La encrucijada
La esposa, sorprendida, le confesó:
—Pareces adoptado, no te pareces a tus padres. Bueno, físicamente sí, pero no en el carácter.
Él lo aceptó:
—¿Sabes? Creo que estoy en una encrucijada. Porque nuestros hijos tampoco se parecen a mí.
Ella lo tranquilizó:
—¡Bah, no te preocupes! Lo llaman brecha generacional.
—Pareces adoptado, no te pareces a tus padres. Bueno, físicamente sí, pero no en el carácter.
Él lo aceptó:
—¿Sabes? Creo que estoy en una encrucijada. Porque nuestros hijos tampoco se parecen a mí.
Ella lo tranquilizó:
—¡Bah, no te preocupes! Lo llaman brecha generacional.
Ja ja ja ¿se lo creerá?
ResponderEliminarDivertido micro.
Gracias, María. La ingenuidad personificada.
EliminarJa, ja, ja... no sé si cuela, Francisco.
ResponderEliminarMalu.
Muchas gracias, Malu. A veces tenemos sospechas infundadas, pero también secretos inconfesables.
ResponderEliminarÉl debería ser el Ingenuoso hidalgo. jejeje
ResponderEliminarMuy diver, Paco.
Un fuerte abrazo.