Paradojas
Un individuo aguarda mi respuesta. Espera que le diga lo que quiero. Lo que quiero yo, que lo he tenido todo: fortuna, amores, poder... ¡Pero si era a mí a quien venían siempre a suplicar!, y ahora, al final —¡qué cosas!—, viene a preguntarme por mi última voluntad.
Toda vida, como toda moneda, tiene su reverso. En este juego de azar presuroso, tarde o temprano, siempre hay una contrapartida que nos hace entender que no todo es lo que parece. Un giro espectacular el de este micro que gira veloz como una ruleta y nos sorprende con su resultado final. Saludos, Rafa.
ResponderEliminarSí, la vida siempre está presta a dar la vuelta y cambiar las tornas. En este sentido las paradojas pierden su factor sorpresa.
EliminarGracias, Manuel por tus comentarios.
Un abrazo.
Rafa, es lo que ocurre a la hora de la muerte todos somos iguales, lo único que pueden cambiar son las circunstancias, y esa última voluntad puede ser la de un reo condenado a muerte, o la de alguien que fallece en su cama. Por desgracia algunos no tienen ni esa pregunta llegado el momento.
ResponderEliminarBuen relato, Rafa.
Un abrazo.
Gracias, Javier. Esa ruleta que es la vida puede situar a cualquiera en posiciones contrarias a las que habría podido pensar.
EliminarAbrazos.
"Olivariano": Dícese de un microrrelato que siendo genial o rayando con la genialidad, requiebra el alma o arranca una sonnrisa producida por las dosis de fino humor que en dicho relato se vierten.
ResponderEliminarEsta es una propuesta que voy a hacer a la RAE. Quizás me lo acepten. Si no lo hicieren será por desconocimiento hacia el gran Rafa.
Un fuerte abrazo.
Tú si que me requiebras el alma, bribón. Cuidado con el término, que como lo oiga mal Maduro, nos puede poner a racionamiento de adverbios, adjetivos y sinalefas.
EliminarAbrazote para mi ahijado.
Me voy a apuntar al adjetivo que se acaba de inventar Isidro, si él me deja, porque define tu estilo de forma muy acertada. Aunque en tu relato se aborde el drama más dramático, siempre hay un toque de socarronería de la buena, marca de la casa, que no hay quien supere. ¿Cuál podrá ser la última voluntad de quien lo ha tenido todo? Quizá la cosa más simple, como el trineo Rosebud de Ciudadano Kane. Una tía mía decía que en nacer y en morir somos todos iguales, yo siempre añadía que la diferencia está en lo que sucede entre medias de ambos sucesos.
ResponderEliminarOtra perla de calidad.
Un abrazo grande, Rafa
Muy buena reflexión, Ángel, la diferencia está en los momentos en que no somos iguales, los más largos mientras no se demuestre lo contrario.
EliminarGracias, championman.
Para alguien que lo ha tenido todo verse en las últimas, si lo hace consciente de su situación, debe ser terrible. Antes, mandabas, hacías y deshacías. Ahora, obedeces (si puedes y quieres) y a esperar que la muerte te sea leve y que tus allegados no se aprovechen miserablemente de la situación. La vida, que se dice. Suerte y un saludo, Rafa.
ResponderEliminarCuántos de estos estamos viendo últimamente visitando Soto del Real. Después de haber hecho de su capa sayos para él y los suyos, ahora esperan que alguien les preste una rebequita para pasar la tarde.
EliminarGracias, Jesús.
Un abrazo.
Yo me apunto al estilo "olivariano" que menciona, con tanta precisión, Isidro. El tener un estilo propio, ya sea el "príncipe de Gales" o cualquier otro, da empaque y distinción... En serio, me encanta, Rafa.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Me estáis abrumando con lo del estilo propio; como bien sabes, difrutamos de una gran nómina de excelentes escritores en castellano, que son los que han creado escuela y que inspiran permanentemente nuestras letras.
EliminarGracias, María José. Un besazo.
El problema de las últimas voluntades es que, en realidad, no puedes pedir lo que realmente quieres. Un buen micro. Saludos, Rafa
ResponderEliminarYo, en una situación así, pediría un Rioja cosecha del 2035, que presumo que será excelente.
EliminarGracias, Plácido.
Un abrazo.
A este potentado se le ha torcido la vida al final. Ya acabas de decir qué pedirías tú, Rafa, y te aplaudo la elección. Pero no sé qué podría pedir el personaje. ¿Una exclusiva que hinche más su ego? Cuántos como él desfilan en nuestro panorama actual. Lo mejor es cómo lo cuentas, la burla soterrada que arranca la sonrisa.
ResponderEliminarMuy buen micro. Un fuerte abrazo.
Parece que de cómo se ha visto a cómo se ve no debe ser fácil digerir el cambio.
EliminarGracias, Carmen.
Abrazos.
De paradojas está el mundo lleno y esta que tan bien nos cuentas, da mucho que pensar...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como hilas las palabras y lo bien que se entienden.
Besicos, vecino
Me honras con tus halagos, Carmen.
EliminarGracias y besicos.
Fantástico el micro, me ha encantado. Tanto que me recuerda a una de mis canciones favoritas: "Viva la vida" por Coldplay.
ResponderEliminar"Yo solía gobernar el mundo,
los mares se alzaban cuando yo lo ordenaba,
ahora, por las mañanas, barro solo,
barro las calles que solía poseer.
Yo solía tirar el dado,
ver el miedo en los ojos de mis enemigos,
escuchaba como la gente cantaba:
"Ahora el viejo rey ha muerto ¡larga vida al rey!
...y descubrí que mis castillos estaban construidos sobre pilares de sal y de arena..."
Por lo que veo en el micro, el protagonista ha perdido su "trono". Un día estás arriba del todo y a la mañana siguiente descubres que todo era una nube.
Felicidades, Rafa.
Un abrazo. Enrique
No conozco la canción y sí, ambos personajes han vivido una evolución similar.
EliminarCelebro que te haya gustado, Enrique.
Abrazos.
Genialidad, Rafa, lo que viniendo de ti no es una sorpresa. Un relato total, por lo que tiene de filosófico y ese giro final, tan "Olivariano", que siempre dejas tu firma dorada en cada escrito que haces.
ResponderEliminarNunca se lo he dicho a nadie, así que ya va siendo hora: hace unos dos años y medio, cuando Enrique Mochón me presentó esta comunidad, lo primero que hice fue leer los relatos finalistas anuales de 2014 y me quedé prendado de este:
DEPENDIENTES
—El de queso ¿qué vale? —preguntó el mendigo.
—2,35 —contestó la dependienta.
Decepcionado, recontó las monedas que llevaba en su mano.
—Solo tengo 1,75.
—Está bien —tomó el dinero y lo metió en caja. Puso en una bolsa el bocadillo de queso, otro de lomo y la vuelta, diez euros.
Me pareció lo mejor que había leído en mucho tiempo, de hecho lo sigo pensando, y fue este microrrelato el que me acabó de enganchar en esta y otras casas que compartimos.
Desde entonces, soy un ferviente admirador tuyo y allá donde haya un relato firmado por ti, me froto las manos y lo leo. Puede que algunas veces, por falta de tiempo u otras circunstancias, no encuentres mi comentario, pero mi mirada, te lo aseguro, se ha posado en cada uno de ellos.
Un abrazo, genio, y viva el "Olivarianismo".
Pablo
Pablo, me abrumas con tus palabras y me cargas de responsabilidad cada vez que vaya a escribir algo pensando que podrías llegar a leerlo. Glup! Es curioso que ese cincuenta ya me ha dado otras satisfacciones. Te cuento, hace unos meses nuestro JAMS publicó en caralibro que iba a dar una charla sobre microrrelatos donde se leerían obras de Cortázar, García Márquez, otro ilustres y algunos aficionados entre los que me citaba. Le hice la broma de que dejara bien claro de quién era cada relato no me fueran a confundir con alguno de los monstruos. Por privado, y por curiosidad, le pregunté cuál de mis relatos había elegido, pensando que sería alguno de los presentados a ENTC, pues bien, me dijo que era este de Dependientes porque lo ponía de ejemplo de descripción de personajes mediante el diálogo. Ahora tú me dices que aún lo recuerdas y qué puedo decir, pues que no hay mayor satisfacción que saber que algo que has escrito es del agrado de alguien. Y si es de un sibarita de las letras, como tú, pues ya no cabe más gozo.
EliminarAbrazo fuerte, Pablo.
Qué más puedo decirte, a estas alturas del mes, que no hayas leído ya. Que me parece genial cómo presentas ese personaje, en primera persona. Me encanta tu estilo, tan directo. Y el título le va que ni pintado.
ResponderEliminarUn beso, maestro.
Gracias, Asun. El capítulo de los títulos siempre es un quebradero de cabeza y casi nunca estás seguro de haber acertado. Que alguna vez alguien lo destaque llena de satisfacción.
EliminarUn beso.
La vida en sí misma es una paradoja, pues acaba con la muerte que es su negación. Pero en el título de tu microcuento la palabra está en plural, así que no sólo apunta a esa paradoja trascendente, además, a lo largo del tiempo que nos sea dado vivir -el cual, por otra parte, tenemos el poder de acortar de muchas formas, la más drástica sería suicidándose-, pueden sucedernos muchas otras paradojas.
ResponderEliminarLa principal que se desprende de tu historia es la de esa ficción del poseer, una de cuyas acepciones es la de tener una relación carnal, de la cual se burlaba Proust, diciendo que en el sexo no se posee nada.
Pero tampoco se posee en todo lo demás: dinero, fama, fortuna, poder, recuerdos incluso..., pues la memoria se nos va decolorando y todo se diluye en el río del tiempo; y, finalmente, nos vamos de este mundo tan desnudos como vinimos a él. Quizá con la decepción absoluta del emperador Septimio Severo, quien, al parecer, ya en las postrimerías de su reinado, dijo: “Lo he sido todo, nada merece la pena”, palabras que recoge Pessoa en El libro del desasosiego.
Y pienso que, en esos instantes últimos, ya no tiene sentido pedir un último deseo, y no sé si podrá aliviarnos el tener la conciencia, hasta cierto punto, en paz, porque morir, muchas veces, es un trance realmente duro y humillante, pero aquí ya entraríamos en otros terrenos.
Así que, para acabar, sólo queda felicitarte por ese punto de ironía que tienes, con el que sabes tratar temas de una importancia máxima como el que nos incumbe.
Un abrazo, Rafa.
Enrique, extensas y profundas reflexiones las que nos dejas, imposibles de comprimir en un cincuenta. Encantado de que Paradojas te haya llevado a esas meditaciones filosóficas tan interesantes.
EliminarSiempre son un placer tus comentarios.
Abrazos.
Una paradoja muy real en un relato cargado de ironía y fino sentido del humor.
ResponderEliminarExcepcional, en mi humilde opinión.
Un abrazo, Rafa.
Gracias, Enrique, por tus comentarios y consideración.
EliminarAbrazos.
Pues sí, como ya han dicho tu ahijado y el mío, este micro es muy "Olivariano". Y digo yo, ¿seguro que estas cosas se te ocurren de buena mañana cuando estás practicando running? Mira que me hago runner, ¿eh?
ResponderEliminarFuera de bromas, me sumo a todo lo ya dicho por aquí arriba. Humor del fino, contando una historia potente, ¿qué más se puede pedir?
Beso grande.
Malu.
Hazte runner, Malu, aunque no se te ocurriera nada mientras corres hallarás otra fuente de disfrute.
EliminarGracias, abrazote.