Doble juego
La ruleta gira como una serpiente mordiendo su cola. El negro y el rojo se funden acariciados por la bola blanca. Aposté al 22, negro. Sale rojo e impar. La pistola cargada espera sobre la mesa. Todos me miran ansiosos.
Mi vida no vale el segundo final que le aguarda.
Mi vida no vale el segundo final que le aguarda.
Temática interesante. Yo, hace un tiempo, hice un microrrelato acerca de la ruleta rusa. Me ha encantado el tuyo, Carmen. Parece recorrerme un escalofrío por el cuerpo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Sapristi! Cómo nos dejas, Carmen. Qué tensión...
ResponderEliminarMagistral.
Besicos.
Sugestivas y terribles imágenes las que nos muestras en tu relato. Suerte, Carmen. Saludos.
ResponderEliminar¿Segundo final? Yo propongo un final alternativo, el prota coge la pistola y se lía a tiros con el resto de jugadores... sí sólo tiene una bala de la ruleta rusa, que mate al jefecillo o al más fortachon. Le pega una patada a la ruleta, y se escapa mientras los demás se resbalan con las bolas de la ruleta y dados... Sólo es una idea. Porque el destino a veces no sabe...
ResponderEliminarChorradas a parte, me ha gustado tu relato. Veo cierta poesía del perdedor, y de adicción al juego y rizar el rizo...
Un saludo.
Este juego es un mundo aparte. Qué escalofrío mientras la ruleta gira como una serpiente. Y después la expectación antes del disparo.
ResponderEliminarMuy inquietante, Carmen. Un beso.
Me encanta el ritmo del relato, lo que cuentas y la escena final. Una genialidad.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Un beso.
Pablo
Hola de nuevo, guapa. Aquí estoy. Lo prometido es deuda.
ResponderEliminarEsa ruleta gira y a mí el corazón me gira a la vez... Intrigante tu micro, con esa pistola esperando la decisión del destino... No soy yo, pero como si lo fuera, me dan sudores cuando lo pienso. Me recuerda a esos absurdos juegos que, desgraciadamente, se han impuesto entre gente joven, tipo Ballena Azul. O el suicidio colectivo pactado que hace poco (a Dios, gracias) se abortó. Los relaciono todos por poner en jaque la vida humana sin necesidad.
Micro perfectamente narrado, Carmen. Muy bueno.
Besitos.
Ni quizá vale los anteriores. Felicidades una vez más; en muy poco espacio logras que se masque la tensión y se huelan la derrota y la desesperación.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. El poder seductor del juego ha roto muchas vidas. Te arrastra hasta dejarte caer en una voragine de la que es muy dificil escapar. Abrazos
ResponderEliminarEl protagonista del relato se juega su propia vida porque a su juicio no era lo suficientemente valiosa. Quizás ya lo había perdido todo en juegos anteriores y la única manera de salir del juego era perdiendo a la ruleta de la muerte
ResponderEliminarCarmen, el juego crea adicción, ese sentimiento de ganar. Pero cuando lo que te juegas es la vida, tal vez es arriesgar demasiado. Pero hay personas a las que les gusta la máxima tensión.
ResponderEliminarBuen relato, Carmen.
Besos.
Triste y rotunda decisión tras la bancarrota. Tu prota no pensó, que existen otras ruletas en la vida más positivas a las que hay que apostar por el futuro.
ResponderEliminarMe ha dejado un regustillo amargo.
Suerte, Carmen.
Un besito virtual
Un final a la altura de un soberbio desarrollo. Enhorabuena, Carmen.
ResponderEliminarUn saludo.
El juego es una trampa de la que es muy difícil escapar. Muchos los han perdido todo, hasta la vida.
ResponderEliminarBuen micro, Carmen.
Besos.
La primera imagen ya me lleva tras su torbellino apasionado y cuando salgo del relato palpita mi corazón con la pistola en la mano. Brutal.
ResponderEliminarRelato plagado de imágenes bien halladas y muy sugerentes, además. Me gusta especialmente el final con el que el protagonsita, lúcido y resignado, afronta el desenlace de su vida.
ResponderEliminarBuen relato, Carmen.
Cuánto importa el modo en que se cuentan las cosas, Carmen. Tu relato sobrecoge y agrada a los sentidos, dejándonos finalmente desarmados ante la fatal determinación de su protagonista.
ResponderEliminar¡Magnífico!
Un abrazo.
El juego genera una expectación que, a su vez, produce en el interior sustancias químicas de las que no somos conscientes, que algunos necesitan probar una y otra vez. Todo ello se incrementa cuanto más grande es la apuesta, y no la hay mayor que la de la propia existencia. El problema es que, a la larga, a menudo también a la corta, se pierde más que se gana.
ResponderEliminarUn relato que mantiene la tensión y con un título apropiado, pues se trata del juego de la ruleta y de otro más serio, el de la vida y la muerte.
Saludos, Carmen
¡Ay, qué tensión, Carmen! Qué bien nos lo has contado, enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Qué desesperado o aburrido hay que estar para jugarse la vida de esa forma tan frívola. Pero bueno, hay que estar en la piel de esas personas para intentar comprender mínimamente su forma de actuar. Lo has contado tan bien que la lectura produce escalofríos. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminar