Bajo presión
El personal del turno de mañana piensa que el trabajo de los dos vigilantes es llevadero. No conocen que alguien, una noche, elegirá a uno; que el otro, despechado, se quitará la vida y segará la del compañero; que la leyenda sobre el fantasma de una mujer irresistible es cierta.
A estos vigilantes más que la presión del trabajo, ha sido una mujer la causante de esa reacción en cadena. Sí ese fantasma no cambia de turno no sé si los de mañana pensarán lo mismo.
ResponderEliminarÁngel un relato con misterio y buenas letras.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo enorme.
Estos pobres empleados, aparte de las tensiones derivadas del trabajo, son víctimas del juego de una mujer espectral con muy malas intenciones. Cuando se corra la voz, a esa empresa le va a costar mucho trabajo contratar a otras personas, hay cosas que no se pagan con nada.
EliminarMil gracias por tu comentario, Javier.
Otro abrazo enorme para ti
La noche esconde, disfrazada, los misterios que a los ojos diurnos les pasan desapercibidos. Todo lo inenarrable ocurre en las sombras. Hace falta una mano diestra, un relatista avezado para escudriñar el lado oscuro y dejarnos una pincelada de las bajas pasiones que recorren los senderos turbios donde se cruzan instinto y fuerzas ocultas..
ResponderEliminarEl relato me parece seductor, disponiendo ante nosotros, los lectores, elementos concatenados para que nosotros ajustemos el desenlace de las piezas y podamos desarrollar el rol que cada uno juega. La enigmática mujer es la pieza inclasificable, la que hace que el conjunto invoque su poder de terrorífico misterio.
El micro con estas piezas llenas de posibilidades, se hace grande; tanto que daría para una historia de palabras mayores.
Magnífica muestra de género a mi entender, Ángel. Un fuerte abrazo.
Como tan bien has apuntado, algo natural como la noche es caldo de cultivo para que la imaginación febril de los hombres, sumada a sus miedos ancestrales, la convierta en escenario de misterios y terrores inexplicables bajo los baremos lógicos dentro de los que tratamos de clasificar y dominarlo todo. Los fantasmas, si es que existen, han de aliarse con las sombras para que creamos en ellos y tengan influencia sobre nosotros. Estos dos elementos tan presentes en muchas historias pueden actualizarse hasta quedar enmarcados en nuestros días. Todo ello he intentado aunarlo en estas cincuenta palabras. No sé si lo habré logrado, lo que si puedo decir es que si te ha gustado a ti, para este aprendiz eterno de juntaletras es mucho.
EliminarAgradezco mucho tus palabras, Manuel. Te mando un abrazo fuerte
Qué bonito e imaginativo tu relato. Y mira que no hacen falta fantasmas para que historias como estas ocurran a menudo. El crimen pasional (homicidios y suicidios por igual) ronda a los vivos como cosa cotidiana. Muy bien logrado relato Ángel.
ResponderEliminarEl desamor, el despecho, la envidia, son capaces de alterar al más pintado. Si a ello se unen las malas artes de un ser de ultratumba el cóctel fatal está servido, aunque como bien dices no es necesaria la presencia de fantasmas, los hombres ya llevan dentro una carga destructiva capaz de activarse sin intervenciones sobrenaturales.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Alejandro
Qué bien te mueves en el terreno de lo maravilloso, de lo que se sale de lo cotidiano. Tu relato parece un extracto de una película japonesa, de esas en que los fantasmas conviven con toda normalidad con los vivos. Lo que va a pasar, y aún no ha sucedido, es irremediable, no se puede cambiar el destino ni cerrar el círculo. Otros vigilantes vendrán y, también la presión del turno de noche, los arrastrará al otro lado... ¡Qué bueno!!!!
ResponderEliminarUn abrazo sideral, aunque no sea decente, maestro.
Como alguien dijo, "hay muchos mundos, pero están en éste". El ser humano y sus capacidades en potencia puede hacer o desatar cualquier cosa, a veces una mínima chispa desata un pequeño o gran cataclismo; otras, de una inquietud, de una idea, brotan obras para el disfrute de propios y extraños, como las que salen de la fábrica de una chica residente en la península ibérica, con seudónimo sajón.
EliminarMuchas gracias y un abrazo estelar, desde una admiración y un aprecio galácticos.
Esa sí que es una mujer de leyenda, Ángel, aunque mejor no conocerla en persona. me pregunto si en la nómina de los desdichados vigilantes aparecerá un plus de demencia y mortalidad.
ResponderEliminarBuena aproximacion al genero de terror, compañero.
Abrazo.
El plus de nocturnidad en este caso, por bien pagado que pueda estar, jamás será suficiente. Una mujer puede ser la compañía ideal, el acicate perfecto para sacar lo mejor de un hombre, o para conducirle a la perdición como en este caso en el que amenaza con reincidir cuando las plazas vacantes sean cubiertas de nuevo.
EliminarMuchas gracias y un abrazo grandw, Carles
Ángel, trabajar de noche ya puede afectar a la cordura, si a eso le añadimos las malas intenciones de una fantasma, el final trágico es inevitable.
ResponderEliminarNos cuentas esta terrible historia con la naturalidad que te caracteriza y que convierte cualquier relato en excepcional.
Enhorabuena, amigo.
Besos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEl poder de seducción nunca debe despreciarse cuando hablamos de carne y hueso, si a ello se unen factores sobrenaturales esos pobres hombres tienen todas las papeletas para ser víctimas, juguetes de un espíritu que no ha conseguido paz y deambula por el mundo de los vivos con el único propósito y entretenimiento de hacer daño.
EliminarMuchas gracias, Pilar. Besos
Una noche, la mujer irresistible elegirá a uno, pero mientras tanto, los vigilantes viven una pasión que debe ser extraordinaria para que llegue a provocar ese desenlace.
ResponderEliminarHay pasiones por las que bien valdría la pena sacrificar el resto de la vida. Me consta. Por eso creo que la suerte de los vigilantes no es tan terrible; en todo caso, no tanto como la de quienes atraviesan toda su existencia sin experimentar un amor arrollador.
Este es el tipo de historia de fantasmas que más me gusta, Ángel, y tú la cuentas con tu habitual maestría.
Enhorabuena.
Un abrazo.
El desenlace de los vigilantes parece inevitable y fatal, aunque según el interesante punto de vista que aportas puede merecer la pena, ser el precio de vivir con la mayor de las intensidades. Aquí podemos plantearnos si es preferible una vida corta y plena o más larga e insulsa. Como decía la letra de una melodía del cantante Dyango: "Mejor querer y después perder que nunca haber querido".
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Georges
El turno de noche en el trabajo, la atmósfera de irrealidad y la aparición de esta misteriosa mujer fatal o mujer espectro crean una atmósfera de terror que se cobra dos vidas. La pasión, lo sobrenatural y la muerte están muy bien conjugados en este micro de terror.
ResponderEliminarEnhorabuena una vez más, Ángel. Un fuerte abrazo.
"La pasión", "lo sobrenatural" y "la muerte", tres palabras que definen muy bien la esencia pretendida, no sé si lograda, con este relato y que has sabido ver y condensar con tu buen hacer que todos disfrutamos. El mayor de los dones, como se ha definido la vida, puede volatilizarse bajo una simple concatenación de causas y efectos. A veces, en la realidad, es todo aún más sencillo para que la peor de las consecuencias se produzca, una distracción de milésimas de segundo al volante es suficiente.
EliminarMuchas gracias y un abrazo fuerte, Carmen
Este relato parece "sentar las bases" de una historia de ambiente misterioso, terrorífico, sicológico, criminal... un poco más larga. Y tú, como excelso cincuestista, nos dejas esa labor a nosotros ( o a nuestra imaginación, si es que no son lo mismo). Pues te damos las gracias, Ángel. Y agradece tú tambien ( en el fondo somos unos santos) que no te manguemos la idea. Sin bromas ya, me ha gustado. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarSois todos muy buena gente y tenéis dentro maravillosas historias que sabéis desarrollar a la perfección, tú el primero, Jesús. Asi que soy yo quien tiene todo que agradecer y mucho por aprender de vuestras letras, aparte de tener la suerte de iros conociendo poco a poco y de que seáis una parte muy grata de mi deambular diario.
ResponderEliminarMil gracias, Jesús. Otro abrazo para ti
Esta mujer que nos describes tan bien, con tus pinceladas maestras, Ángel, no parece muy buena, jajaja. El puesto de vigilante de noche tiene que ser propicio para imaginarse muchas cosas, hay demasiado tiempo para discurrir. Buenísima historia y ten cuidado con Jesús (el del otro comentario) que no es de fiar, te lo digo yo...
ResponderEliminarBesazos.
Tu interpretación es de lo más lúcida. Muchas leyendas y miedos han surgido de la mente de personas que han permanecido ociosas durante demasiado tiempo y de forma continuada, factores que se incrementan si ese periodo es nocturno. Sin perjuicio de lo apropiado de tu comentario, que lo es y mucho he de discrepar en lo referente al bueno de Jesús, estoy seguro que es alguien en quien se puede confiar.
EliminarGracias por tus palabras, María Jesús. Besos
Qué bien utilizas los ingredientes del relato... La noche, los fantasmas, los recelos humanos... espolvoreas una pizca de miedo ancestral, colocas unas palabras elegidas -bien elegidas, eso sí-, y ya solo falta que el lector remueva la mezcala a su gusto.
ResponderEliminar¡Buena digestión!
Grande, amigo Ángel.
Dos abrazacos. ya sabes.
Tú lo has dicho, amigo: Noche, fantasmas y recelos. Con semejantes ingredientes es posible cocinar al menos un pequeño aperitivo. Yo agradezco que hayas desestructurado tan bien esta pequeña receta que me ha dado por cocinar, solo espero que sea digerible.
EliminarMuchas gracias, artista
Recibo tus abrazacos y te mando otros dos
Hola, Ángel. Entre tu micro y el mío hay una semejanza: una mujer seductora. En tu caso, a ella le gusta más uno de los dos vigilantes, y, el otro, presa de unos celos enormes decide actuar, cargándose al otro y haciendo lo propio con su vida. Lo que hace una mujer llegada de otra dimensión... Aunque después de toda esta esta tragedia supongo que los fantasmas serán tres. Me gusta mucho, Ángel. Me tiran bastante estos temas misteriosos y sobrenaturales. Muy bueno.
ResponderEliminarBesitos misteriosos.
Eso sí, sí uno se mata primero y después mata al otro, lo hará ya como fantasma... O no...
ResponderEliminarSe suicida, quise decir.
ResponderEliminarO todo está en la mente de ellos. Perdona mi escalera de comentarios.
ResponderEliminarComo bien apuntas, estos dos mortales es probable que terminen por hacer honor a su condición de tales y se conviertan en fantasmas de una forma violenta, como también es fácil que en su nueva dimensión sigan con las mismas disputas. Una mujer seductora, hecha de materia terrenal o de cualquier otra, ejerce un magnetismo difícil de esquivar. También el planteamiento de que todo pueda estar en su mente resulta interesante, aunque si ellos sienten esas fantasías como una realidad el resultado será el mismo e igual de dramático.
EliminarEn cadena o de una sola vez, agradezco mucho tus comentarios.
Besos, María José
Imagino que tras varias parejas de vigilantes muertos la empresa deberá plantearse vigilar a los vigilantes...
ResponderEliminarEstupendo relato fantasmagórico, Ángel, muy cinematográfico. Un abrazo.
El problema es que los vigilantes que vigilen a los vigilantes se vean también contagiados por la misma situación y hasta producirse un bucle fatal que derive en masacre. Una tragedia de Shakespeare puede parecer una historia cómica frente a un holocausto profesional como el que planteas.
EliminarMe alegro de que te guste, Juana. Muchas gracias y un abrazo
Historia de terror, con ingredientes inquietantes. Después de un par de noches con el resultado que planteas. ¿Cuántos vigilantes, estarían dispuestos a ocupar el puesto, aunque el imán de la poderosa mujer, pudiera atraerlos hasta la muerte?.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Ángel
El ser humano es imprevisible a veces, temerario contra todo pronóstico. Quién puede saber si algunos, aun a sabiendas del peligro, lo correrían con gusto con tal de conocer a esa mujer, temible, pero sin duda fascinante.
EliminarMuchas gracias, María Jesús. Saludos
¡Qué bien sabes recrear el ambiente de la noche!
ResponderEliminarNo sé yo muy bien si esos vigilantes del turno se resistirán a "esa fantasma"
Eres muy bueno, amigo
Besicos
Da la impresión de que la fantasma es irresistible con mayúsculas y sin paliativos. Igual lleva una eternidad afilando sus encantos con la peor de las intenciones, por eso no hay mortal que quede indiferente.
EliminarMuchas gracias, Carmen. Tus letras y tus imágenes si que son buenas.
Besos
Tu historia me ha recordado un hecho reciente al que las cadenas de televisión le han dado bastante cancha, no estoy al tanto de todos los pormenores, pero era un triángulo amoroso entre tres compañeros de trabajo y uno de ellos acabó asesinado. No sé si la mujer y el asesino estaban compinchados, ni si lo hizo sólo el hombre, o si concurrían otras circunstancias.
ResponderEliminarTú también has echado mano a un triángulo amoroso en el que la noche ha jugado su papel, el cual suele ser el de magnificarlo todo, el de convertir lo nimio en algo colosal, el de exacerbar pasiones y amplificar misterios.
Así que esa mujer causante de la tragedia, sea un espejismo como el rayo de luna becqueriano, o sea real como una Margarita Cansino rediviva, tiene sin duda el poder de envenenar las mentes de esos dos vigilantes que durante las largas horas de su trabajo nocturno rumiarán sus cuitas amorosas y se desesperarán ante las exigencias perentorias de esa avasalladora pasión.
El resultado que nos cuentas no es nada nuevo en la historia de los seres humanos, la frustración amorosa lleva en muchas ocasiones al crimen, a los daños colaterales, a la autodestrucción, y poco importa que la amada sea un fantasma, pues, como escribió Antonio Machado, no prueba nada, contra el amor, que la amada no haya existido jamás.
En definitiva, muchos matices, muchas perplejidades, mucha pasión y misterio, y también la inexorable tragedia que tantas veces nos acompaña, tanto a nivel personal como colectivo, en este nuevo microcuento tuyo.
Encantado siempre de leerte y comentarte, Ángel, un fuerte abrazo.
Encantado estoy yo, Enrique, con tu comentario. El caso que mencionas creo que se refiere, en concreto, a unos agentes de policía autonómicos. Acabo de recordar también un episodio similar entre astronautas de la NASA, lo que demuestra que nadie está libre de las grandes pasiones, que si no encuentran la salida apetecida pueden explotar en forma de enormes tragedias. A ello se une, como bien dices, la noche, que todo lo cubre de un manto de oscuridad, no solo referido a la obvia ausencia natural de luz; cuántas veces nos hemos acostado sobrepasados por algún problema, que con las luces del día siguiente vemos de otra forma mucho más amable. No es igual desorientarse por calles y caminos durante una mañana que sin luz del día. Noche como caldo de cultivo de misterios, no siempre reales, facilitadora de espejismos que acaban por creerse y tener consecuencias.
EliminarNo me cansaré de decir que tus relatos y comentarios son un lujo. Te agradezco hasta el infinito unos y otros.
Un abrazo fuerte, Enrique
El responsable de recursos humanos de la empresa ha decidido, bajo presión por los últimos acontecimientos, que el turno de noche sea realizado por personal femenino.
ResponderEliminarBuenos días, Ángel y Un saludo.
Si que podría ser una solución, propia de un práctico y eficiente responsable de recursos humanos, pero quizá no tenga previsto que el problema proviene de alguien no humano, quizá con capacidad para transformarse en un galán apuesto e igual de irresistible.
EliminarGracias por tu comentario y un saludo
Sucede a menudo eso de pensar que el trabajo de los demás no es tan penoso; las noches, por ejemplo, pasan factura física y mentalmente (lo sé por experiencia, que cuando acumulo unas cuantas seguidas se me nota desde lejos). Pero si a esto sumamos el desconocimiento de algunos detalles tan trascendentales, como el de la existencia de un fantasma tan peculiar como el que visitaba a esta pareja, esa idea preconcebida nada tiene que ver con la realidad, terrible realidad en este caso. Sí, en cambio, se puede pensar que tus relatos tienen un montón de cualidades que los hacen muy especiales, entre las que destacaría una indefectible trama perfecta, y compleja para la poca extensión, y unos personajes que siempre se nos antojan de carne y hueso. En este caso has tocado el genero de terror (erótico), y pienso que de él podría salir hasta una película.
ResponderEliminarEnhorabuena una vez más, amigo, por la calidad y la seriedad de tu escritura.
Un fuerte abrazo, Ángel.
Tienes razón, Enrique, tú lo sabes bien, el trabajo nocturno conlleva una carga adicional de fatiga y merma de la resistencia que no debe desdeñarse. A ello se une, como bien apuntas, la actuación de una mujer fantasma, con poder para alterar el proceder de unos pobres hombres, sin duda somnolientos y más predispuestos aún a tener las defensas bajas frente a un encanto fatal, tras el que se ocultan las peores intenciones. El resultado apunta a tragedia de algún tipo, se mire por donde se mire.
EliminarMe considero afortunado por tener la oportunidad de conocerte, de leer tus relatos, hechos para el disfrute, y de que emplees tu tiempo en regalarme un comentario como éste
Mil gracias y un fuerte abrazo, amigo Enrique
Nos conduces de la luz de lo cotidiano al sombrío escenario de lo sobrenatural con una poderosa sutileza. El hastío del trabajo que se palpa en la mañana se transforma en un halo de tenebroso romanticismo que envuelve al envidiado turno de noche y a toda una historia que va tomando consistencia a medida que los hábiles trazos narrativos la van expandiendo en nuestra imaginación. Una nueva obra maestra, Ángel. Y van...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
ara abordar lo sobrenatural no es necesario tintarlo siempre de ribetes góticos. No siempre tenemos un castillo con tormenta a mano. La noche es otra cosa, esa siempre está ahí y se puede utilizar. Si un suceso inexplicable y perturbador sucede en un escenario actual y posible quizá sea más inquietante.
EliminarNo sabes cuánto agradezco tu amable y atinado comentario, Antonio.
Un abrazo fuerte
Parecen los vigilantes de noche de un Museo. Si quieres le pongo nombre, porque ahí uno que dicen que tiene fantasma, el Reina Sofía. Los vigilantes juran que ven por allí tres monjas arrastrando rosarios por los pasillos. ¿Será una de ellas? Jajaja. Otros dicen que se llama Ataulfo.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Besotes, Ángel!!
Lo de las monjas del Reina Sofía ya lo había escuchado; como sabes, antes fue hospital y dicen que las supuestas religiosas podrían ser almas en pena que habrían trabajado en él. No parece que la de mi relato sea una de ellas, pues es todavía peor, las otras solo darán algún susto, esta otra enfrenta y enloquece de celos a los pobres trabajadores.
EliminarMuchas gracias por tu simpático comentario, Olga.
Besos
¡Ay, Ángel, esta vez nos traes uno de miedo! ¿Qué mala mujer es esta que quiere acabar con la vida de los vigilantes?
ResponderEliminarAdemás de lo tedioso que resulta el turno de noche tienen que sufrir las maldades de esta loca señora...
Tocas todos los palos, Ángel y además lo haces de maravilla, felicidades.
Un beso grande.
Malu.
Dicen que las desgracias nunca vienen solas. Si en este turno recibiesen la visita de un fantasma, pero éste fuera divertido y hasta distraído, igual hasta les vendría bien, pero no, a esos vigilantes les ha tocado la mayor de las tensiones con ese espíritu que solo parece disfrutar haciendo daño.
EliminarMil gracias, Malu y otro beso grande para ti
El trabajo nocturno tiene estas connotaciones. A veces el fantasma que levanta pasiones, como el tuyo, está en la imaginación frente al aburrimiento, el cansancio...
ResponderEliminarMe ha gustado tu espectro. Saludos
La imaginación puede ser muy creativa, para bien o para mal. A ello se une la noche, que propicia la introspección de la que pueden brotar muchas historias, que pueden llegar a sentirse como reales.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Maribel