Queridos Reyes Magos:
Disculpad que os escriba con tanta antelación. Este año he sido muy bueno, pero no pido nada para mí. Me gustaría que trajerais su juguete preferido a todos aquellos adultos —papás, mamás...— que de pequeños no lo recibieron a pesar de haber sido muy buenos. Se lo merecen. Muchas gracias.
Para que crean en la magia y vuelvan a ser niños.
ResponderEliminarMe gusta ese deseo.
Saludos.
Muchas gracias, María. Para seguir teniendo fe en la humanidad. Un saludo.
Eliminar¡Muy bonito propósito, Luis! Me uno a tu petición porque, sin duda, hay muchos adultos que merecen sus regalos no recibidos de niños.
ResponderEliminarQue tomen nota Sus Majestades, pues, hay muchas buenas personas que cada día, con su esfuerzo y de forma altruista y desinteresada, levantan el mundo y llevan alegría con su presencia a cualquier rincón que vayan.
Sería como cerrar un círculo que ha estado abierto durante muchos años y darles la alegría de volver a sentirse niños -aunque fuera durante un instante-.
Un micro muy bonito.
Un abrazo.
Muchas gracias, Enrique. No está de más rezar por los demás, aunque sea a los Reyes Magos. Me alegro que te guste mi micro. Un saludo.
EliminarQué tierno relato Luis. Deja una tibieza en el corazón. Este si que es un niño bueno, y que le concedan su deseo y encima le traigan a él todos los juguetes que anhela su corazón. Aplausos Luis.
ResponderEliminarMuchas gracias, Alejandro. Lo malo es que, a veces, deseamos el bien a los demás, pero no somos coherentes en nuestras acciones con respecto a nuestros deseos. Si todos nos comportáramos bien el mundo sería mejor. Se agradecen los aplausos. Un saludo.
EliminarMe ha gustado tu relato. La verdad es que muchos adultos deberían obtener todo lo bueno que merecían de niños... pero lo mejor que se puede recibir es el agradecimiento por las cosas bien hechas durante la vida. Yo siempre, por si acaso, escribo una carta a los Reyes Magos...quién sabe si un día me traerán lo que he pedido :)
ResponderEliminarMuchas gracias. Nunca deberíamos perder la buena costumbre de desear buenas cosas a los demás. No sé, quizá lo que deseemos a los demás sea lo que nos pase a nosotros. Un saludo.
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