Guerra)

Relegados de sus ancestrales tierras, el anciano piel roja, sentado, observaba a su diezmado pueblo: niños taciturnos, mujeres desubicadas aguardando el regreso de los hombres con la caza.

"Una paz imperiosa", rumiaba con resignación, cuando su rostro palideció ante aquella nube de polvo aproximándose al galope, espoleada por una corneta.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
Peste | Guerra | Hambre | Muerte

24 comentarios :

  1. Antonio, sigues con la serie de relatos sobre los Cuatro Jinetes de la Apocalipsis. En esta ocasión la guerra.
    Cuanto nos han engañado las películas de "vaqueros" que hemos visto durante nuestra vida. Siempre nos los han mostrado como los malos. Pero la realidad es que fueron las víctimas, fueron aniquilados, como les ha ocurrido a otros muchos pueblos, que lo fueron en nombre del progreso y la conquista.
    Esa carga del 7º de caballería que nos cuentas es eso muy de película.
    Lo has contado de forma magistral, como siempre. Tu frase "una paz imperiosa" dice tanto por todo lo que hay detrás de ella. Tu primer párrafo es muy descriptivo y nos muestras fielmente como vivían.
    Me ha gustado mucho, Antonio.
    Un abrazo enorme.

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  2. Desde ese día que narra tu relato, el mundo cambió inexorablemente. Los últimos guerreros libres fueron aniquilados por el imperial sistema de las armas y el dinero, germen de un sistema exponencial mayor que daría en este capitalismo salvaje que domina el mundo. El salvaje sistema que aniquiló a los salvajes. Y que sigue aniquilando pueblos indígenas en cualquiera de los continentes a la hora que sea. Su guerra continúa. El sistema no para. Se retroalimenta. Ha cambiado sus formas. Ningún ejército cerca a las tribus no contactadas. Antes van los bulldozers, los escuadrones de madereros que asolan los bosques primarios y, posteriormente, se instalan los macrocultivos o el ganado vacuno expansivo que degradan definitivamente el medio. Sangrante y preocupante. Porque el sistema se alimentará de sí mismo cuando haya devorado los recursos que quedan.
    si el mundo se para, te juro que me bajo. Me apeo en la estación salvaje de los pieles rojas y empiezo a hacer cincuentas con señales de humo. ¡Ay, la Arcadia!
    Antonio, qué te voy a decir de tus textos. O me llevan a la redención o al paroxismo. Nunca de nunca jamás tus palabras me son indiferentes.
    A la espera de la tercera entrega, un abrazo fuerte.

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  3. La imagen ha sido la carga de la columna del Séptimo en Little Big Horn, pero, ¡qué cosas!, el general Custer no tenía la cara de Errol Flynn, sino la de Jim Morrison. No ha pasado, sólo es una pesadilla -dijo su padre, pero sí pasó, sí pasa. Me ha gustado. Suerte con junio, chamán.

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  4. Antonio, este mes nos traes la guerra. Terribles imágenes las que nos describen, la pérdida de la batalla del pueblo indio frente al Séptimo de Caballería. Tus palabras siempre tan acertadas y que dicen mucho más de lo que escribes.
    Excelente micro. Eres muy grande, amigo.
    Besos apretados.

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  5. Esta guerra nos la han contado mil veces los descendientes de los vencedores en las películas del Oeste. Así lo creímos de niños. Los indios eran salvajes y traicioneros. Después aprendimos que no fue así. Tú nos cuentas el momento en que se va a llevar a cabo la aniquilación de los pieles rojas desde el punto de vista de uno de ellos, del anciano que está a punto de claudicar y firmar una paz que permita sobrevivir a los que todavía quedan. Poco sospecha que el Séptimo de Caballería -cuya aparición en el cine suscitaba los aplausos de los espectadores- llega dispuesto a consumar el genocidio. Me ha gustado mucho el punto de vista de la narración, que da todo el protagonismo al anciano piel roja, cuyo rostro, curiosamente, empalidece ante el enemigo.
    Grande, Antonio. Es difícil no conmoverse con este relato. Enhorabuena y mucha suerte en junio. Un fuerte abrazo.

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  6. Nos dejas un fotograma digno de ganar un Óscar.
    Cuando veía esas películas, siempre estaba del lado de los indios, me solidarizaba con ellos y no entendía por qué les echaban de sus tierras. Un pueblo del que tendríamos mucho que aprender.
    Maravilloso tu micro, Antonio, es un regalazo, muchas gracias.
    Enhorabuena, te mando un beso.
    Malu.

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  7. Has dibujado con estas cincuenta certeras palabras unas imágenes muy potentes. Y sobre todo, poniéndote en el lugar del sufrimiento de todo un pueblo a través del anciano piel roja, nos das una visión mucho más humana y ajustada del tema, en contraposición con el mensaje falso e interesado que nos hacían llegar siempre de los indios en las películas que veíamos de niños. Precioso y reparador micro, Antonio. Enhorabuena y abrazo.

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  8. En éste, como en todos tus grandes relatos, cada palabra, admirablemente escogida, pesa y juntas pintan una historia que va mucho más allá de las cincuenta palabras.
    Como bien te comenta Javier, en las películas de nuestra infancia sistemáticamente nos engañaron sobre quiénes eran los malos.
    En ese sentido las cosas no han cambiado mucho, aunque ahora más que el cine utilicen la prensa diaria.
    Enhorabuena, Antonio.
    Un abrazo.

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  9. Como los que me preceden en los comentarios echo mano de mis recuerdos de aquellas pelis de las anheladas tardes de sábado, sepultados tras los años, la vida y otros intereses. Aunque ya lo suponía, gracias a tu texto, he revisado , con la ¿ayuda? de Google, lo que sucedió y que , en demasiadas ocasiones -¿Por qué?- no es como creeemos que fue. Bueno, me da que me estoy liando. Me ha gustado. Enhorabuena y suerte. Un saludo, Antonio.

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  10. Y la vida se paró, salpicada por gotas de vergüenza, aplastada por la apisonadora de la locura de la ambición.
    Tal vez lo más humano que se ha pronunciado en este planeta en muchos años sea la frase "Sayonara, baby". Y no la dijo un humano.
    Me ha envuelto el polvo, he oído la corneta y me ha estremecido el silencio. Enhorabuena, Antonio.

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  11. Antonio, nos has acercado a una guerra desigual contra un pueblo expulsado de sus tierras por el dominio aplastante de la ambición colonialista.
    Un abrazo.

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  12. Me está encantando esta serie de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, Antonio, básicamente por las temáticas que tratas en ellas, que nos hacen reflexionar a todos, y lo fundamental para un escritor o escritora: transmitir esos contundentes contenidos con la maestría a la que nos tienes acostumbrados. Chapó, amigo!!!
    Besos

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  13. Un mensaje contundente, que tiene mucho de esclarecedor y de justicia, que pone las cosas en sus justos términos al tiempo que elimina estereotipos falsos, parte de una Historia versionada por unos ganadores que, para serlo, no dudaron en aplastar cualquier oposición, haciendo legítimo lo que no lo era.
    No solo es la elección del tema, sino cómo lo haces, con una fuerza contundente, pero nunca excesiva, en lo que parece una breve narración de hechos pero es mucho más, un texto que suscita sentimientos y remueve interiores. Unos adjetivos puestos con verdadera maestría: "diezmado", "taciturnos", "desubicadas" e "imperiosa".
    Una guerra desigual en otro relato de un enorme nivel, dentro de una serie que nadie debería perderse.
    Un abrazo, grande, Antonio

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  14. Me encanta Antonio, es cómo haber estado en el cine, al leerte. Pero, qué bien lo has contado. Es como un fotograma, tu relato.
    Cuando era pequeña iba al cine a ver películas de "indios y vaqueros" Aunque esos jinetes, los del apocalipsis no representen los mismo.
    Muy bueno, sí señor.
    Mucha suerte
    Besicos

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  15. Esto de no estar pendiente de la página conlleva estas cosas, a ver que digo ahora, pues nada, ya lo han dicho todo arriba los compañeros, solo destacar esos niños taciturnos que me han helado la sangre, esa imagen tiene que ser muy dura para cualquier padre.

    Un abrazo.

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  16. Antonio, con esa maestría a la que nos tienes acostumbrados nos has acercado a la realidad, esa que tapaban en las películas que veíamos y, al menos a mí, tanto me gustaban y me gustan, de un pueblo expulsado y masacrado vilmente por el séptimo de caballería. En pocos filmes se les ha hecho justicia, ahora así de pronto recuerdo “Dos cabalgan juntos” del maestro Ford. Pero tú si lo has hecho y en cincuenta palabras has escrito el guión para una película, aunque claro, en la película se perderían los matices de tus palabras y es que en escritores como tú, hay que darle la vuelta al refrán y decir que más vale una palabra de Antonio Bolant que mil imágenes.

    Otra obra de arte, genio.
    Un fuerte abrazo.
    Pablo.

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  17. ¡Qué mala pinta! Me recuerda la matanza que cometió Custer en el río Washita. ¡Pobres indios!
    Saludos, Antonio

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  18. Qué forma tan distinta de ver una realidad que nos presentaba el imperio yanqui y que nos marcó nuestra escala de valores en nuestra infancia. ¡Qué injustos!
    Muy bueno tu relato. Cómo siempre!
    Un fuerte abrazo, amigo.

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    1. Carmelo Carrascal6/6/17, 13:00

      Como te decía ayer, en otro lugar, Antonio, esas síntesis magistrales. El 2º párrafo es restallante, ¡uf!: resignación, palideció (cuando los "rostro pálidos" son ellos, los enemigos...), nube de polvo, corneta. ¡Genial!
      Un saludo y felicitaciones.

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  19. Me parece estar viendo una "peli", a lo Jhon Ford. Es lo que nos pasa cuando la cruda realidad se ha llevado a la ficción en infinidad de ocasiones, con todos los ingredientes que tú describes. Nos quedamos en la superficie del cine, y nos parece hasta natural, el aislamiento y exterminio que sufrieron.
    Cruda y poéticamente descrito, Antonio.
    Mucha suerte.

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  20. Felicidades, Antonio. Describes a la perfección cómo nuestro protagonista ha sido despojado de sus tierras, de su vida y de sus pertenencias. Abatido se lamenta de su nueva situación.
    Un relato excelente.
    Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  21. Cuánto cambian las cosas vistas desde otro punto de vista o con otra perspectiva. La historia de la humanidad está plagada de vergüenzas y sinsentidos, la mayor parte de ellos llevados a cabo por la raza caucásica, que de siempre ha campado a sus anchas allá donde ha llegado, imponiendo su raza como la dominante, para más inri, y, por poner un ejemplo de ahora, impidiendo que otros entren en "sus" territorios, aunque vengan empujados por las más "imperiosas" necesidades. Hay un dato que siempre me ha llamado la atención, y es que la ocupación árabe de España duró aproximadamente lo que llevan los europeos en América, lo que no nos permite imaginar un proceso similar de reconquista en el Nuevo Continente.
    Con cada relato tuyo renuevo mi asombro ante tus grandes virtudes, Antonio. Una de ellas es tu fantástica capacidad de síntesis para dar forma a tus ideas y los contextos donde tienen lugar. Otra de ellas es sin duda la de burlar la de componer historias de colosales dimensiones con tan pocas palabras. En esta las bellas imágenes están impregnadas de la tragedia que se masca, tan inminente como injusta.
    Enhorabuena una vez más.
    Un abrazo.

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    1. Se me ha colado ese "la de burlar", residuo de una frase anterior en la que quería decir lo mismo pero de distinta forma: ...la de burlar la tiranía que impone tan reducido formato...

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  22. Queridos compañeros, este mes no he tenido demasiado tiempo para comentar y el poco que he tenido, he preferido emplearlo en vuestros relatos. No obstante, ahí va un último esfuerzo. Mil gracias a todos por pasaros.
    Gracias Javier, Por leer con tanta atención mis relatos.
    Gracias Manuel, Por dejarte sacudir por mis escritos.
    Gracias Cristina, Por dejarme tus impresiones.
    Gracias Pilar, Por tus sentidas apreciaciones.
    Gracias Carmen, Por dejarte conmover por mi historia.
    Gracias malu, por el regalo de tus palabras.
    Gracias Juana, por tu maravillosa disección.
    Gracias George, Por universalizar mi historia.
    Gracias Jesús, Por transmitirme tus sensaciones.
    Gracias Patricia, Por escuchar el silencio cuando el polvo se posa.
    Gracias Asun, Por tu acertado resumen.
    Gracias María José, Por hacerme llegar tu encanto.
    Gracias Ángel, Por dejarte llevar más allá de lo escrito.
    Gracias Carmen, Por sentarte a ver la peli conmigo.
    Gracias Jose, Por todo lo que me lees y aguantas.
    Gracias Pablo, por la emoción que explota cuando escribes.
    Gracias Plácido, Por tu reminiscencia a Custer.
    Gracias Isidro, Por la alegría de leerte, como siempre.
    Gracias Carmelo, Por sacarme los colores.
    Gracias María jesús, Por excavar en la superficie.
    Gracias Enrique C., Por dejarme tu comentario.
    Gracias Enrique M., por arroparme con tus palabras.

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