Llegó vacía
Estaba en la baranda, soñando que las maletas vengan repletas del mismo amor adolescente. Ella llegó, traía equipaje con mirada vacía. Sentí que ese amor nunca fue nuestro, solo mío. Que fui como madera amando al fuego, sabiendo que me quemaba. No me miró. Quedé con las cenizas al viento.
Precioso relato de desamor, Edwin; me ha encantado lo bien que has situado la escena. Me atrevería a pensar en que él está esperándola en un aeropuerto; en la baranda donde se espera la llegada de los vuelos y el desembarco de sus pasajeros. Él espera añorándola y con actitud soñadora; ella llega hermética y despreocupada, corroborando que ese amor sólo fue una brizna de viento que sólo sopló en el corazón del joven.
ResponderEliminarLas miradas vacías y los equipajes sin amor concluyeron en una bella pero dura historia de desamor.
Felicidades por el micro.
Un abrazo.
Efectivamente,esperando un amor de hace años. Rompiéndose el corazón con ella que llega vacía. Gracias por tu comentario.
EliminarAmigo Edwin, me ha encantado tu microrrelato. ¡Cómo se nota que eres un gran poeta! Para mí es auténtica prosa poética y con un tema universal como es el amor (y el desamor). Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazos.
Gracias amiga, me gusta tu comentario, hay amores tan grandes que se llenan, como otros inmensos, que mueren vacíos. Abracitos.
EliminarLa infección del desamor acaba necrosando el alma hasta quedar tan esparcido por el tiempo como la nada que siempre fue.
ResponderEliminarMuy bien narrado ese viaje a ninguna parte en el que, en ocasiones, nos embarca el corazón.
Un abrazo, Edwin.
Que bonito comentario, gracias amigo. Efectivamente, los caminos del amor soñado, no siempre llegan repletos, muchos laceran pero ahí estamos, con sanando la herida con poema y recuerdo.
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