Lo efímero
Verme genera suspiros. Llevo un traje negro con ribetes dorados. Dormí en bodega de roble, a una temperatura de sosiego. Retiran el corcho, acercan las copas de cristal. Suena el teléfono, alguien se sobresalta. Sólo escucho "¡nooo!". Y me transformo en miles de gotas moradas, perdidas sobre el blanco mantel.
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ResponderEliminarNo menos que un brindis se merece tu relato por el delicado bouquet que desprende ese giro que dota al desenlace de un inesperado final. ¡Chin, chin, Yolanda!
ResponderEliminarNada ni nadie está a salvo de lo imprevisto, por mucho que se prepare, por mucho que piense que ha llegado su momento. Una desdicha inesperada y todo se desbarata.
ResponderEliminarUn planteamiento original y con una estructura bien llevada.
Un saludo, Yolanda
Has captado la absurdez de la vida de forma sublime Jajaja Enhorabuena por tu relato, muy embriagador.
ResponderEliminarSaludos
¡Chin, chin, Yolanda! Ahora a frotar bien para sacar esas manchas. Después de tanta elaboración y acabar así...
ResponderEliminarOriginal, sin duda.
Malu.
¿Qué original y bien contado, Yolanda! Me encantan los relatos contados desde el punto de vista más inesperado, como lo has hecho tú, y tan bien elaborados.
ResponderEliminarUn gran micro.
Besos.
Pablo
Preparada para su actuación estelar, la protagonista ve frustrado su debut. El azar es caprichoso y puede cambiar una celebración con cava en una tragedia.
ResponderEliminarOriginal relato, Yolanda. Besos.
Lo efímero y sus segundos de disfrute, a veces volatilizados sin más...
ResponderEliminarMuy original!
Tantos años en barrica para acabar esturreado encima de la mesa. Un buen micro. Saludos, Yolanda
ResponderEliminarSi, todo puede llegar a depender de una llamada, de un momento en el que todo cambia; si eso ocurre con las personas, ¿no iba a ocurrir con una botella de vino? Eso sí, tiene que estar muy frustrado, porque eso no hay modo de enderezarlo. Y quizás las malas noticias que llegaron antes del "nooo" tampoco, muy posiblemente.
ResponderEliminarUn micro muy original. El pobre vino ha terminado derramado por un acontecimiento inesperado: la vida misma. Felicidades, Yolanda.
ResponderEliminarMe encanta, encierras un mensaje oculto de lo inesperado de la vida.