El hombre más rico del mundo
Siempre soñó con ganar la lotería. Con yates pretenciosos. Y mansiones obscenas. Y cuando más lo necesitaba, el caprichoso azar llamó a su puerta. Regalándole el amor de sus seres queridos. Abrazos sinceros. Y lágrimas de alegría. Sus marcadores tumorales al fin estaban a cero, y se sintió inmensamente rico.
Lo has descrito tan bien que tu relato me sugiere que, tal vez, has pasado por eso.
ResponderEliminarY tienes razón. Cuando todo pasa, te das cuenta de que la vida te ha abierto una puerta, la de la esperanza, y que con ella bien abierta se ve todo con otro color, el de la felicidad que dan las pequeñas cosas, las importantes de verdad, como un abrazo y el amor de los tuyos. Y ese color se queda para siempre, nada ni nadie lo puede borrar. ¡Fuera personas y cosas complicadas!
Yo nunca olvidaré el abrazo de mi doctora al decirme, hace tres años, que ya había ganado mi batalla. También me sentí la más rica del universo.
Un abrazo del color de los días de verano, Stbn.
Hola Patricia! yo no he pasado directamente por ello, pero sí gente muy querida de mi alrededor. Auténticos ejemplos a seguir por su entereza y valentía. Este relato es un homenaje a todos los que, como tú, habéis pasado por ello. Me alegro infinito de tu recuperación. Un abrazo gigante.
EliminarMe has emocionado con el relato. La salud y el amor de los nuestros son los mayores tesoros. Me ha encantado. Un abrazo
ResponderEliminarAsí es Carmen. No hay nada más importante que la salud para poder disfrutar de la infinidad de pequeñas cosas que nos regala la vida. Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo
EliminarLa salud es el bien más preciado. Con ella y tesón, se puede conseguir casi todo.
ResponderEliminarEl micro me ha hecho revivir un caso de un familiar muy cercano que durante ocho años luchó con mucha entereza y carácter. Durante este tiempo realizó proyectos que no los hubiera hecho en situaciones normales, tocando el corazón de muchos de nosotros, hasta su fallecimiento.
Esteban, has tratado el tema con mucha sutileza.
Un saludo.
Muchísimas gracias María Jesús. Un abrazo grande.
EliminarCreo que tu micro nos coloca ante la enseñanza más grave. La que nos desnuda de artificio y nos coloca al borde de la existencia. No hay nada que llevarse al otro lado. De este, aún queda una oportunidad. Lo que tan bien describes. El abrazo, el afecto, la emoción compartida por vivir. Ni más, ni menos. Solo lo absolutamente imprescindible.
ResponderEliminarSaludos, Esteban.
Así es Manuel, el afecto de quienes queremos no tiene precio. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo
EliminarNo valoramos la salud hasta que la perdemos. Y querer tener cosas se queda en querer hacer cosas, las que sean, pero estar ahí, estar. No por tener algo hemos de dejar de valorarlo. Muy bien contado Estaban.
ResponderEliminarUn abrazo. Y ánimos si todavía hacen falta.
Muchas gracia M. Carmen. Un abrazo muy grande
EliminarMaravilloso contraste entre los deseos de riqueza material versus la bendición de una buena salud y el amor de los seres queridos, al final del día, las cosas que de verdad importan. (lo sabremos quienes hemos perdido seres tan queridos en las fauces de enfermedades terminales que se los llevaron "antes de tiempo"). Te ha quedado genial. Un Abrazo Esteban.
ResponderEliminarAsí es Alejandro, al final todo se resume a eso, no hay nada como el afecto de nuestros familiares y amigos. Un abrazo
EliminarHasta de la noticia que nadie quiere escuchar, que todo lo trastoca, puede sacarse algo positivo. En el caso de tu protagonista, pasó de la banalidad de desear bienes materiales a recibir lo que de verdad importa, el cariño de los que te rodean, y a saber disfrutar de las pequeñas cosas. Todos hemos vivido algo así con algún allegado y, no hay que engañarse, se trata de una lucha de la que no siempre se sale airoso. En el caso de tu protagonista sí ha sido así. En todo caso, el valorar cada instante vivido, el dar a las cosas la importancia que tienen, es lo que de verdad importa, nos quede el tiempo que nos quede. Nunca deberíamos olvidarlo, como también que somos finitos, efímeros.
ResponderEliminarUn relato que roza el otro lado, pero, quizá precisamente por eso, también invita a vivir.
Un abrazo Esteban
Certera reflexión la tuya Ángel, como siempre. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo grande
EliminarUn relato que pone los pies en la tierra, midiendo lo que de verdad importa. La verdadera riqueza, está en la salud y junto aquellos que nos quieren.
ResponderEliminarMuy bueno, Esteban.
Muchas gracias Galilea. Un abrazo
EliminarHola, Esteban. El dinero se necesita para vivir, eso es obvio. Pero teniendo cubiertas necesidades de comida, vestido y cobijo, lo más importante es el cariño de los tuyos. De tu familia, amigos, la gente que se va incorporando en sucesivas etapas de la vida. Yo pienso que, al final, lo que va a quedar de cada uno de nosotros es el amor que hemos sabido transmitir. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias María José, me alegro de que te haya gustado. Buen verano.
EliminarAl protagonista de tu micro no le falta lo más importante, así que, aunque no tiene dinero, en verdad es el hombre más rico del mundo. Saludos Stbn
ResponderEliminarTotalmente Plácido. Un abrazo
EliminarEl ser humano es egoísta por naturaleza, siempre quiere bienes materiales, cuando lo más importante es otra cosa, como la salud. La familia y los amigos son otros de los bienes más preciados y no lo sabemos hasta que lo perdemos.
ResponderEliminarYo siempre pido riqueza como la que tú reivindicas en tu micro, Esteban, lo del dinero y los bienes materiales es algo secundario que no se disfruta si no se tiene lo importante.
Un beso grande y enhorabuena por este micro, aparentemente sencillo pero muy rico en todos los sentidos.
Malu.
Muchas gracias Malu, tú siempre tan acertada en el fondo y tan amable en las formas. Me alegro de que te haya gustado. Buen verano. Un beso
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