El tropiezo
En aquella escalera, tropecé. No besé el suelo sino sus labios.
Cosquillas de espuma y piel de guante elevaron mi delirio a ensueño.
Desperté en un colchón de hielo quebrado sobre una zapatilla desparejada de él y el frasco de mi perfume roto.
Me dejé resbalar. Nunca se llamará Mario.
Cosquillas de espuma y piel de guante elevaron mi delirio a ensueño.
Desperté en un colchón de hielo quebrado sobre una zapatilla desparejada de él y el frasco de mi perfume roto.
Me dejé resbalar. Nunca se llamará Mario.
MªJesús en este relato nos hablas de desamor, de un amor no correspondido tal vez por la incomprensión o por no ser lo esperado. Al leerte se ven los dos aspectos ese ese enamoramiento que plasmas con tu segundo párrafo. Pero inmediatamente en el tercero nos muestras el desamor. Y el final es muy bueno.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso, MªJesús.
Muy bueno y maravillosamente bien entretejida esa prosa poética, María Jesús. Una gozada leerte. Un besito, guapetona
ResponderEliminarEntiendo que lo comenzó como cuento encantado ha terminado en desencuentro desencantado. Un tropiezo buscado le hace tejer una historia a la altura de su interés interesado, pero la empresa cae en picado.
ResponderEliminarMario me tiene despistado. ¿quizás un guiño a la realidad de papel couché?
Me has enredado, Mª Jesús. Besos.
Haces bien, ni se te ocurra ponerle Mario, como el fontanero. Recuerda que, pese a todo, tú eres madre de dragones, así que llámale John Snow de todos los Inviernos y, cuando sea mayor, si quiere, que reclame el trono de los Siete Reinos.
ResponderEliminarBesos veraniegos, MJ.
genial comentario
Eliminarque reclame el Trono de Hierro, así sea!!
Me encanta la belleza de tu prosa, en la que me he recreado, con varias lecturas. El amor y el desamor son temáticas muy apropiadas para que surjan obras como la tuya, Mª Jesús. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Una buena historia que deja claro que los torrentes del amor nuevo no pueden pasar por las viejos cauces del desamor, es necesario dejar que el primero abra sus propios cauces.
ResponderEliminarDesatas una luz muy potente al principio para, con el transcurrir del relato, mostrar la oscuridad que esconde.
Gran micro, Mº jesús. Enhorabuena.
Un abrazo.
M. Jesús, de forma muy poética y enigmática nos narras la historia de un tropiezo en la vida de la protagonista, donde una cita amorosa no resulta como ella esperaba y que le deja consecuencias para toda la vida, como por ejemplo, un embarazo.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos.
En este encuentro inesperado, que demostró luego ser tropiezo, ella puso ilusión y entrega; él, solo goce rápido de los sentidos. El resultado son un cúmulo de esperanzas frustradas, un embarazo no deseado y un padre que no asume su paternidad, la de un bebé al que, de ser varón, nunca pondrá el nombre de aquel desaprensivo, que no se merece ningún homenaje ni siquiera un recuerdo.
ResponderEliminarUn hermoso lenguaje para una historia triste, aunque, quién sabe, quizá ese pequeño no llamado Mario le traerá muchas alegrías y quizá encuentre a un padre para él, pero eso sería para contarlo en otro relato. Éste te ha quedado muy bien.
Un abrazo, María Jesús
Gracias al comentario de Pilar he podido enterarme de la historia de tu micro –qué le vas a hacer cuando eres un tanto lento de entendederas. Después lo he leído varias veces y en cada una lo encuentro más genial y hasta he encontrado nuevos significados. Yo solo, Jaja.
ResponderEliminarGran relato, María Jesús. Enhorabuena.
Un abrazo.
Lo cierto es que yo también he necesitado de la descripción de Pilar para entender a fondo de que iba el relato. No te sientas solo Georges.
EliminarPero sí, es genial el relato. Se entera uno aquí de vidas enteras, decisiones, aciertos y desaciertos y pisadas que dejan huellas que duran eternidades, todo en tan solo 50 palabras.
¡Que genial todo!
El tropiezo de un amor equívoco que deslumbra al principio -es delirio y ensueño- para enfriarse muy pronto en esa cama de hielo. La consecuencia es un embarazo -el tropiezo del título también hace alusión a él-, pero el hijo será sólo de la protagonista. Nunca llevará el nombre del padre.
ResponderEliminarHas contado la historia con una bella prosa poética, María Jesús. Felicidades y un beso.
Hermoso, doloroso y real. Tal vez sea niña y se llame María. Tal vez... Me ha encantado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu prosa poetica. Pero,al mismo tiempo,me ha entristecido el tono melancolico. Un muy buen micro,en cualquier caso.
ResponderEliminarUn micro muy bien escrito. Todo, menos un tropiezo, a pesar del final inesperadamente triste. Saludos, María Jesús
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios y puntos de vista.
ResponderEliminarEfectivamente el feto nunca se llamará Mario, ni de ninguna otra forma, porque ella, se dejó resbalar del colchón, poniendo fin a la historia.
Besitos para todos/as
Entiendo que tu protagonista, quizá demasiado joven y cegada por el delirio del primer contacto, se ha entregado a la persona equivocada y sin las debidas precauciones, circunstancia que suele dejar condicionada para siempre la vida de muchas mujeres, pero que en este caso sus consecuencias llegan más lejos.
ResponderEliminarHermoso y triste, y con esa dosis de hermetismo a la que nos tienes acostumbrados que obliga a leer y analizar tus palabras una y otra vez.
Un abrazo, María Jesús.
Nos dejas una historia de amor y decepción contada con una gran belleza. Triste final, por lo que leo. Un abrazo, María Jesús.
ResponderEliminarUn gran relato plasmado con sensaciones que le dan todo el sentido a la historia.
ResponderEliminarGenial María!
Poesia pura, Mª Jesús, aunque es una historia un tanto triste encierra una gran belleza.
ResponderEliminarTe mando mi enhorabuena y un beso.
Malu.
Gracias amigos, sois muy amables
ResponderEliminarUn beso grande