La visión
¡Mírame! Ya no soy la de antes. Ya todo es distinto. Ya todo ha cambiado. He mejorado y he salido adelante. Sin ti, sin tu ayuda. No te he necesitado. Puedo sola, gracias. Me veo y me gusto. Soy independiente. No necesito tus consejos vacíos. Adiós, espejo. Te quedas solo.
Me apunto a tu propuesta, Elena. El mejor espejo de uno mismo es el espejo interior, brillante y reluciente de buena autoestima. Saludos.
ResponderEliminarNunca vivir supeditados a la imagen. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Liberador, desde luego, muy liberador.
ResponderEliminarTu micro me lleva a pensar, ¿por qué somos tan dependientes de la imagen que nos devuelve el espejo? ¿Y por qué casi nunca nos gusta?
Un beso.
Malu.
Opino igual que Malu, siempre nos dejamos llevar por las apariencias, por el qué dirán de nosotros. Hay que tener la valentía suficiente para romper ese espejo que nos domina. Buen relato amiga Elena. Besitos
ResponderEliminarNos muestras como nosotros o nuestra imagen, real o ficticia, percibida de forma inadecuada puede arruinarnos la vida, o permitir gozarla de nuevo cuinado somos capaces de vernos comi somos. Buen relato. Suerte, Elena. UIn abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios y sed libres de toda atadura, siempre
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