Bajo la luz de la Alhambra
Anonadado, pero absolutamente complacido, recordé aquella noche junto a la puerta trasera del restaurante de la Morahima: tu pelo negro, el recorte redondeado de tu cara y tus ojos oscuros brillando bajo la luz de la Alhambra me embaucaron. No supe reaccionar ante tan sublime belleza. ¿Lo mejor? Oírte maullar.
Un bello rapto de embrujo granadino ante tan maravilloso y singular monumento. Grande y eterna Alhambra. Saludos, E.
ResponderEliminarDisimulas en tu texto, hábilmente, esa sorpresa final. Me gusta tu relato. Suerte y saludos, E.
ResponderEliminarBienvenido, Enrique, me alegra que te hayas asomado a esta casa y que este sea el primero de muchos relatos en cincuenta palabras.
ResponderEliminarBajo la luz de la Alhambra es normal quedarse anonadado.
Un beso.
Malu.
¿Un relato animalista porque el protagonista está enamorado de su gata..? ¡Qué gracia! ¡Y, por añadidura, en la Alhambra! ¡Sorprendente!
ResponderEliminar¿Lo mejor? la sorpresa. No me lo esperaba. Creo que te mete dentro del deseo y como una ola te va llevando, hasta el final. Que pena que no fuera de la misma especie. A mi me ha ado con las ganas.
ResponderEliminarPor eso me gusta y por eso creo que es un buen relato.
saludos
Enhorabuena.