Diseños rurales
Acercarse a la ventana, mirar de reojo por el visillo y escuchar. Esa era la rutina nocturna de mi abuela en el verano. Supongo que después de hacerle trajes a todo el pueblo sentada a la fresca, le gustaba saber si ella iba desnuda o también tenía vecinos diseñadores.
Recreas una parte de la vida de las mujeres de los pueblos, que ahora con la perspectiva del tiempo, uno entiende que poco más les quedaba que hacer o ver a lo largo del día si no era mirarse en los otros para criticar o disipar el tedio de una vida marcada por la rutina y el nulo papel social que representaban las mujeres en aquel tiempo. Enlazarlo al final con el maravilloso cuento del rey desnudo dota al relato de una magia especialmente sabrosa.
ResponderEliminarSaludos Cuarta Lobo
Donde las dan, las toman. La abuelilla ya había cumplido su cometido dentro de su horario; después venía el tiempo de escudriñarlo todo, escondida... , recopilando datos, además, para futuras confecciones. Me gusta, Cuarta. Un beso.
ResponderEliminarMe temo que la mala costumbre de meterse en las vidas ajenas sigue vigente en las poblaciones pequeñas. Y también se encuentran casos en las grandes ciudades. Aunque algunos programas televisivos satisfacen la curiosidad malsana y alivian del tedio, siempre hay quien necesita criticar al vecino.
ResponderEliminarUn abrazo, Cuarta.
Si que estaba entretenida la abuelilla. Yo creo que esas costumbres las alimentaba el aburrimiento. En cambio ahora las posibilidades de no meternos en lo que no nos importa son más altas porque tenemos otras vías de distracción. No te lo creerás, Cuarta, pero me han dicho que hay nietas que escriben. No sé a dónde iremos a parar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vamos, que tu abuela es lo que en mi pueblo se llama una chirguetera. Parece que hablar mal de todo el mundo tiene que ver con la autoestima.
ResponderEliminarUn buen relato. Saludos, Cuarta
Gracias a todos!!
ResponderEliminarjejeje no conocía la palabra "Chirgueta" pero me la apunto.