La memoria ahogada
El río se lo ha tragado todo. Paradojas de la vida o de cómo escribir sobre papel mojado. Hojas teñidas de azul que ahora se ahogan en el agua. Mi biografía. Escrita con la lucidez del superviviente que teme esa lacra oscura que amenaza con borrar, para siempre, mi existencia.
Macarena,al leer tu relato, aunque puedo estar equivocado,interpreto que tu protagonista tiene miedo a perder la memoria, y se da cuenta de ello. Para mí, me da la sensación como si estuviese con los primeros síntomas del Alzheimer y supiera lo que le va a ocurrir con el paso del tiempo, el olvido absoluto de toda su vida,. de su biografía. Me gusta la frase de "las hojas teñidas de azul", como emborronadas, como cuando uno quiere recordar algo, lo tiene ahí, pero no puede.
ResponderEliminarEl título me parece genial, esa sensación de ir perdiendo poco a poco el aire de la memoria.
Me ha gustado, Macarena.
Besos.
No te equivocas, Javier, de eso trata. De las dificultades de mantener vivos los recuerdos de una vida. Un diario escrito podría aliviar esa carencia cuando empieza a fallar la memoria, pero ¿qué pasa si lo pierdes? ¿Donde van a parar esas letras que supones irían en tu auxilio cuando las necesites? Papel mojado...
EliminarGracias por tu comentario, Javier, un saludo.
Creo que tu relato refleja muy bien esa angustia interior que nos lleva a dejar testimonio y huella de nuestro paso por la vida, ante el temor a que el río del olvido nos lleve y nada quede de nuestra existencia efímera. Escribir es una de los más hermosos consuelos para esa temor. Una balsa de palabras para salvar nuestra memoria.
ResponderEliminarSaludos, Macarena.
Las palabras como balsa... muy acertado tu comentario, Manuel, gracias por tus comentarios. Un saludo.
EliminarPerdón por la redundancia.... (uups)
EliminarEntre tu micro relato y los siempre atinados comentarios de Javier y Manuel me hago una versión particular del significado de este misterio.
ResponderEliminarImagino un hombre que ya murió y que el manuscrito de su biografía (escrita en tinta azul - concuerdo con Javier que "las hojas teñidas de azul" tienen su particular fuerza lírica) ha caido en un río u otro vertiente de agua y se perderán para siempre, borrando así la única oportunidad que ese hombre tenía de dejar huella para siempre (asumiendo que nuestra huella -la de los seres humanos promedio- se borra luego de unas pocas generaciones que nos preceden -¿pues que tataranieto tiene una imagen clara de quién fue su tatarabuelo?-).
Como sea, es encantador encontrar estos relatos que dejan y permiten al lector completar la historia en su mente, a su gusto y antojo.
Un abrazo Macarena.
Coincido contigo en que, además de los geniales micros que se publican, los comentarios de los participantes son una maravillosa forma de dar mucha vida a solo 50 palabras. Me alegra encontrar que, en lo reducido de estos textos, alguien le encuentra el sentido con el que fue escrito.
EliminarGracias por tu comentario, Alejandro. Un saludo.
Una etapa muy dura, cuando todo empieza a fallar, incluída la memoria. Tienden a sobrevivir los recuerdos antiguos y al final imagino que esos también desaparecen. Una vida vacía, sin contenido, para una mente afectada por tan terrible problema. Como si no hubieran vivido. Precioso, Macarena. Un beso.
ResponderEliminarCierto, debe ser duro que se borren los recuerdos, toda una vida...
EliminarGracias, María José, un abrazo.
No sé quién dijo que lo único importante de nuestra vida es lo que recordamos, aunque, claro, supongo que el autor de esa frase no llevaría un diario. El protagonista de tu micro, Macarena, no parece llevar bien haber perdido el suyo. Saludos
ResponderEliminarNo, parece que no. Tanto escribir para el futuro y después... En fin, no somos nadie! Jajaja!
EliminarUn saludo, Plácido
Qué tristeza es la sensación de esa memoria que se pierde, ahogada en el río de la lacra oscura del olvido...Triste y muy poético, Macarena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Verdad que sí... ? Un saludo, Asun.
EliminarAunque tu relato tiene, a mi entender, dos lecturas, yo prefiero la directa, no metafórica, esa de una persona a la que el agua borra el testimonio de su existencia, esa fe de vida escrita día a día por su mano. Me encanta el concepto de memoria ahogada.
ResponderEliminarEnhorabuena por tan hermosa y triste historia.
Saludos.
Escoge la que prefieras, para eso eres el lector.
EliminarAmbas son buenas, te lo dice la escritora.
Gracias por tu comentario, Enrique. Un saludo.