La buena suerte de Fortunato García
Sonríe a la gente con la boca desdentada y les muestra su mano. Consigue media barra y una lata de atún. Con migajas de pan y gotas de aceite alimenta sus mascotas. Duerme sin sueños.
—Qué suerte la mía. Un puesto fijo en Mercadona y casi todos los días, bocadillo.
—Qué suerte la mía. Un puesto fijo en Mercadona y casi todos los días, bocadillo.
Pepe Sanchis siempre logras tambalearme unos segundos con tus micros. Que te voy a decir me parece un relato espléndido. No le pongo un pero.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Raquel. Tu comentario me anima a seguir publicando. Abrazos.
EliminarBuen relato, Pepe, lo has contado espléndidamente. A tu personaje me lo encuentro siempre que voy a Mercadona, haga frío o calor, realmente por desgracia tiene el puesto fijo, las circunstancias de la vida lo han llevado a ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Javier, efectivamente siempre encontramos a algún Fortunato. Quizá la realidad supere la ficción del relato. Un abrazo.
EliminarAdversas circunstancias las de Fortunato; sin embargo, las afronta con la mejor actitud que se le puede brindar a la vida: una sonrisa y nobleza en el corazón.
ResponderEliminarLos hay que con más recursos se sienten más insatisfechos y Fortunato (qué nombre tan bien escogido) se siente un privilegiado de la vida y mira siempre con ojos de optimismo, de "bastantidad".
Muy bueno, Pepe: ese es el espíritu.
Un abrazo.
Este hombre ha elegido el lado positivo de su situación, pero no sé si voluntariamente o a la fuerza ahorcan. Un abrazo.
EliminarCarece de todo, incluidos los sueños.
ResponderEliminarLa suerte de Fortunato es su positividad.
La suerte de Fortunato, está en la adaptación a su situación. No hay muchos motivos para sonreír... pero lo hace mientras puede hacerlo.
Muy bueno, Pepe.
Perder hasta los sueños debe ser el colmo de la inopia. Gracias y un saludo.
EliminarLa suerte, siempre relativa, sonríe también sin dientes a Fortunato y puede alimentar a sus mascotas.
ResponderEliminarEn todas las puertas de los super, hay algún Fortunato o Fortunata.
Como siempre, micros con muchas lecturas Pepe. Felicidades.
Muchas gracias Mª Luisa. A ver si nos vemos bajo los balcones.
EliminarAbrazos.
Vaya, podría uno compadecerse de este hombre, y sin embargo, en su contentamiento, quizás, sea más dichoso que muchos millonarios y que tantos clase media que apenas sobrevivimos entre ingresos y gastos desmedidos fomentados por la cultura del consumismo. Aplaudo tu micro con gran lección filosófica.
ResponderEliminarGracias Alejandro. Tocas un tema clave: unos tanto y otros tan poco. Un saludo.
EliminarCuántos sueños debieron fallarle a Fortunato para ser feliz con un día a día como el suyo...
ResponderEliminarGenial, Pepe.
Felicidades por el relato.
Muchas gracias Gabriel. Cada uno que imagine ese pasado y lo proyecte en un futuro tan incierto como desgraciado. Y lo peor es que los tenemos ahí, a nuestro lado. Un abrazo.
EliminarCon qué poco se puede ser feliz, aunque no creo que Fortunato lo sea. Demasiadas renuncias en tu relato. Tu micro, para mí, está lleno de un sarcasmo... doloroso que habla no solo de los pobres que han de conformarse con las migajas de la sociedad de consumo; si no que también habla de los que (cada vez más) trabajan (tienen la suerte de trabajas) y siguen siendo pobres y siguen teniendo que conformarse con esas migajas.
ResponderEliminaray
cuando me enrollo así es que... el micro tiene miga (nunca mejor dicho)
Felicidades por coser esas 50 palabras y crear una historia
Gracias por tu comentario, Luisa. Esta es por desgracia la realidad actual, que con trabajo no sea suficiente para una vida digna. Y todo propiciado por una sociedad consumista, que se tira piedras a su propio tejado. Un saludo.
EliminarQuien poco necesita lo tiene todo, que es, Pepe, lo que le ocurre a Fortunato (¡vaya nombre!).
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro. Saludos
Gracias Plácido por comentar. Me alegra que te guste. Un abrazo.
EliminarGenial, Pepe.
ResponderEliminarYa ves, intentando aprender de los maestros como tú. Un fuerte y veraniego abrazo.
EliminarTriste historia y, por desgracia, demasiado habitual, pero Fortunato parace llevarlo con una cierta alegría y agradecimiento. Como curiosidad, iba a enviar este mes un relato sobre el mismo asunto, aunque con un punto de vista algo irónico y puede que "incorrecto, políticamente hablando. Tras leer el tuyo, lo dejo para más adelante. Suerte y saludos, Pepe.
ResponderEliminarLamento la coincidencia en el tema, lo cual viene a confirmar que por desgracia es un caso demasiado habitual. Nos dejas esperando tu visión del asunto, con ironía e incorrección política seguro que vale la pena. Saludos.
Eliminar