Nacido para reinar
Adolecía de las más elementales maneras y cualidades para convivir, logrando siempre así oprimir a los demás. Era el rey absoluto de la mentira, el emperador adulador, el príncipe perverso, hasta el día en que quiso pasar por vasallo y olvidó quitarse la lustrada corona; pero tampoco sabía cómo hacerlo.
los hábitos de la costumbre marcan la vida, pero más aún, posiblemente, nuestra actitud ante los demás. Representamos un papel social y somos presa de él; incluso los más poderosos están sometidos a su tiranía. Una reflexión de peso la que nos propones, Antonio. Saludos.
ResponderEliminarGracias Manuel por tu comentario. Dedicado a los que se les ha dado el poder para gobernar, por supuesto no a cualquier precio y menos para su beneficio. Pero qué digo!. Antonio
EliminarHay gente que, a pesar de que su pedestal esté situado en el fondo de un pozo, vive subido a él, engreído, orgulloso. Me ha gustado tu micro. Saludos, Antonio
ResponderEliminarEstimado Plácido, lamentable hay muchos como esos en nuestras días; me alegra que te haya gustado el micro. Saludos, Antonio
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