El despertar

Lo sacudió con una rabia visceral. El tipo cayó con gran estruendo y todo él, desde el puño hasta las entrañas, vibró en un torrente de adrenalina. Era Dios: eterno, invencible.

Se golpeó el pecho y liberó un aullido primitivo, y su rostro desencajado recibió exultante el puñetazo de vuelta.
Escrito por Álex Garaizar

16 comentarios :

  1. Retumba la acción del relato con un eco grandioso de reminiscencias mitológicas en esa, tal vez, primera batalla, donde la lucha del mismísimo Dios con su contrincante, nos lleva a concebir un mundo futuro enfrentamientos. De tal padre, tales hijos.
    Alta vibración narrativa que subraya los instintos primarios. Me viene a la cabeza aquella imagen genial de 2001.
    Bestial, Álex. Impresionante. Un abrazo.

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  2. Carmelo Carrascal29/9/17, 17:29

    Alex, enhorabuena.

    Tu micro tiene el embrujo de la literatura que engancha. A mí me ha enganchado y suscitado dos posible interpretaciones, que bien podrían resolverse en una. No sé si acertaré o caeré en subjetivismo...

    Pero veamos.

    - ¿Despierta el personaje una vez que, en sueños, ha sacudido el que conocemos como puñetazo de ida?

    - ¿Despierta a la dignidad, increíble, absolutamente inimaginable en los términos de infinita asimetría? Cualquiera no osa sacudir al todopoderoso, al que de entrada se sabe que es invencible...

    Pero en ambos supuestos, felices despertares.
    Despertares de campeón. Uno, porque en los sueños se proyectan deseos prohibidos y se "realizan" esos deseos.

    Dos, porque ciertos deseos sólo son realizables en sueños, y así el puñetazo de vuelta de Él le sabría a premio. Razón suficiente para que nustro personaje, pese al terrible impacto del Púgil, y por encima de todo, se sienta exultante. E-xul-tan-te.

    Un saludo!

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  3. Creo reconocer al Dios de los hombres, poseedor de todas sus pasiones. Zarandea al ángel caído, con toda la rabia que emerge del que es contrariado, del que sólo espera sumisión. Pero el bien necesita al mal para poder existir, así como el mismo Dios necesita a su contrario para ser eterno, por ello, exultante, ve nacer al diablo en ese puñetazo.
    Me ha parecido un relato de una calidad extraordinaria, Álex. Enhorabuena por esta obra de arte.
    Un abrazo.

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  4. Guau, Álex, ¡qué relatazo! Sobrecoge la fuerza de la primera parte, hábilmente escrita para que no se espere el verdadero golpe, el final y definitivo. Espectacular y magistral. Si no fuera muy presuntuoso por mi parte, te diría que es el mejor relato que te he leído. Pero no te lo voy a decir porque sería ponerme al nivel de los sobrados que creen saberlo todo y se permiten juzgar a los demás.
    Capitán, una lección de cómo se escribe un relato de cincuenta palabras.
    A sus pies.

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  5. Absolutamente bestial, Alex. Me has dejado sin palabras.
    Saludos

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  6. Gran relato, Alex!!
    Parece que todo tiene su antagónico.
    Una buena lección para los "endiosados" a los cuales el puñetazo de vuelta les duele más que a cualquier otro.
    Un beso.

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  7. No me apetece meterme en honduras de tipo interpretativo subyacente, solo digo que me la imagen que nos muestras es brutal y muy efectiva. Y que mola mazo, como ese puñetazo de vuelta. Enhorabuena. Saludos y un abrazo, Alex.

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  8. Que bueno, entiendo que solo despertó después del puñetazo de Dios, no me lo imagino de boxeador. Parece un relato de un agnóstico o de un ateo pero me encanta la originalidad.
    Un abrazo de los dos.

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  9. Nos presentas a un Dios iracundo, primitivo, frente a un rival que podría ser el ángel caído, como apunta Antonio, o el ser humano cuando se desprende de la fe religiosa, el "Dios ha muerto" de Nietzsche...
    De cualquier modo, un relato para reflexionar, impresionante y excelente. Enhorabuena, Álex. Un fuerte abrazo.

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  10. Ni siquiera ese Dios (con mayúscula), único, eterno e invencible, está libre de tener un antagonista que se le enfrenta de igual a igual, unas dificultades que superar, un escollo en su camino. La vida es lucha para todos, hasta para Él, por mucho que andemos siempre buscando una paz inexistente. Si todo fuese placentero y sin palos en la rueda sería aburrido, no existiría la superación, de ahí ese bien colocado adjetivo "exultante". La lucha (entiéndase como ganas de vivir y progresar) es lo que nos hace grandes.
    No sé hasta qué punto mi interpretación se acercará a lo que querías transmitir, lo que está claro es que has compuesto un relato lleno de fuerza y mensaje.

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    Respuestas
    1. Se me olvidó rematar con un abrazo fuerte, Álex

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    2. Estupendo comentario, Angel. Coincido con él en toda su extensión.

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  11. Ese Dios no entiende de otro poder que no sea el de la fuerza, al menos en ese despertar al placer de dominar al contrincante. Quizá no sea Dios, aunque así se siente en ese momento en que se cree vencedor de un rival que, a juzgar por el estruendo que forma al caer, no parece muy débil. Ese final, inesperado por todos, empezando por él, dice mucho de su verdadero poder y de su escasa inteligencia.
    Estoy de acuerdo con los compañeros en que este es un relato colosal, con muchas lecturas, como es habitual en tus historias. Ahí dejo la mía.
    Enhorabuena, Álex.
    Un abrazo.

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  12. Un relato que da qué pensar, y en tan pocas palabras has contado toda una historia que yo presumo, antes de la creación del mundo: el dios primigenio enfrentado a su propia imagen.Un abrazo Alex, y enhorabuena amigo.

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  13. Podría ser que Dios con esa forma de actuar está preparando al hombre para que sepa defenderse. O sea que tras recibir el puñetazo de vuelta estará satisfecho del resultado obtenido. Yo suelo ser muy mala interpretando, la verdad. Felicidades, Álex, por este relato tan impactante y enigmático. Un abrazo.

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  14. Muchísimas gracias a todos por los comentarios, me alegro de que os haya gustado tanto.

    Ha sido divertido ver las distintas interpretaciones, porque en realidad el texto es más "mundano" de lo que podría parecer. Trata de una persona corriente que se mete en una pelea por primera vez y eso le crea una euforia que lo embriaga de tal manera que se queda esperando encantado el puñetazo de vuelta. Cuando digo "Era Dios" no es literal, sino la sensación vívida que él tiene (esto puede ser un problema de lenguaje, en mi generación somos bastante blasfemos). Esto, unido al título ("El despertar") hace referencia a que normalmente vivimos de espaldas a nuestra naturaleza, y que conectar con nuestro ser, encontrar lo auténtico, hace que nos enfrentemos a la adversidad con otra cara. Podría relacionarse con aquello de que vivir es aprender a morir, mirando de frente y demás. Pero eso, la clave de todo es que el protagonista es una persona corriente, como vosotros y como yo. Quería situar a Dios dentro de cada uno, y al alcance.

    Muy nietzscheano, sí. Supongo que el relato está muy influido por "El club de la lucha", que podría considerarse mi película favorita. Pero la inspiración viene de un amigo que me dijo que le gustaría estar en una pelea alguna vez para sentir la adrenalina y lo primitivo de la violencia. ¡Un abrazo a todos!

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