Con la luz apagada
Aunque es muy vergonzosa, en lo referente al sexo es ella la que siempre sugiere nuevos juegos. Tampoco pone impedimentos a practicar posturas más allá del 69. Lo que no permite, en ningún caso, es que su marido —ciego— le toque la cara con sus manos... Mucho menos, lo demás.
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ResponderEliminarGabriel, este relato tiene algún secreto. Si su marido es ciego, no hace falta más oscuridad, aunque sospecho que es ella la que no lo quiere ni verlo a él. Y, ¿con quién practica todas esas posturas? si no permite que la toque. Hay gato encerrado o un amante escondido en el armario.
EliminarComo verás tu relato me ha hecho imaginar más allá de las 50 palabras. Es que tu frase final encierra mucho...
Me ha gustado mucho, Gabriel.
Un abrazo.
Gabriel: me gusta tu relato en el que las claves, bajo mi punto de vista, son el título, el que la protagonista sea vergonzosa y que, por esta causa, no se deje ver, de ahí que no deje que su marido la toque con sus ojos (manos).
ResponderEliminarLo has contado con tu habitual maestría.
Un abrazo.
Pablo.
Qué interesante micro. Hay tantas prácticas sexuales que uno no imagina siquiera. Entonces, no es descabellado pensar que pueda ésta pareja tener una vida sexual plena, a pesar de que el marido no puede/debe usar sus manos para tocarla. Las manos de un ciego son en gran medida sus ojos y la protagonista, tan pudorosa, no se siente cómoda con su desnudez, por ello evita que él la toque con sus manos y lleva el pudor a tal nivel, que ni siquiera ella quiere verse desnuda, por ello la luz apagada. Su entrega casi sin reservas a su esposo creo que queda esbozada en su atrevimiento a todo tipo de poses osadas (siempre que las manos de él no la "vean"). Aplausos por un micro que deja tanto que pensar e imaginar Gabriel.
ResponderEliminar(espero no haberme ido por la tangente en mi interpretación)
Qué magistral final para dejar al lector reflexionando, Gabriel. Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores: los ojos del ciego son sus manos y a ella le da mucho pudor tanto verse a sí misma desnuda -de ahí la luz apagada- como que la vea, -toque- su amante.
ResponderEliminarBuen micro, Gabriel.
Un abrazo.
Gabriel, tu protagonista es tan vergonzosa que le gusta llevar a cabo sus juegos sexuales con la luz apagada. No permite que su marido la toque con sus manos, porque al ser ciego, sería como si la luz estuviese encendida y eso le da pudor.
ResponderEliminarMuy buen micro con un misterio que resolver.
Besos.