Mindfulness
Cierro la puerta. Cada vez soporto menos la tensión. Hoy no sucederá. Respiro consciente antes de comenzar la reunión. La ira acumulada cabe en un puño. Después, la calma. Reparo en la sangre de mi corbata y abro a la policía. Mientras me esposan dicen que soy el único superviviente.
Esas técnicas del Mindfulness, tan de moda, están destinadas a la relajación y el bienestar. Tu protagonista parece haber hallado un camino para relajarse propio y diferente, solo que a costa de terminar con la vida de sus compañeros de curso, que gracias a su mediación radical han alcanzado la calma permanente.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte y más saludarte, Jero
Un abrazo fuerte, de verano
Muchas gracias por tu comentario Angel. LA técnica es un medio que a veces nos aleja de lo fundamental un abrazo enirme
ResponderEliminarContundentes forma y contenido. Saludos, Jerónimo.
ResponderEliminarGracias Manuel quería jugar con el sosiego del principio para llegar a la sorpresa del final. In abrazo
EliminarJerónimo, contundente historia. Me gusta mucho esa "ira acumulada que cabe en un puño" y que yo interpreto como el arma que lleva y con la cual realiza la matanza tu protagonista. Y ese detalle de la corbata es genial.
ResponderEliminarMuy bueno, Jerónimo.
Un abrazo.
Muchas gracias Javier. Me gusta tu interpretación del arma en el puño. Yo iba por la técnica de relajación que consiste en concentrar la tensión apretando un músculo pero siempre hay nuevas perspectivas. Un fuerte abrazo
EliminarEsta técnica psicológica de origen oriental exige un alto poder de concentración en el ahora, dejando que fluyan los pensamientos sin juzgarlos. El protagonista se ha dejado llevar por ese fluir y ha actuado sin cortapisas. Al salir del trance, ha asesinado a sus compañeros. Pero a él le invade la calma.
ResponderEliminarMuy bueno, Jerónimo. Un abrazo.
Muchas gracias Carmen. En el fondo todas las técnicas necesitan sentido crítico y un poco de ética. Si no... puede pasar cualquier cosa. Un abrazo
Eliminar¡Jobá!, qué fuerte el final. Me ha atrapado tu relato... Es un final sorprendente, como debe tener todo buen relato.
ResponderEliminarBien! Me alegra mucho Iñaki.Conseguir la sorpresa con tan pocas palabras es una alegría. Un abrazo
EliminarSoy Jero Hernández. Disculpad mi torpeza porque veo que mis respuestas aparecen como Anónimo. Un abrazo para todos
ResponderEliminarMe parece una obra de arte tu relato, Jero. Has descrito en la primera parte la técnica usada por tu personaje para dejar que nos estalle la verdadera misión del relato con ese final impactante.
ResponderEliminar¡Genial!
Un abrazo.
Muchas gracias Pablo! Siempre entusiasta eres un estímulo para seguir escribiendo. Un fuerte abrazo
EliminarPor fin alguien que entiende de verdad el mindfulness jejeje
ResponderEliminarMuy buen relato Jero.
Saludos.
Gracias Raquel! Sin duda en lo que parece inofensivo se oculta a veces lo más violento. Siempre atentos para que no nos pase nada . Un abrazo
EliminarAsí, así, contundente. Hace tres años intenté explicar aquí los efectos del mindfulness, pero más a lo Heidi y no cuajó. Ahora entiendo por qué, Jero.
ResponderEliminarA sus pies.
Jejeje gracias Patricia. Quizá tu sensibilidad es más adecuada que la mía. Me alegra que te haya gustado. Una reverencia y enhorabuena por tu reciente éxito como poeta en El cultural. Apapachos
EliminarGracias, Jero. Me da mucho corte porque no lo esperaba y no lo he contado. Un beso.
EliminarMindfulness post homicida. Aquí y ahora, entre la sangre y la muerte. Excelente.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Ricardo. Conciso, breve y muy estimulante para mi. Abrazo
ResponderEliminarLo de la calma (después de la tempestad) me ha recordado a un asesino en serie que decía que sentía una gran “paz mental” después de asesinar a sus víctimas.
ResponderEliminarEl cerebro es algo curioso a veces.
Mucha suerte Jero ♣
Muchas gracias Esperanza! Desde luego estas cabecillas nuestras son un mundo. Un beso
EliminarMiedito me da este micro, por eso me gusta. Todo lo que me arranque un sentimiento, es que funciona (desde mi perspectiva, claro). Me impone, ja ja ja. Un abrazo, Jero.
ResponderEliminarMe alegra mucho que estas 50 palabras te hayan despertado un sentimiento. Esa es la magia que buscamos y conseguirlo para mi es el mejor éxito. Un beso Maria José.
EliminarMirar a veces con calma en el interior de nuestra mente puede dar como resultado más de una sorpresa, igual que el final de tu historia. Me ha gustado la potente imagen de la sangre en la corbata. Por mucho que se le haya desatado la mente, las formas no lo han hecho. Un saludo, Jerónimo.
ResponderEliminarGracias Cristina. Lo de la corbata ha tenido un éxito inesperado. Un detalle pequeño en medio del desastre.
EliminarUn gran abrazo
Creo que el protagonista de tu micro, Jerónimo, podrá ahora practicar el mindfulness sin distracciones. Mordaz. Saludos
ResponderEliminarGracias Plácido. Quizá piense un poco en los sentimientos de los demás
EliminarUn abrazo
Jerónimo, me parece que tu protagonista ha llevado las técnicas de relajación hasta sus últimas consecuencias.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Besos.
Gracias por tu comentario Pilar. Es verdad que tanta relajación le ha llevado a un sitio inesperado. Un gran abrazo
EliminarNo sé si el fin justifica los medios en este caso. Yo creo que no, jeje, pero no cabe duda que a tu protagonista le ha llegado la paz y la calma y hasta la transmite a la policía.
ResponderEliminarMuy buena esa filosofía, será cuestión de estudiarla.
Magníficamente contado el relato tanto por su estructura, como por las frases tan sugerentes y contundentes.
Un abrazo, Jero.
Muchas gracias Isidro! Me alegra que te haya gustado eres muy amable
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
No se que es el mini eso, pero me gusta tu relato, porque es el superviviente y porque está muy bien escrito
ResponderEliminarUn abrazo de los dos.
Muchas gracias a los dos! Un abrazo enorme
Eliminar