Ficciones
Siempre he tenido problemas para diferenciar la fantasía de la realidad; por eso acostumbro salir a la calle vestido de mago, vampiro o seductor maldito, según la moda de eso que hoy llaman literatura. Esta mañana me ha pegado la nostalgia y he sacado el viejo traje de Alonso Quijano.
Me encanta. La moda acorde al ánimo.
ResponderEliminarCuidado con los gigantes.
Un saludo.
Yo normalmente voy de Ana Karenina, que realza mi oscuridad, pero como este relato es toda una estocada en el corazón de las buenas letras, vestida de mosquetera, si se me permite, te dedico la mejor de mis reverencias sombreriles.
ResponderEliminarAndrés, sin duda un microrrelato de alta literatura. ¡Fantástico!
ResponderEliminarExacto, Andrés!
EliminarA estas alturas, ¿quién es más real, Alonso Quijano o Miguel de Cervantes?
Así, así.
Porque no existe realidad humana desprovista de fantasía, cierta locura e imaginación.
La fantasía forma parte de la realidad más real, por derecho propio.
Cordialmente!
Qué bonita fantasía la que nos relatas, Andrés.
ResponderEliminarYa estoy buscando en el baúl de mis recuerdos el disfraz para mi próximo paseo nocturno. Espero que nadie se asuste.
Suerte y un saludo, Andrés
¡Ah, me encanta esa moda! A partir de ahora haré lo mismo que tu protagonista.
ResponderEliminarUn beso, Andrés.
Malu.