Némesis
Se puso frente al espejo humeante. Incómodo, comenzó a injuriar al que estaba del otro lado. Llegó a sentir tanta cólera que fue por un martillo y, sin compasión, lo descargó contra su némesis. Sólo al ver los pedazos rotos en el suelo se sintió satisfecho y con paz interior.
Guárdate de aquel que te vigila, que calla y contempla tu desesperación, que se alimenta del reflejo de tu mirada extraviada, porque, amigo, si le das la espalda, estarás perdido.
ResponderEliminarComo bien nos hace ver tu relato, casi todas las cuentas pendientes de saldar son con uno mismo. Sin embargo, demoramos confrontarnos y andamos desplazando conflictos hacia los otros. Pero, tarde o temprano, hemos de aceptar que el campo de batalla es nuestro interior.
ResponderEliminarMucha fuerza, Andrés, en la imagen que nos transmiten tus cincuenta palabras de este mes. Saludos.
La diosa de la venganza es muy magnética, no hay nada que satisfaga tanto como ajustar una cuenta pendiente. Pero es un arma de doble filo. Como aquellos objetos mágicos, que traían consigo una maldición.
ResponderEliminarMe ha gustado la metáfora del espejo, la fuerza del martillo sobre el cristal. Muy buen relato Andrés.
Un saludo
Borges odiaba los espejos y la cópula. Lo bueno es que los dos son evitables. Además, siempre puedes coger un martillo para… romper los espejos.
ResponderEliminarUn buen micro, Andrés. Saludos
Tenía al diablo dentro. Tu tienes siempre la maestría de tus letras, que siempre dejan un eco en la mente.
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