Escapar de aquí
—¡He encontrado el modo de escapar de aquí!
—¿Qué? No lo creo.
—Es sencillísimo.
—¿Sí?
—Ni lo imaginas. Lo hemos tenido siempre delante de nuestras narices.
—Estoy harto de vivir en este sitio. A ver, dime cómo salir.
—Fácil. Toma. Cómete esto.
—¿Una simple manzana? Eva, ¿te estás quedando conmigo?
—¿Qué? No lo creo.
—Es sencillísimo.
—¿Sí?
—Ni lo imaginas. Lo hemos tenido siempre delante de nuestras narices.
—Estoy harto de vivir en este sitio. A ver, dime cómo salir.
—Fácil. Toma. Cómete esto.
—¿Una simple manzana? Eva, ¿te estás quedando conmigo?
Si la miramos con cierto prejuicio, diríamos que Eva es la encarnación de la argucia, pero se me antoja que lo suyo es sentido práctico, inteligencia ordinaria, un parecer divergente del empleado que sabe que el jefe pretende someterlos a un paraíso rutinario. Mucho mejor, arriesgarse que padecer una aburrida eternidad.
ResponderEliminarChispeante versión del mito original en un jugoso formato. Un abrazo, Plácido.
Plácido, a mí tb me ha gustado y he disfrutado del diálogo tan fresco que se trae la pareja. Debe ser porque estaban completamente desnudos...
EliminarY, claro, el sorpresivo final, ingenioso.
Un cordial saludo.
Me encanta el diálogo que has inventado, Placido y el golpe final. Me has hecho sonreir, la manzana es y sera siempre la manzana.
ResponderEliminarSuerte y besitos virtuales.
La que se puede armar con una simple manzana, aunque algo sabíamos ya de eso. Lo que hemos aprendido con tu relato es que ni siquiera en el paraíso los seres humanos están tranquilos y conformes, son inquietos por naturaleza, hasta de allí quieren irse. Tener todo lo que uno pueda desear y sin esfuerzo durante una eternidad igual es aburrido.
ResponderEliminarDiferente y creativo, Plácido
Un abrazo
Dejando aparte la genial vivacidad de tu micro, que se aplaude Plácido.
ResponderEliminarEsto me recuerda este concepto que recientemente me ronda la mente, que los seres humanos (en nuestro estado actual al menos) no somos entes preparados para la eternidad. ¿O lo es nuestra conciencia acaso?
Cuando pensamos en estas cosas en forma desapasionada, tendemos a concluir que cualquier estado de existencia sin cambios, conlleva aburrimiento, sin importar lo sublime de esa existencia. En fin: ¿Quién podrá respondernos preguntas sobre eternidad?
Tu micro no deja igual. Deja el espíritu inquieto. ¡Enhorabuena Plácido!
Si el Paraíso era una cárcel, ¿qué es esto que heredamos? He ido a comerme una manzana para ver si hallaba la respuesta, pero sólo he encontrado un gusano en su corazón partío. Tenía la cara de Alejandro Sanz y me ha echado de casa. ¡Pero si yo no quería escapar! ¿Quién me tapará esta noche si hace frío?
ResponderEliminarYa sabia yo que el pobre Adán y los que le sucedieron de su sexo se iban a dejar engañar por la serpiente.
ResponderEliminarPatricia un buen relato tan real como la vida misma y tan actual como no podía ser menos.
Un abrazo de los dos.
Que me confundáis con el Sr. Romero me llena de orgullo y satisfacción, pero este relato es suyo. Más quisiera yo...
EliminarPerdona he sido yo que te he confundido con patricia richmon. Es que se me han cruzado las letras y es de noche.
ResponderEliminarPlácido y Patricia ¿me perdonáis?
es que no se ve de noche demasiado bien, y de dia tambpoco unabrazo.
Muy buena historia, Plácido, porque señala una realidad no por poco percibida, menos verdadera: la perfección llega a aburrir si no tenemos la oportunidad de alternarla con algo imperfecto.
ResponderEliminarMe has traído a la memoria una clase de los últimos días de instituto, en la que el cura dijo que la manzana era algo simbólico, que no importaba si Eva había comido la manzana o la banana, que lo importante era que habían desobedecido a Dios, haciendo algo que Ël les había prohibido. Esta aclaración conceptual fue estruendosamente recibida por el grupo, en la única clase de religión que recuerdo de diez años de escuela católica.
Cordiales saludos.
Y tan fácil que lo tenían, un mordisco y se acabó. Y todo empezó a partir de ese instante.
ResponderEliminarMuy buen relato, Plácido, me ha gustado.
Un abrazo.
Siempre me gustan las vueltas que les das a las historias clásicas. Aquí queda patente que el ser humano se aburre con toda monotonía, por paradisíaca que sea y que Eva está cargada de ingenio.
ResponderEliminarMe ha encantado, Plácido. Un abrazo.
Hola, Plácido. Sigues en tu línea irónica y eso me encanta. Me recuerdas a esos humoristas que te sueltan el chiste tan serios que provocan risa doble ( por el chiste en sí y por el semblante que muestran al contarlo) Tus relatos son para ir coleccionándolos; todos igual de buenos. Eres genial.
ResponderEliminarBesitos.
Esto es como el que está a disgusto en un trabajo y pretende que lo echen, a ver si así sale ganando alguna indemnizacioncilla, pero, claro, sin arriesgar demasiado, por si se queda sin trabajo y sin nada. En este caso, parece que lo tienen claro. Me gusta, Plácido. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarLa historia del Edén creo que da mucho de sí, que se le pueden dar muchas vueltas, de hecho, se le han dado muchas vueltas, tanto por parte de los creyentes como de los estudiosos de toda laya, así como de quienes apostamos más por el terreno de la fantasía y la invención.
ResponderEliminarLa tuya, en forma de diálogo, podría ser una historia de Javier Tomeo, y hasta podría representarse, es más, creo que debería representarse.
De entrada, encierra la idea de que el paraíso debe de ser un lugar aburrido, de que tanta felicidad debe de cansar, por eso, y quizá ese fuera el verdadero pecado original, Adán y Eva estaban hartos de pasearse en bolas entre animales mansos y plantas exóticas, y su deseo más ferviente era escapar de allí y saber que había fuera.
Por suerte, la avispada Eva descubrió cómo acabar con aquella monotonía, sólo había que darle un mordisco a una simple manzana y ¡voilà!, la historia podía dar comienzo con todas sus catástrofes y desmesuras, con sus guerras, sus depredaciones, sus pasiones, sueños, creaciones fabulosas y todo un rosario de posibilidades, tanto maravillosas como trágicas, que ya no darían respiro a los descendientes de esos primeros seres que, en el inicio de sus existencias, se paseaban como bobalicones por ese jardín irreal.
Enhorabuena, Plácido, por este refrescante diálogo entre esos dos seres a quienes se dio en llamar nuestros primeros padres. Un abrazo.
Plácido, siempre pensé que Eva era la más espabilada de los dos. Jajaja.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Besos.
Un punto de vista muy interesante y el micro.... Simpático
ResponderEliminarPues sí, Plácido, Eva se estaba quedando con Adán...
ResponderEliminarUna vuelta de tuerca a la manzana que te ha quedado divinamente.
Un beso.
Malu.
Un micro ingenioso y divertido envuelto en un diálogo muy bien ejecutado, Plácido. Felicidades.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por vuestros comentarios
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