Ocho amigos
Hubo una vez ocho amigos que compartían ambiciones: deseaban triunfar. En la universidad eran inseparables. Luego, se fueron distanciando. Emprendieron carreras profesionales, iniciaron negocios, entraron en política, se enriquecieron.
Cayeron uno a uno: Bárcenas, Gürtel, Porto, Bankia, Brugal, Guateque, Púnica, Lezo.
Ahora vuelven a estar juntos en Soto del Real.
Cayeron uno a uno: Bárcenas, Gürtel, Porto, Bankia, Brugal, Guateque, Púnica, Lezo.
Ahora vuelven a estar juntos en Soto del Real.
Ya se sabe lo que pueden hacer las malas compañías... Pero ellos son fuertes, porque nadie prodrá dremostrar que no son inocentes, eh?
ResponderEliminarUn micro cargado de denuncia y crítica por la corrupción; esperemos que, poco a poco, se vaya puliendo esta insuficiencia y prime la honestidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Plácido.
Puro sarcasmo. El reencuentro de antiguos alumnos. Genial.
ResponderEliminarPlácido, menudo grupo de ocho amigos. Ahora que están juntos de nuevo en Soto del Real, lo mejor que podemos hacer es tirar las llaves al mar.
ResponderEliminarBuen relato denuncia.
Un abrazo, Plácido.
De entrada habría que decir aquello de ¡vaya panda! Por otra parte, curioso el recorrido de esas vidas que comenzaron unidas con un solo sueño claro en la mente de cada uno: trincar, digo triunfar.
ResponderEliminarHabría que escuchar sus conversaciones en esa época de universidad, cómo cada uno de ellos iba a llegar a lo más alto. Y lo curioso es que tales sueños llegaron a cumplirse, todo fue tan fácil que llegaron a creerse por encima del bien y del mal, y les ocurrió aquello de la película del boxeador encumbrado a base de trampas y amaños, o sea, que más dura fue la caída.
Ahora, en Soto del Real, deben de meditar sobre todo lo ocurrido, preguntarse perplejos cómo han pasado de un imponente despacho a una mesa donde juegan a las cartas con presos comunes, ni siquiera se les debe ocurrir, como a Roldán, estudiar algo para luego sentir la excitación de poder copiar en el examen.
En fin, una foto de un tiempo y de un país que parecía que iba a despegar de su atraso y sus vicios de siglos y de repente se empantanó en lo de siempre: enchufismo, caciquismo, nepotismo, clientelismo, capitalismo de amiguetes, corrupción, nacionalismos, etcétera, etcétera.
Y no era de extrañar que llegásemos a esto con la cuadrilla de ‘galácticos’ que han ido manejando nuestra barca, era la crónica de un trompazo anunciado.
Penoso, pero nos queda el humor, la ironía, como la que tú has utilizado en este microcuento, para aliviar un poco nuestra indignación.
Un abrazo, Plácido.
Estos ocho magníficos se merecían una crónica de sus sueños, su ascenso y su caída llena de sarcasmo. Reír es, a veces, lo poco que nos queda cuando nos sentimos impotentes.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Plácido! El humor siempre se agradece. Un abrazo.
Cuánto tendrán que contarse de su contribución a la mejora en infraestructuras de este país. Deben felicitarse disfrutando de Soto del Real, que según tengo entendido es el campo de golf-os con más hierros de España.
ResponderEliminarSarcástico y genial, Plácido.
Hola, Plácido. Esto se llama rizar el rizo en Cincuenta, je je... Me encanta este sentido del humor tan particular que tienes, da frutos como el micro que nos has regalado, con el que me he reído sin parar. De rabiosa actualidad. Genial.
ResponderEliminarBesitos.
Muy buen relato, Plácido, aunque quizás los amigos fueran más de ocho, claro que, como siempre, los más encumbrados se salvan de la trena, aunque más no sea que para poder dar ánimo a los caídos en desgracia.
ResponderEliminarSaludos.
Qué bonita la amistad y los reencuentros!!! O... hablabas de otra cosa? jeje
ResponderEliminarHay amigos y amigos, Plácido, jajaja. No me gustaría estar en es lista (bueno, eso sería imposible, dados mis escasos ingresos económicos...). Has tocado en la llaga. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Plácido, ya tenemos en Soto del Real a 8 de los 40 ladrones. Ahora falta que entre Alibabá.
ResponderEliminarMuy buen micro, escrito con esa sorna que te caracteriza, pero que dice verdades como templos.
Besos.
Dios los cría y ellos se juntan. Y además no les hace falta usar el Facebook, el juez se lo apaña ;-)
ResponderEliminar¡Saludos!
Carme.
Y el círculo se cerró... en torno a ellos. Buen desarrollo de un devenir insospechado que, curiosamente, se repite constamente. Me ha gustado la historia, Plácido.
ResponderEliminarSaludos.