Bombardeos
Desde ese día, nadie vende barquillos en el parque. No hay niños jugando en las plazas, ni abuelas sentadas a la puerta remendando sueños o zurciendo heridas de amor.
La guerra dio paso al hambre, al miedo y al abandono. Muchos salieron para no volver y olvidaron cerrar las puertas.
La guerra dio paso al hambre, al miedo y al abandono. Muchos salieron para no volver y olvidaron cerrar las puertas.
Carmen, describes con maestría lo que queda detenido, sesgado, cuando sucede un bombardeo, que nadie se espera y que deja "puertas abiertas" (muy buena esta utilización de la frase). Me ha encantado todo el micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por asomar y por tus palabras María José. Demasiadas puertas abiertas y vidas cerradas tras las guerras. Besitos
EliminarUn bombardeo solo deja desolación, que describes muy bien en tu micro, con pinceladas cortas y descriptivas, que van ganando en intensidad a medida que avanza el texto.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Un abrazo Ángel. Solo desolación y tristeza tras la guerra. Gracias por tu comentario amigo.
EliminarCarmen, un relato genial. Describes perfectamente el después de esas bombas.
ResponderEliminarLa frase final es muy buena, me encanta.
Muy bueno, me ha gustado.
Besos, Carmen.
Gracias Javier. Cuando veo las imágenes de las guerras, siempre se me viene a la vista las personas que huyen, imaginé la sensación que debe ser detenerse a cerrar la puerta, cuando sales con miedo y huyes sin mirar atrás. Qué duro debe ser. Un abrazo grande
EliminarMe encanta el relato, Carmen. Es todo un compendio de los desastres de guerra.
ResponderEliminarSuerte y un besito virtual.
Besos María Jesús. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo
EliminarEl resumen de la locura, la pérdida y por qué, el valor de los que se quedan.
ResponderEliminarPocas palabras para tanto descrito.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya gustado. Un horror la guerra. A veces, las imágenes se agolpan ante la sinrazón. Besitos
EliminarCarmen, la guerra acaba con todo. Arrasa las vidas y las costumbres, a cambio deja dolor y silencio.
ResponderEliminarMuy bien reflejado lo que queda después, cuando callan las bombas.
Enhorabuena, amiga, un gran relato.
Besos.
Gracias amiga. Me siento feliz de que te haya gustado. Es terrible que el hombre se destruya de esa manera. Un dolor compartido con quienes lo sufren, aunque no imaginemos ese dolor inmenso. Un abrazo grande.
EliminarDicen que las personas que abandonan su hogar a causa de la guerra mantienen siempre el deseo de volver. No cerraron la puerta, como tan bien cuentas en tu relato.
ResponderEliminarGrande, Carmen.
Nunca cierras la puerta. Yo que perdí mi hogar en una guerra con el banco, siempre déjeme la puerta abierta, con la esperanza de poder regresar... No fue posible pero ahí quedó. Un beso Patricia, mil gracias por tus letras.
EliminarBueno para el momento que vivimos!!! Estamos en filo de la guerra!!!! Saludos.
ResponderEliminarEn estos difíciles momentos, todos tenemos en mente ese miedo. Gracias Omar. Un abrazo grande.
EliminarLas bombas, el hambre y el miedo siguen siendo causa del abandono del propio hogar, del que se parte con la esperanza del regreso.
ResponderEliminarY sigue sucediendo en muchos lugares del mundo.
Muy buen micro, Carmen. Un beso.
Sigue de absoluta actualidad amiga mía y es increíble que así sea. Gracias amiga. Besitos
EliminarUna fotografía que parece del pasado, pero desgraciadamente de actualidad en demasiados sitios.
ResponderEliminarPrecioso y triste a la vez.
Un beso.
Pablo.
Demasiado actual en demasiados rincones. Gracias Pablo por tu valoración. Un abrazo.
EliminarEsa sombra de la guerra, es monstruo de la guerra. Ese lirismo hermoso en tus descripciones, el "remiendo de sueños" y el "zurcido de heridas" y magistral el final del "olvidar cerrar las puertas" que en sicología podía pensarse como el no cierre de ciclos y en general ese apresuramiento por hacer algo tremendamente más relevante y trascendental (huir de la guerra), dondé algo tan cotidiano y diariamente importante como cerrar la puerta de la casa, simplemente, pierde todo su sentido y necesidad, ya no tiene ningun peso. Me encanta tu micro que pinta mil y un vicisitudes (las de la guerra y sus horrores) en un breve relato. Felicidades Carmen.
ResponderEliminarAsí es Alejandro, algo tan cotidiano pierde sentido ante la sinrazón. Que triste y desgarrador debe ser abandonar tu vida para salvarte, dejar atrás tu hogar presa del miedo. Es inconcebible... Gracias por tu bonita valoración de mi relato. Un abrazo grande.
EliminarFantástico relato... Qué bien lo describes. Y qué tristeza tan grande destila.
ResponderEliminarGracias Galilea. Me alegra que así te lo parezca. La guerra es tan triste y dolorosa y por desgracia, es tan real!!! Un abrazo
EliminarNo hay peor cosa que dejarse la vida por el absurdo que supone un conflicto armado. Y los que quedan no lo tienen fácil precisamente. Las sirenas siguen sonando mucho después en los oídos de aquellas personas que han podido contarlo...
ResponderEliminarTema espinoso, pero contado con una dulzura exquisita. Muy bueno, Carmen.
Besitos.
Gracias María José. Me alegra que te guste. Es una sinrazón completa la guerra. El tema provoca mucho dolor. Un abrazo grande.
EliminarAunque, por suerte, la mayoría de nosotros no hayamos vivido esas circunstancias, si puede que lo hayan hecho nuestros padres o abuelos, sin ir más lejos, u otras personas, en principio más lejanas, con las que podemos compartir vecindad. Consigues abrirnos los ojos a sus terribles y duraderas consecuencias. Suerte, Carmen. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Jesús. Mi abuelo hablaba poco de la guerra, estuvo preso y perdió a un hermano en ella. Decía siempre que eran cosas difíciles de contar y algunas imposibles de creer. La sinrazón. Besitos
EliminarRecrea muy bien la desolación de la guerra. Esa última imagen, además muy cierta, de casas abandonas por la urgencia es muy inquietante y muy descriptiva. No hace falta cerrarla porque el enemigo ya ha traspasado mucho más que el hogar, el miedo, el peligro y la pérdida ha entrado hasta lo más recóndito de la intimidad de las personas. De su día a día, ya como tu relatas no queda nada, solo ausencia. Y no hay nada que visualmente refleje mejor la ausencia que un lugar vacío, abandonado.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen.
Muchas gracias Raquel por tu comentario. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo grande.
EliminarLa guerra es siempre una brecha. Quiebra la vida como a un barquillo y amor y sueños quedan a menudo bajo los escombros. Es cierto, Carmen, el que ha vivido una guerra, no puede cerrar su puerta.
ResponderEliminarUn excelente relato que, entre palpitantes metáforas, nos muestra el mayor fracaso del hombre.
Un abrazo.
Gracias Antonio. Una brecha insalvable. Me alegra mucho que te haya gustado. Gracias por tu comentario. Un abrazo grande.
EliminarNi infancia, ni sueños, ni dulces. La guerra es una fuerza oscura que arrasa con todo lo bueno que se pone a su alcance. Lo único bonito que se puede decir es que, de tanto en tanto, alguien escribe bellos relatos sobre ella.
ResponderEliminarAbrazo, Carmen.
Muchas gracias Carles. La guerra solo trae tristeza y oscuridad. En nuestras manos está darle al futuro la luz necesaria. Un beso grande.
EliminarUn retrato muy nítido de los efectos devastadores de la guerra. Pero mientras la industria armamentística enriquezca a los países del primer mundo ¡qué más da!, unos viven de que otros mueran. Buen relato para la reflexión, Carmen. Aunque creo que los que mueven los hilos lo tienen muy claro. Un abrazo.
ResponderEliminarPor desgracia así es.. Todos los que sufren no son más que daños colaterales del enriquecimiento de unos pocos... Abrazo de vuelta Juana. Gracias por tu comentario.
EliminarMuy bueno Carmen, gráfico y evocador.
ResponderEliminarGracias Daniel. Besitos
EliminarTras una sacudida así todas las cosas que componen nuestra vida habitual pasan a un segundo plano y hasta llegan a desaparecer. Por desgracia, hay muchos lugares en los que a lo que están habituados es, precisamente, al hambre, el miedo y el abandono, por no hablar de la muerte.
ResponderEliminarEstupendo relato, Carmen, con un final poético de gran efecto.
Un abrazo.
Muchas gracias Enrique. La vida cambia radicalmente ante esas circunstancias. La guerra nos roba mucho más que la vida. Un abrazo.
Eliminar¡Cuántas puertas abiertas y vidas sesgadas!
ResponderEliminarPrecioso, Carmen.
Un beso grande.
Malu.