Lejos de ti
Renuncié al abismo de tu boca porque me faltaban las alas. No brillaba en tus ojos la luz que busqué. Tuve que alejarme, mudar la piel y los espejos.
Aun así, llueve a mares entre estas paredes que habito y los peces bucean insomnes en el fondo de mi tristeza.
Aun así, llueve a mares entre estas paredes que habito y los peces bucean insomnes en el fondo de mi tristeza.
Carmen, poesía pura, belleza absoluta. Nos has contado una historia de amor o mejor dicho de desamor, esas alas que le faltaban, esa luz que ella no encontró. Esa frase preciosa y sublime de "Tuve que alejarme, mudar la piel y los espejos".
ResponderEliminarY la frase final es única y a mí me hace ver la desolación absoluta, la tristeza a flor de piel.
Carmen un relato excelente, escrito de forma maravillosa y con una poesía, como he dicho al principio, cautivadora y que hace enamorarse de tus letras.
Tu protagonista se fue lejos, a nosotros, o por lo menos a mí, me va a ser muy difícil marcharme "lejos de ti" y tus preciosas letras.
Felicidades y enhorabuena, un relato destinado a lo más alto.
Besos y muchos, Carmen.
Si en "Estrellas fugaces" hablé de la magia del primer amor, ahora he querido pasear por el polo opuesto, la tristeza y la soledad del desamor. No he encontrado otro modo de escribirlo que no fuera utilizando la expresión poética -acertada o no- para plasmar estos sentimientos. Me alegra que te haya gustado, Javier. Y no voy a estar lejos. Siempre cerca, en esta página y en la vida real.
EliminarMil gracias por tu comentario. Muchos besos.
Suscribo lo que ha comentado Javier. Qué derroche de belleza escrita en cada frase. El desamor se pasea por una alfombra rutilante de palabras exquisitas y las palabras, crean un mundo abisal, sordo a los sentidos, anclado en el confín del mundo sensitivo, donde supongo se refugian los corazones desalentados por la desilusión.
ResponderEliminarNos tienes acostumbrados al destello especial que transmiten tus micros, pero este, brilla con luz propia, como una estrella en la soledad de su desierto acuático a la luz poderosa de esa imagen de paredes de lluvia que es cárcel de soledad y abandono.
Muy grande, Carmen. Besos.
Ese desierto acuático en el que se encuentra mi protagonista es la condensación del llanto, la soledad y el desamor. Hay mucha belleza en tu comentario, Manuel. Y te agradezco tan hermosas palabras, que no sé si merezco.
EliminarGracias de nuevo y besos.
Como te dice Javier y suscribe Manuel lo que has escrito es poesía pura. Un relato lleno de sentimiento con las palabras precisas y muy bien escogidas. Una delicia de relato.
ResponderEliminarEnhorabuena, Carmen.
Pablo
Reconozco que hay expresión poética -ya lo he comentado con anterioridad-, aunque sois vosotros quienes juzgáis su pertinencia en el relato.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Pablo. Muchas gracias y besos.
Carmen, me tienes ganada. Tus palabras son belleza pura. No te puedo decir más... Bueno sí: SUBLIME. Besitos.
ResponderEliminarPues muchísimas gracias, María José. Si algo obtenemos de esta manía nuestra de escribir, es disfrutar perpetrando letras y que alguien te lea con agrado.
EliminarBesos.
Abre la ventana, Carmen, y que circulen los peces, que estamos en verano y son dos días. Muy bonito, ¿qué hay más poético que la tristeza? Pero... arriba y ¡al abordaje!
ResponderEliminarUn beso.
Buena idea, Patricia. Voy a aprovechar la subida de las temperaturas para airear la casa, remozar las paredes y tender los sentimientos al sol. En agosto, como nueva.
ResponderEliminarMuchas gracias y un beso.
Alguien no encuentra la libertad anhelada en la persona con la que tiempo atrás pensó que iba a volar para siempre. El tiempo, ese juez implacable que quita o da razones, siempre pone las cosas en su sitio. El brillo se ha perdido con el transcurso de los días y la prueba de la convivencia. Ha sido un intento fallido, del que es mejor alejarse, pero el dolor, obstinado, no se va a marchar tan deprisa por mucho que queramos. Habrá que esperar que, de nuevo, el tiempo cauterice las heridas, aunque hay algunas que nunca acaban de cerrarse del todo. Un simple recuerdo, el encuentro fortuito con esa persona, vuelve a desatar punzadas y congojas mal cerradas.
ResponderEliminarLa crónica de un desamor, una incursión en la psicología y los sentimientos, narrada desde las mismas entrañas dolientes del que la padece como un trauma, pero con belleza y buen gusto.
Gracias por hacernos disfrutar con perlas como esta.
Un abrazo fuerte, Carmen
Ángel, si seguimos la teoría del iceberg de Hemingway, yo he escrito en cincuenta palabras la cima -la historia de un desamor y el dolor que conlleva-, pero tú no has encontrado un iceberg bajo el agua, sino la Antártida. Has montado un relato con todos los pormenores acogiéndote a unas cuantas metáforas. Me ha gustado mucho el análisis psicológico y la evolución de los sentimientos. Tu comentario no tiene desperdicio.
EliminarSolo me resta darte las gracias y enviarte un abrazo enorme.
Creo que de todos los sentimientos que podemos experimentar, el desamor de la persona amada es el más fuerte, quizás más que el de la muerte, porque en la muerte el ser desparece para todos pero en el desamor sólo lo hace para nosotros mientras sigue vivo y compartiendo su vida con otros. Tú transmites maravillosamente ese sentimiento con la belleza y la fuerza de tu poesía. Me encantan las figuras que has sabido encontrar para hacerlo.
ResponderEliminarEnhorabuena, Carmen, es un placer leerte.
Un abrazo.
El sentimiento del desamor es, ciertamente, tan doloroso como el de la muerte de alguien querido. Encierra mucho dolor y requiere un tiempo de duelo. Mi protagonista se ha alejado todo cuanto le ha sido posible, ha transformado su vida, pero aún no le ha llegado la hora de la serenidad, de la paz interior. He querido que se quedara a solas para expresar su tristeza.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus generosas palabras, Georges. Un fuerte abrazo.
Un escrito lleno de belleza...
ResponderEliminarReconocer que en los ojos del otro, no estás como quisieras y tener el valor de alejarte, aún doliéndote en lo más profundo...
Y queda la tristeza, el duelo inevitable antes de recomponerte del todo.
Pero como te leo por arriba, luego hay que airear y recobrar el mando.
Y llega el día en que deja de llover. Ese día llega...
Besos, Carmen
El dolor de alejarse, de renunciar a quien se ama, es una herida profunda. Por eso la tristeza invade el alma y tardará mucho tiempo en disiparse. Has comprendido muy bien lo que deseaba expresar, Galilea. Esperemos que deje de llover.
EliminarMuchas gracias por tus palabras y un beso.
¡Qué belleza! Un relato de desamor envuelto en un abrigo de prosa poética. Las metáforas y el lirismo que usas son exquisitos. Qué placer leerte. He sentido esa tempestad que se vuelve mares y he vislumbrado esos tristes peces buceando en el fondo de tu tristeza. Tu relato y tu poesía calan profundo el alma poética. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarAlejandro, me alegro de que el relato lo hayas podido disfrutar -es el mejor premio que se puede recibir- y de que por un momento hayas sentido la tempestad y los peces de la tristeza.
EliminarMuy agradecida por tus generosas palabras. Un abrazo.
Carmen, alejarse de la persona que amamos al sabernos no correspondidos en la misma medida, intentar borrar todo lo que nos recuerde a él, incluso a costa de dejar de ser nosotros mismos. Todo esto es tan doloroso que todo en nosotros grita de dolor. Necesitamos un tiempo de duelo, hasta que nuestra lágrimas cesen y el alma pueda volver a respirar sin ahogarse.
ResponderEliminarMenudo relato, amiga. Son tan bellas tus palabras que traspasan la piel y retuercen el corazón. Todas y cada una de ellas, sublimes.
Enhorabuena. Deseo que sepan valorar su dificultad y su belleza. Merece llegar a lo más alto.
Besos muy apretados, amiga.
Has interpretado perfectamente los sentimientos que invaden al protagonista de mi relato, Pilar. Renunciar a la persona amada es renunciar a una parte esencial de nosotros mismos y no es fácil salir indemne. Requiere tiempo.
EliminarPor otra parte, te agradezco tus generosas palabras y me alegro de que el micro te haya gustado.
Besos sonoros, amiga.
Una historia de desamor, contada con mucho amor y belleza.
ResponderEliminarFelicidades, Carmen, eres una excelente poeta.
Besito virtual
Gracias, María Jesús. Ya sé que, aunque hay una historia en el micro, predomina el lenguaje poético. No he sabido hablar de estos sentimientos de otro modo.
EliminarMuchas gracias y un beso.
Sublime.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Ricardo. Un abrazo.
EliminarReconstruirse después de alejarse de lo amado, aún más voluntariamente. Mejor sentir dolor que sufrir daño. Lejos de él, pero sin su desierto de alas. Lejos, pero con las plumas que vomita la ausencia.
ResponderEliminar¡Qué belleza de relato, Carmen! ¡Qué fuerza transmiten!
A tus pies, compañera.
Un fuerte abrazo.
"Mejor sentir dolor que sufrir daño." Qué bien has sintetizado la causa de la renuncia, Antonio. Mejor la ausencia y la tristeza, aunque duelan. Ya cauterizará la herida.
EliminarEs un honor recibir tus elogios y te estoy profundamente agradecida, compañero.
Un abrazo enorme.
Tu microcuento tiene dos partes, en la primera el desdichado amante explica la fatalidad de su amor, las insalvables montañas y las inextricables selvas que impidieron que se convirtiese en felicidad, la primera frase: “Renuncié al abismo de tu boca porque me faltaban las alas”, expresa una realidad muy frecuente en el amor: el de que una de las partes, o las dos, por multitud de razones –en este caso parece ser por cierto complejo de inferioridad-, no puedan llevarlo a buen puerto. La segunda: “No brillaba en tus ojos la luz que busqué”, indica un desengaño acerca de la persona amada que ha sabido detectar, algo que es muy difícil en esos primeros tiempos de delirio amoroso en los que el ser amado es la persona más perfecta del mundo. La tercera frase es consecuencia de las dos anteriores, esos titubeos, esos miedos, esos desengaños, conducen al o a la amante a la renuncia, la cual es muy dura porque supone una metamorfosis negativa.
ResponderEliminarEn la segunda parte, y como suele sucedernos con las grandes desdichas, y perder un gran amor es una de ellas, se expresan las consecuencias de esa ruptura, la soledad y el llanto y esos peces de la congoja que no descansan, que no pueden descansar, pues la enfermedad amorosa necesita un largo tratamiento y su cura nunca nos devuelve al estado anterior de paz o de felicidad, la herida puede cicatrizar, pero la cicatriz no hay cirujano plástico que la haga desaparecer.
Todo eso y mucho más has sabido expresarlo con una prosa poética de alta calidad, y con unas metáforas brillantes que transmiten el milagro de la belleza aunque esté impregnada en una historia triste. Pero poesía y tristeza, poesía y melancolía, suelen hacer buenas migas.
Sublime. Un abrazo, Carmen.
Brillante comentario, Enrique. Desmenuzas cada parte y cada frase del relato con precisión de cirujano. Me quedo con algunas de tus apreciaciones: La renuncia supone una metamorfosis negativa -mudar la piel y los espejos-; las consecuencias de la ruptura, la soledad, el llanto y esos peces de la congoja; no hay cirujano plástico que la haga desaparecer -la cicatriz-...
ResponderEliminarDe tu valoración solo sé decirte que no sé si soy merecedora de cuanto has escrito, pero que me llena de alegría haberme podido expresar con un lenguaje poético que ha sabido llegar a muchos de vosotros.
Mil gracias por tus alentadoras palabras y un abrazo enorme.
Una sensación familiar: no soportas a alguien, pero no puedes estar sin él. Una situación irresoluble.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Carmen. Saludos
Dolor en la renuncia y tristeza en el alejamiento.
EliminarGracias, Plácido. Un abrazo.
Maravillosa narración de cómo el desencanto y la desilusión acaban con una relación en la que se había puesto toda la ilusión.
ResponderEliminarSublime la última frase: "los peces bucean insomnes en el fondo de mi tristeza".
Un beso, Carmen.
Es una historia de desamor, de las que duelen.
EliminarGracias por destacar esa última frase, Asun.
Un beso.
Siempre hay un modo más bello de describir las emociones que el que viene en el diccionario o el que usaríamos la mayoría de los mortales para hacerlo, aunque para lograrlo hace falta poseer una virtud reservada para unos pocos: los poetas.
ResponderEliminarTu personaje parece sufrir un “ni contigo ni sin ti” que lo lleva a huir de un abismo para sumergirse en otro, si bien el segundo parece ser preferible al primero, a pesar de predominar en él la soledad, la tristeza y el llanto. La situación es tan dolorosa como bella, pero contada a tu modo resulta preciosa y conmovedora.
Un abrazo, poetisa Carmen.
La segunda situación, aun siendo dolorosa, es más estable y se puede ir superando con el paso del tiempo.
ResponderEliminarMuchas gracias por las palabras que me dedicas tan generosamente, Enrique. Un fuerte abrazo.
Y yo me quiero morir, empatizando tu protagonista.
ResponderEliminar¡Qué bonito, Carmen! Enmarco todas y cada una de las frases de este cincuenta. Lo de mudar la piel me mata y esos peces buceando insomnes en el fondo de la tristeza me re-matan.
Bellísimo, querida amiga. Directo a la final.
Beso grande.
Malu.
No, Malu. Tú acabas de encontrar el tesoro y has subido a la superficie. No te mueres. Estás salvada.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Encantada de que te guste. ¿No será que empatizas conmigo? A la protagonista no te la aconsejo de momento. Aún le queda lo suyo hasta que se recupere.
Un beso enorme, amiga.
Carmen, cada día escribes mejor. En este micro consigues que la tristeza se vista con sus mejores galas y resulte bellísima. De acuerdo con Malu, este relato directo a la final.¡Enhorabuena! Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana por tu generosidad. Sí es un canto a la tristeza, al desamor. Circulan muchos mensajes llenos de positividad y de fórmulas mágicas sobre la felicidad. La tristeza en estos tiempos tiene muy mala prensa, como si alguien pudiera elegir su estado de ánimo o tuviera que avergonzarse por ello. Pues bien, es una exploración en ese territorio tan desolador. No hay más en el micro.
ResponderEliminarBesos.
Quiero agradeceros a todos cuantos habéis dejado aquí vuestras palabras y opiniones. Este mes lo tengo más complicado para comentar a casi todos, como es mi costumbre, pero intentaré corresponderos como os merecéis.
ResponderEliminarAbrazos.