Morir de risa
La cosa no pinta bien. Por la noche, pesadillas. La leche del desayuno, cortada. El bus que se escapa y me duele una muela. Llamo a mi novia, no coge. El sudoku no sale. Diluvia y yo sin paraguas...
No sigo, no puedo: acabo de sufrir un ataque de risa.
No sigo, no puedo: acabo de sufrir un ataque de risa.
Qué fuerte, Carmelo. Pero oye, igual no es mala muerte. Muchos dicen que, si se pudiera elegir, querrían dormir y no despertar. Pero salir de este mundo partidos de risa tal vez sea la opción más inteligente.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo tu micro.
Patricia, qué agradable y tempranera, ¿no descansas los domingos?
EliminarNo estoy muy seguro, pero eso de la risa, el humor que estalla, es como lo otro, la puñetera muerte, que no se elige, viene, le sorprende a uno, se le impone... ¡y zas! En cambio hay quienes ni se ríen ni se mueren, son sosos de solemnidad y, para colmo, inmortales. ¡Pobrecicos! Jeje y un beso.
Carmelo, después de una mala racha, no hay mejor manera de morir que de risa.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos
Coincido contigo, Pilar. Pero aún iría más lejos, el humor no sólo como remedio, sino como estilo de vida. De tal modo que quienes gocen de buenas, muy buenas rachas,puedan también acogerse a él. Tomar el éxito, el reconocimiento, la buena suerte, incluso la buena salud... con humor. Y puesto que no hay otra que, cuando toque, estirar la pata, hacer por morirse partiéndose el lomo de la risa. ¡Jua, jua! Besazo.
EliminarEs que sin humor... sin buen humor, no rancio humor revanchista... del bueno, del que no se vende, del que fluye con ganas... no hay mucha salud. Por lo menos mental. Que un "colapso" de circunstancias que escapan a tu control o buen hacer... te lleve a un encogimiento de hombros y unas buenas risas...Eso es salud y supervivencia con estilo jejeje.
ResponderEliminarBrindo por esos momentos Kit kat a tu..."puñetera bola mental"... Son un lujo!... Son la leche!
Bravo!
Muy bueno lo que dices y que nos lo repitas, jeje. Me quedo con lo de "momentos Kit kat". Se nota (a la 1ª, ¿eh?, pesadito me estoy poniendo...) que te refieres al humor bueno, el buen humor. Y estoy contigo (las dos veces: ¡sin remedio!) en que fluye con ganas y de donde las buenas ocurrencias (descártese, pues, lo de mis dos paréntesis, please); como todo lo que en la vida merece la pena. Y, aunque no busco el juego de palabras fácil, el buen humor... te hace bueno.
EliminarUn abrazo! Un abrazo!
Jajajajajaaaa Muy bueno! Ni idea de qué ha pasado, pero sí, me he repetido como el ajo, ¡y te he contagiado!. Epidemia!!!... Corran!!
EliminarJeje Iba a borrar la repe, pero ya casi como que le restaría sentido a esta historia contagiosa jajajaja
¡Qué viva el humor...! El buen humor curativo.
Hay días en los que todo se tuerce, aunque en el caso de tu protagonista esa sucesión de pequeñas desdichas más parecen señales que conducen a un final anunciado. En contraste, después de torcer el gesto tantas veces ante una realidad que le supera, llena de pequeñas punzadas, ha muerto con una sonrisa, lo que constituye una pequeña ironía y también una victoria final, pues sabemos que más ríe el que ríe el último. Ya que hay que marcharse de este mundo, se quiera o no, al menos que sea sin dramatismos.
ResponderEliminarUn relato ingenioso y divertido.
Un saludo, Carmelo
¡Me parto, jajaja...!
ResponderEliminarUn micro delicioso con sus puntos y sus comas. Y,ese final con dos puntos.
Un cincuenta bien aprovechado. No es un chiste, es un relato para "Morir de risa" que bien sí así fuera.
Besicos, Carmelo
Queridos Ángel y Cabopá, os agradezco mucho vuestros generosos comentarios. No sé si porque lo habéis dicho tan bien o porque el tema barajado (no el humor, sino la Parca) pide no cargar demasiado las tintas en él, lo dejo aquí, sin ampliar la reflexión. Además me he acordado, de pronto, que el domingo es/era día de descanso. Y en fin.
EliminarUn par de abrazos cordiales. ¡No, no, dos para cada uno!
A pesar de las vicisitudes del protagonista, la chispa de tu relato hace de esta tarde un buen momento. Saludos, Carmelo.
ResponderEliminarTu micro, Carmelo, me recuerda lo que sucede cuando le comienzo a contar a mi mujer mis problemas.
ResponderEliminar–No me das pena –me dice siempre y se ríe.
Ahora la comprendo.
Saludos
Estimados Manuel y Plácido:
EliminarPor la presente, etcétera.
No, es para agradeceros vuestras palabras. Tan amables. Y las de Plácido especialmente graciosas. Voy a plantear a mi mujer que tome ideas de la tuya, ¡qué saaaaaaabia!!!
Saludos, Plácido y mujer.
...Y Manuel, por supuestísimo.
Un micro pesimista con el más optimista de los finales. La risa espanta todos los males.
ResponderEliminarMe ha parecido una historia muy simpática, Carmelo, y muy vital.
Un saludo.
Antonio, la capacidad de síntesis que brilla en tu 1º párrafo es la base de todo buen micro. Así se explica...
ResponderEliminarGracias por la expansión afectiva del 2º
Yo tb. te mando un saludo. Cordialmente.
Ante una concatenación de contratiempos, tenemos dos opciones: enfadarnos con el mundo o estallar en carcajadas por lo absurdo de la existencia. Sin duda, la segunda es la más saludable. Y, si hay que morir, mejor con una buena dosis de humor.
ResponderEliminarBuen micro, Carmelo. Un abrazo.
¡Carmen, campeona!
EliminarLo que los versos en el hombre abatido de tu micro (merecidamente) premiado, quizá sea el humor otro más de los secretos alados que transporta el viento.
Felicidades y un fuerte abrazo.
La risa espantando a la mala suerte. Creo que es la mejor cara para afrontar cualquier adversidad.
ResponderEliminarEnhorabuena, Carmelo.
Malu.
Hay días de esos, en los que piensas que lo próximo será que te caiga una maceta en la cabeza. A mí me da por coger un cabreo del veinte o por llorar pensando en una posible maldición, no me suelo reír... Pero me voy a plantear cambiar la actitud, a ver si así atraigo las buenas vibras... Ja, ja, ja... Muy muy gracioso. Un abrazo, Carmelo.
ResponderEliminarCarmelo, creo que el protagonista ha elegido la opción más sabia e inteligente: el humor.
ResponderEliminarQuizá, bajo esa nueva perspectiva, sus adversidades le resulten menos graves y aprenda a ver el lado maravilloso de las cosas.
Enhorabuena. Un abrazo.