Cabo de Hornos
Espoleados por el ron, el eco de aventuras pasadas y la tormenta que azotaba la costa, los marineros sin oficio subieron al navío varado en el desguace del pueblo. Al grito de "¡Por las barbas de Neptuno!", la veterana tripulación celebró cómo los barriles de pólvora estallaban bajo la presa.
Asier, cuando las aguas de la presa arrasen el pueblo, estos viejos marineros volverán a hacerse a la mar y recordaran las aventuras pasadas. Aunque no creo que el resto de la población lo celebre tanto.
ResponderEliminarBuen relato, Asier, me ha gustado.
Un abrazo.
Por Dios, ¡qué marineros más indisciplinados! No me extraña que sigan en tierra.
ResponderEliminarSaludos, Asier
Menudos marineros, como para hacerse a la mar en su compañía... Seguro que acabaríamos de merienda de escualos. Anda, y que se pierdan en el Triángulo de las Bermudas. Mándalos para allá, Asier. Micro muy divertido y piratero. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarAsier, los marineros en tierra añoran la mar. Si a eso le sumamos los efectos del ron, son capaces de cualquier temeridad. Por el título, Cabo de Hornos, interpreto que deciden volar la presa para poder vivir su última aventura y celebran su regreso al mar a bordo de su viejo navío.
ResponderEliminarAunque parece divertido, esconde en su interior sentimientos que desbordan el corazón de quienes su vida es el mar.
Muy buen relato.
Besos.
Eso se llama navegar por la tremenda. La cabra tira al monte y el marinero al mar.
ResponderEliminarExplosivo. Saludos, Asier.