Abismo
Después de la cuarta aspirina disuelta en whisky sólo quedan los tambores, lo tengo comprobado. Y es aterradora la soledad, sí, pero prefiero ese redoble que me bambolea el cerebro como una pelota de trapo a las voces que susurran cosas. Cosas que no puedo... No querría... Al menos aún.
Belén, tu protagonista está frente al abismo. Mientras no haga caso a esas voces todo ira bien, pero tal vez ellas le den el último empujón.
ResponderEliminarHas descrito de forma genial las sensaciones que abordan a tu protagonista. Y nos las has trasmitido, esa aspirina disuelta, esos tambores, esa pelota de trapo, esas voces... Sin nombrar nada , los has dicho todo, depresión, esquizofrenia, suicidio...
Un relato contundente, muy bueno, Belén. Me ha gustado mucho.
Besos.
Nos dejas un sugerente texto donde nos muestras, con unas pinceladas, esas dudas o certezas que pueden, o no, librar a tu protagonista de ese abismo que parece ser su vida. Me llama la atención, asimismo, que ese deseo de aferrarse a la vida, por el momento, le haga ser capaz de discernir algo en esas circunstancias, aparentemente repetidas en el tiempo. Enhorabuena, Belén. Saludos y suerte.
ResponderEliminarMe parece una genialidad. Qué bien has descrito ese abismo.
ResponderEliminarMuy bueno, Belén.
Un beso.
Pablo
Maravilloso relato. Hoy con emoción. Un abrazo grande.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVaya Belén, las enfermedades mentales, son por un tiempo, enemigos silenciosos, atacan y minan la esencia anímica de la persona y tienen toda la capacidad de llevarla a la autodestrucción. Luego se hacen evidentes. Qué bien describes esas voces atocigantes y el método elegido por tu personaje para acallarlas. Creo leer entre líneas que esta persona libra sola esta batalla, lo cual es aún más triste. Quizás no. Un relato que transmite muchísimo más allá fe sus 50 palabras. Felicidades.
EliminarPerdón por el typo (fe sus 50), era (de sus 50).
EliminarQué bien plasmada la desesperación de tu protagonista. Es un micro muy fuerte. Fenomenal.
ResponderEliminarUn gran relato que ilustra bastante bien la huida del protagonista de sí mismo; la vía de escape parece ser la bebida. Lo malo es que cuando acaben los efectos del alcohol, allí estará otra vez esperando la misma persona: él mismo.
ResponderEliminarAl final, tarde o temprano, la batalla se dilucirá subiendo al ring y haciendo frente a la raíz de los problemas. A lo mejor, cuando suba, ve todo desde otra perspectiva y se da cuenta -como dice el dicho- de que no es tan fiero el león como lo pintan. Sólo necesitará, a lo mejor, ser más amable consigo mismo.
Excelente micro, Belén.
Un beso.
Belén, esos tambores, que el alcohol controla, intentan acallar las voces que resuenan en su interior y que teme le obliguen a hacer algo que no desea. La esquizofrenia es terrible para quién la sufre, todo parece tan real...
ResponderEliminarExcelente micro.
Besos apretados.
Que bueno, el suspense, el futuro de los tambores, ¿Qué pasará?
ResponderEliminarMejor no repetir la experiencia. pero si relatos como este. Genial.
SALUDOS DE LSO DOS
Un abismo lleno de voces que susurran cosas, en abstracto, y que el lector se imagine lo que quiera, qué buena eres.
ResponderEliminarEl protagonista ahogando las voces en alcohol, los tambores, la soledad, la sugerencia de autodestrucción... Muy bien retratado el sufrimiento del enfermo mental.
ResponderEliminarUn gran micro, Belén. Besos.
Enigmático relato, Belén. Utilizas unos elementos destructivos que impactan y nos hacen reflexionar. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Angustioso micro en el que nos trasmites muy bien el caos mental que sufre tu protagonista. Un beso y mucha suerte, Belén.
ResponderEliminarMadre mía, Belén, espero que nos libremos de notar esas sensaciones o de que nadie cercano lo haga. Beber para oir tambores en la cabeza, antes que escuchar las voces. Ni nos cuentes lo que le incitan a hacer, tan terrible... Y con un final inquietante: "Al menos aún".
ResponderEliminarBrrrrr... escalofríos.
Un beso
Buenísima historia magistralmente trazada. Me ha seducido, Belén, tu relato me lo guardo como muestra de cómo construir una historia perfectamente desarrollada en 50 palabras. Felicidades.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Es un clarísimo ejemplo de esquizofrenia en alta dosis. Son much@s los que han tomado esa decisión de lanzarse al abismo como solución a las insoportables "voces interiores". A partir de ahí, has hecho un magnífico relato de 50. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos, amiga.
¡Que grande eres amiga! Brutal y directo a las entrañas. Tuve una amiga que escuchaba voces y estas le ordenaban "cosas". Me la has devuelto por un instante. Fuerte beso.
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