El otro
"Ya has llegado. ¡Mira que tenías prisa! ¿Por qué no esperaste un poco? Digo yo que, por tardar algún tiempo más, unos años, por ejemplo, no pasaría nada".
Eso pensaba yo cuando aquel engendro minúsculo explotó en llantos agudos al lado de mi oído derecho. Todos sonreían, babeando. Yo, no.
Eso pensaba yo cuando aquel engendro minúsculo explotó en llantos agudos al lado de mi oído derecho. Todos sonreían, babeando. Yo, no.
Ay, esos celos. No puedo escribir más, que lo hago desde el móvil. Muy bueno, María José. Besos y suerte.
ResponderEliminarGracias, Jesús, por dejar tu comentario, aunque haya sido en malas condiciones de envío.
EliminarBesos.
Tenemos recién nacido para el primer día de septiembre y como toda vida, trae parte de luz y su sombra, que se lo digan si no a ese hermanito que no comparte la alegría de la fiesta.
ResponderEliminarUn micro jugoso con un planteamiento excelente, Mª José. De antología. Un beso.
Muy generoso eres conmigo, Manuel. La fiesta no es igual para todos y esto se puede aplicar a mi micro, jajaja.
EliminarBesos.
El rey destronado. Real como la vida misma.
ResponderEliminarUn saludo.
Cierto, la vida está plagada de temas muy sugerentes para literaturizar (¿existe la palabra?).
EliminarGracias por dejar tu comemtario, María.
Un abrazo.
Tema universal, y grande, este de los celos, definidos por alguien como "pedazos rotos del espejo interior", y que en los niños parecen cobrar una mayor dimensión, supongo que por necesitar más la atención y las muestras de cariño de cuantos les rodean. Muy bien plasmado, María José.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta la frase, Enrique, no la había escuchado nunca. Los celos infantiles son imposibles de encauzar, forman parte del desarrollo mismo del niño o niña.
EliminarOtro abrazo para ti.
Buen inicio de mes!!!!!! Nace septiembre, lo celará agosto??? Que estará pensando octubre??? Me gustó mucho. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Omar. Eres todo expresividad, jajaja. A ver qué nos depara septiembre...
EliminarUn abrazo.
El príncipe destronado, los celos difíciles de evitar. Yo conocí una niña que cuando nació su hermana al cabo de unos días les decía a sus padres: "¿Y cuando se va?"
ResponderEliminarBuen relato María José.
Besos.
Jajaja, algunos niños, con estar un "ratito" con el hermano o hermano le sobra... Pero no ocurre eso solo entre hermanos, conozco un caso de dos primitos, el mayor no quería tratos con el recién nacido y le culpaba de rommper las cosas que él había tirado, el muy pillo.
EliminarBesos para ti, también.
Estaba yo muy preocupado, porque francamente pensé que hablaba una madre desnaturalizada que no quería a su hijo. Pero ayudado por la interpretación de los lectores previos, pues ya me ubico. No deja de doler que pudo ser la madre quien pensaba así, pero bueno, siendo el hermanito, con el consabido estigma "Cain-Abel" que marca a la humanidad, pues queda muy bien entendido. Aplausos Ma. José.
ResponderEliminarTu interpretación es igualmente válida, Alejandro. Mi micro bien podría querer referirse a una madre desnaturalizada, como dices. Te agradezco tu propuesta.
EliminarUn abrazo.
Me gusta como inicias, con humor, esta presentación de lo que generalmente es el primer drama al que se ven enfrentados los niños, sobre todo si hasta entonces eran hijo único. Y el título, muy bien elegido, es la expresión típica que encierra todo el “odio” del celoso.
ResponderEliminarDisfruté leyendo tu micro, María José.
Besos
Muchas gracias, Georges. Bueno, el niño me parece que no estaba de broma..., pero a los adultos sí le resulta gracioso. Todo según el cristal con que lo mires, dice el refrán... Me alegra haberte divertido, una sonrisa nunca está de más.
EliminarBesos para ti, también.
M. José, qué duro resulta dejar de ser el centro de atención y ceder tu territorio ante un recién llegado. Toda una lección de vida...
ResponderEliminarBuen relato, y muy real en nuestro día a día.
Besos.
Muchas gracias, Pilar. Efectivamente, hablo de algo muy real y común, pero que no es un problema pequeño.
EliminarBesos para ti, también.
La llegada de ese "otro" siempre le hubiera sentado mal al primogénito. Ser el primero el segundo o el tercero de los hermanos, o hijo único, si se da el caso, condiciona a las personas de alguna forma; eso y otra serie de circunstancias son las que nos hacen y conforman, pues aparte de la esencia que cada uno pueda tener, estamos hechos de sensaciones, experiencias y vivencias y nunca pueden ser las mismas para todos.
ResponderEliminarBuen relato, María José.
Te mando un abrazo grande
Querido Ángel, si siempre valoro muchísimo tus didácticos comentarios, ahora mucho más. Sabiendo (como sé) que estás a punto de emprender un viaje. Muchas gracias por tu enorme generosidad.
ResponderEliminarUn abrazo y que lo disfrutes mucho.
Besos
Esa proyección de la envidia que son los celos dejará su marca durante muchos años a la tierna criatura si los padres no se ponen las pilas, cosa muy complicada.
ResponderEliminarUna escena muy bien presentada y muy bien resuelta que da como resultando un relato muy equilibrado que se disfruta de un tirón.
Fantástico comienzo de septiempre, María José.
Un beso enorme.
Muchas gracias, querido Antonio, por tus amables palabras. Ojalá sea realmente fantástico septiembre y octubre y noviembre...(Puestos a pedir...).
ResponderEliminarOtro beso enorme para ti.
Muy bien contada en ese monólogo interior la desazón de los celos. Es una etapa por la que todo primogénito debe pasar. El célebre personaje de Elvira Lindo, Manolito Gafotas, siempre se refiere a su hermano bebé como el Imbécil.
ResponderEliminarNo le falta humor tampoco a tu relato, María José. Un beso.
Gracias, Carmen. Me encanta que hables de el Imbécil. Recuerdo haber leído varias obras de la serie Manolito Gafotas,hace unos años, y me divirtieron mucho.
ResponderEliminarBesos para ti, también.
Tú relato sobre la perspectiva del hermano celoso esta muy lograda. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Raquel, por tu amable comentario.
ResponderEliminarOtro abrazo fuerte para ti.
Cuántos príncipes destronados ha habido, como ya te han comentado por ahí, y qué mal lo pasan ellos y sus padres cuando empiezan a hacerse víctimas y a usar el chantaje emocional.
ResponderEliminarComo siempre, un micro tratado con tu habitual 140maestría.
Besos.
Pablo
Jajaja, gracias, querido Pablo, me encanta eso de "140maestría".
ResponderEliminarSí, el tema de los celos infantiles no es una cuestión baladí y es causa de sufrimientos, tanto para los hijos como para los padres.
Besos para ti.
A mí este niño me da mucho miedito. Un tierno infante que tiene las cosas tan claras es para espantarse y no quitarle ojo de encima. Seguro que de mayor ser un Frank Underwood de la vida. Y su hermano, un superviviente, espero...
ResponderEliminarUn besico, María José.
Jajaja, Patricia, tú ves una novela negra en cualquier lado... Gracias por dejarme tu avispado comentario.
EliminarBicos.
María José, sé de un caso en que tenían los padres que estar de centinelas porque literalmente tiraba al hermano, del moisés al suelo. Poca diferencia de edad conlleva eso, unos celos atroces. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesitos para mi tocaya preferida.
¡Qué coincidencia! tú eres mi tocaya preferida, también, jajaja.
EliminarLa temática de los celos es algo muy serio, pero he querido quitarle un poco de dramatismo.
Besos.
¡Qué poco instinto maternal! Me parece que madre e hijo no se van a llevar bien.
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, María José
Hola, Plácido. Mi idea original era que fuesen dos hermanos, pero acepto, por supuesto, tu lectura. Todas las interpretaciones son válidas. Muchas gracias por dejar tu comentario.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Los celos son un tipo de amor, ensombrecido por el miedo a la soledad.
ResponderEliminarBuena historia, María José.
Besos.
Sí, Carles, los celos son una amalgama de complejos, de miedos e inseguridades. Gracias or pasarte, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Querida Mª José, he de confesar que también yo cuando leí tu relato pensé en una maternidad forzada. El tema me pareció terrible y no me atreví a comentarlo. Estupendo micro, si el objetivo era sorprender lo has conseguido.
ResponderEliminarMuchas gracias por dejar tu amable comentario, Smokey. No eres la primera en interpretar que eran madre e hijo. Quizás no ha quedado clara mi intención, aunque el título de: El otro, creía que era una buena pista... Sea como fuere, me encantan las variadas interpretaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pobre...
ResponderEliminarAl principio pensé también en una madre, aunque en una segunda lectura está claro que es un hermano mayor. Los celos son parte de la vida misma y si hay algún hermano mayor que no los haya sentido, que levante la mano.
Créeme que todavía me acuerdo del día que llegaron a mi casa mis hermanas pequeñas... Yo era menos "mala", que conste.
Un beso, Mª José.
Malu.
Es imposible que tú pudieses ser una hermana mayor "mala", Malu..., sabiendo cómo eres: un verdadero encanto. Pues yo soy la hija menor de una familia numerosa, así que he sido ese "engendro minúsculo" que algunos de mis hermanos consideraban un juguete y que otros, en cambio, veían como una amenaza, jajaja.
ResponderEliminarBesos para ti, amiga.
María José
Yo estoy maleada y cuando te leo sé que no estoy acertando porque espero una sorpresa final, muy distinta a lo que nos llevas a dilucidar. Y esta vez no ha sido menos.
ResponderEliminarFelicidades, María José,
Besito virtual
No veas cómo me alegro de lograr despistarte, jajaja, teniendo en cuenta lo buena escritora que eres. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy bien reflejado ese rechazo inicial del niño a su hermanito. Para algunos es una prueba dura a superar. Me contaron el caso de una niña que al ver a su hermanito recién nacido, preguntó: "¿Y hasta cuándo se quedará en nuestra casa?" Muy interesante el tema, María José, además de los que siempre están de actualidad. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana, por tu amable comentario. Es un tema universal (da igual si eres español o sueco) y recurrente (siempre existirán los celos entre hermanos).
ResponderEliminarBesos.
Es muy bueno. En tu línea. Suerte en la final.
ResponderEliminarUn abrazo, galleguiña.
Muchas gracias, corazón. Me va a hacer falta mucha suerte, jajaja, para poder ganar.
EliminarOtro fuerte abrazo para ti, Isidro.