Doble o nada
Quería ganar todo lo que apostaba, iba de casino en casino, jugando en todas las ruletas, su número de la suerte 6 y rojo nunca le abandonaba.
Sucedió que una noche se tropezó con el rival de su vida, la mirada de ella, y fue su doble o nada. Perdió.
Sucedió que una noche se tropezó con el rival de su vida, la mirada de ella, y fue su doble o nada. Perdió.
En el caso de que ella sea un antiguo amor, le vendría al pelo la canción de Dyango: Es mejor querer y despues perder que nunca haber querido. Pero puede que el protagonista no lo vea así. Me ha gustado, Leire. Un beso y suerte.
ResponderEliminarÉl perdió y ella, ¿ganó? Dicen que el amor es una ruleta y que el que no apuesta, nunca gana. Pero también se pierde...
ResponderEliminarMuy bonito, Leire.
Afortunado en el amor, o no.
ResponderEliminarBuen micro.
Que levante la mano quien no haya encontrado alguna vez la horma de su zapato, quien no haya apostado sin límite y perdido todo, con el consiguiente vacío. Peor aún es no intentarlo, preguntarse una vida entera qué habría ocurrido si hubiese dado el paso.
ResponderEliminarUn relato sobre apuestas y sentimientos muy bien construido.
Un abrazo grande, Leire
Leyre, el juego tiene eso, igual que ganas lo puedes perder todo. Tu protagonista adicto al juego, incluso al de los sentimientos.
ResponderEliminarBuen relato,Leire.
Besos.
Todo tiene un límite y el de la suerte es corto, auqnue perder en el amor, quizás no signifique lo mismo
ResponderEliminarLeire, a tu protagonista se le acabó la buena racha. Hay ojos muy traicioneros. Jajaja.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos.
¿Y qué hay del refrán "desgraciado en el juego, afortunado en amores"? Aquí el protagonista se lo juega todo y todo lo pierde. No sé en el juego, pero en el amor es aconsejable apostar. Por si se gana.
ResponderEliminarMuy buen micro, Leire. Un beso.
Ay... en la ruleta de la vida y el amor no siempre se gana...
ResponderEliminarBuen micro, Leire.
Un beso.
Malu.