Universo en hormiguero de cristal
Dos hormigas charlaban animosas sobre su evidente universo. Llegada una nueva, recogida del zoológico; relata entusiasmada sobre infinidad de humanos y animales.
—¿Tienes evidencia de eso? —le inquieren.
—No —responde tras larga meditación.
—Entonces: ¡no existen!
Mientras tanto, en el zoológico, muchos niños ríen ante las monerías de simpáticos chimpancés.
—¿Tienes evidencia de eso? —le inquieren.
—No —responde tras larga meditación.
—Entonces: ¡no existen!
Mientras tanto, en el zoológico, muchos niños ríen ante las monerías de simpáticos chimpancés.
¡Qué imaginativo e interesante relato nos traes!
ResponderEliminarEl título atrae y la historia del universo humano desde el punto de vista de unas hormigas, un acierto.
Muy bueno, Alejandro.
Un abrazo.
Pablo
Gracias Pablo. Un relato con tendencias de fábula. Y una moraleja que cada lector ha de interpetrar, y yo con muchas ganas de ver las interpretaciones que desprenda. Un abrazo fuerte.
EliminarAisladas en su pequeño universo, a estas dos hormigas les resulta inconcebible la existencia de otros animales y de seres humanos. El relato puede leerse como una fábula de la ceguera humana acerca del Universo. Ya me dirás, Alejandro.
ResponderEliminarMe ha gustado. Un abrazo.
Gracias Carmen. Muy acertada tu interpretación. Las hormiguitas que siempre han estado en su hormiguero de cristal, con sus limitaciones son incapaces de imaginar cualquier cosa que haya más allá. Y desde su punto de vista, la carencia de evidencias cercanas (casi imposibles de obtener desde su encierro en el cristal) debe concluir una categórica inexistencia de lo que la hormiguita recién llegada relata. La realidad sin embargo, yace inalterable más allá de sus conclusiones.(cualquier semejanza con el comportamiento humano en estos temas, es pura coincidencia, totalmente intencional, ;)
EliminarCreo que tu micro, está girando alrededor de la Fe.
ResponderEliminarNuestra vista no abarca todo lo existente y entonces negamos lo que no vemos aunque esté ahí.
También me ha gustado, como a los compañeros
Un saludo.
Ufff Ma. Jesús, el terreno de la Fe es escabrosísimo y no me atrevería a abordarlo como tema central. Mi relato quiere más bien exponer la posibilidad teórica de que los humanos igualmente estamos limitados en nuestras capacidades, siempre tratando de entender más la realidad que nos rodea, y esta conforme más avanzamos, más sorpresas nos brinda, ya sea desde el microuniverso de la realidad cuántica, como el macrouniverso del cual observamos lo que podemos, pero en el vasto universo no observable no necesariamente tenemos ideas claras de lo que puede ocurrir. ¿Y qué hay de otros universos de un teoricamente probable multiverso? ¿Y qué hay de las teoricamente probables realidades paralelas? En fin.... quizás la enormidad de la realidad simplemente nos ha superado siempre y nos seguirá superando por muchísimo tiempo por venir, igual que a las hormiguitas nativas del universo de cristal. Muchas gracias por tu lectura y comentario.
EliminarCurioso que unos seres, a pesar de su laboriosidad, a los que suponemos inferiores sean capaces de discernir (o intentarlo, al menos) entre las verdades de us universo y del de los demás. Y, mientras, nosotros (o nuestros hijos) disfrutando de lo que creemos algunas tonterias realizadas por otros seres que, tal vez, sean capaces de pensar, también. ¿O, lo que es peor, nos estaremos reflejando en un espejo? Menudo lío. Pues sí que da tu texto para elucubrar. Eso está bien. Suerte, Alejandro. saludos.
ResponderEliminarGracias por tu lectura Jesús. Y ya ves que una fábula, cualquier animalito es capaz de cualquier cosa. Y estas son unas hormiguitas pensantes. Me gusta particularmente tu interrogante de si estaremos reflejándonos en un espejo. Un abrazo.
EliminarSupongo que todos somos hormiguitas en el universo, y algunas muy atrevidas creen que ellas y sus pequeños problemas son el centro de esa urnita de cristal. Y lo que es peor que no existe nada más allá... Como se dice en el cine, lo que queda fuera de foco, no existe.
ResponderEliminarUn abrazo Alejandro.
Me encanta tu frase final sobre lo dicho en el cine: "lo que queda fuera de foco, no existe".
EliminarAlgún científico que ponía en tela de duda algunas teorías alrededor de la física cuántica (quizás Einstein, u otro) decía algo como: "Si un árbol cae en un bosque, y nadie escucha el sonido de su caída, ¿realmente ha caído?".
Gracias por tu lectura Raquel.
Vivir sin capacidad para imaginar es triste incluso para una hormiga. De ahí se pasa a no admitir más verdad que la propia y, por tanto, a perderse la mágica belleza de la aventura de vivir. Nunca intentarán salir de su caja de cristal y los monos seguirán haciendo reír a los niños en el zoo. La vida misma.
ResponderEliminarFilosófico relato.
Abrazos pensativos.
Siempre me ha impresionado y gustado mucho esa magia que tienes para comentar y escribir tus relatos. Refleja la magia que tienes para vivir, no lo dudo. Gracias por visitar mi relato y dejarle esta chispa de magia. Y sí, filosófico es el tinte del relato. Un abrazo fuerte Patricia.
EliminarMentes cerradas que no dejan que nada perturba su burbuja de cristal.
ResponderEliminarBuen micro.
Ya lo dijo Borges: "La duda es uno de los nombres de la inteligencia". Así que a no dar nada por sentado y que se nos rompa la burbuja de cristal si eso nos da alas de libertad para abrazar el conocimiento que siempre está expandiéndose.
EliminarGracias por tu acertado comentario lunanegra.
Alejandro, nos hablas de hormigas, pero igual podían ser personas, las hay que sin pruebas son incapaces de imaginar o mejor dicho de creer lo que otros les cuentan. Viven encerrados en su mi¡undo de cristal sin querer ver más allá.
ResponderEliminarUn relato que dice mucho más que una simple historia de hormigas.
Me ha gustado, Alejandro.
Un abrazo.
Qué gusto tenerte por acá Javier. Siempre bienvenido.
EliminarMe gusta tu comentario tan atinado. Ya con ansias de volverte a leer uno de tus magistrales relatos cincuentistas. Un abrazo.
La conciencia de lo que somos requiere un esfuerzo intelectual que la mayoría no estamos preparados para abordar y mucho meno asumir. De ahí el éxito de las religiones; esa parte nos la ponen fácil.
ResponderEliminarSi no lo veo, no lo creo, dice la hormiga de tu relato. Es lo mismo que decir: si no lo pienso, no me preocupo.
Siempre me ha parecido que somos primates a los que se nos ha concedido el don de la inteligencia demasiado pronto en el camino de la evolución. Sólo nos tenemos que fijar qué pesa más en nuestras decisiones, si la razón o los sentimientos. Yo creo que los segundos y éstos, están gobernados por las hormonas y el instinto, muy poco racionales.
Encuentro paradójico tu último párrafo. Esos mismos niños que se divierten con los simios, si bucearan en el linaje de su árbol genealógico hasta la oscura noche de los tiempos, llegarían a un ser que fue ancestro común entre humanos y chimpancés. Sólo nos separan de ese ancestro seis millones de años, un suspiro en los 4500 millones de años de edad de la tierra. Realmente, todo ser vivo pertenece al linaje de la primera forma de vida.
¡Virgen santa!, menudo rollo he soltado.
En resumen, que me ha gustado mucho tu relato, Alejandro. Perdón por la disertación.
Un saludo.
Encantado de leer tu disertación Antonio. Me agrada sobremanera tu forma de pensar.
EliminarCoincido tanto en la esencia de todo lo que expones. Expando qué somos como especie, en duración e impacto a este Universo, tan solo un parpadeo en la efímera eternidad de 13.8 mil millones de años que lleva el universo de existir. Y aún así, insistimos en creer que lo comprendemos ya casi al 100%. Cuan lejos debemos andar de tal situación. Pero si hasta a Einstein no le quisieron creer su bendita teoría de la relatividad cuando la expuso (sino luego de décadas) y quien sabe que nuevo descubrimiento arrollador sobre la realidad nos traiga el futuro no tan cercano.
Y pienso que más allá del mismo linaje de la primera forma de vida, todos somos polvo, polvo de estrellas. Y a la vez somos misterio, profundo misterio que yace en los sentimientos, en las emociones, en cosas tan etéreas como la conciencia, el alma o el espíritu, que nos dominan (como tú bien dices sentimientos sobre razón) más alla de la razón que erigimos como estandarte de nuestra especie.
Un saludo cordial.
Hola, Alejandro. Las hormiguitas que están de conversación charlan sobre ellas mismas, que se ven, se tocan, se oyen... Son evidentes, es evidente su existencia. Todo lo que se encuentre más allá de esos límites ya es cuestionable, por grande que sea. Y al otro lado están los niños y los chimpancés, a los que seguro les pasan totalmente desapercibidas las hormiguitas. No perderán el tiempo haciendo las disquisiciones que hacen ellas. Conclusión: A veces el ser pequeñito de tamaño no implica ser menos inteligente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho y por tratarse de animalillos, aún más.
Nube de besitos para ti, Alejandro.
Qué bonito comentario Ma. José. Gracias por tu visita a este micro. Un fuerte abrazo.
EliminarAlejandro, a veces es difícil creer en aquello que no podemos ver o desconocemos. Para vivir a lo grande, hay que poseer una mente abierta y una maravillosa imaginación. Este espíritu aventurero, lleno de curiosidad, hace que el mundo avance.
ResponderEliminarBuen micro para el debate.
Besos.
Me encanta lo del espíritu aventurero, la mente abierta, y la maravillosa imaginación para vivir a lo grande. Muchas gracias por tu hermoso comentario Pilar. Bienvenida siempre a mis micros. Un fuerte abrazo.
EliminarVivir sumido cada uno en nuestro micro mundo, nos convierte en ciegos e incapaces de entender, que no somos el centro de Universo. Que hay más allá de nosotros mismos. Otras realidades, que se mueven, respiran, gozan, sufren y mueren igual que nosotros. Ignorarlo deliberadamente es una necedad. Nos corta las alas, nos reduce. Hay que salir del hormiguero e investigar. Aunque de entrada las preguntas no tengan respuesta, quizá, con sólo levantar la cabeza y dejar de mirarse el ombligo... ya empezaremos a encontrar las respuestas.
ResponderEliminarEn nuestra serena rutina, elegimos delimitar nuestros pequeños universos, porque nos hacen sentir más seguros. Al mismo tiempo perdemos perspectiva y experiencias.
Muy bueno, Alejandro!
Excelente la reflexión que agregas Galilea. Ciertamente es difícil ser categórico sobre si existen o no existen tales o cuales cosas, simplemente por nuestra incapacidad presente de conseguir evidencias. Hay una realidad demasiado grande allá afuera. Quién sabe que sorpresas nos dará en el futuro.
EliminarSiempre gracias por tu visita querida amiga.
Este verano he leído un libro que, por si no lo conocieras te recomiendo: "El bolígrafo de gel verde". En él, el protagonista hace balance de su actividad diaria, siempre la misma y absorbente, además del exigüo espacio en el que consume su existencia, apenas unos pocos metros cuadrados repartidos entre su casa, el lugar de trabajo y el supermercado. Siente que los años pasan y la rutina le aprisiona. Algo le dice que debe romper con todo y abrirse al mundo.
ResponderEliminarLos totalitarismos (los hay de muchas formas) se basan en aferrarse a una sola visión local y limitada del mundo y en el desprecio de su diversidad, con lo que ello enriquece. Las sociedades cerradas no avanzan, consumen sus valiosas energías en justificar su propia limitación.
Un relato muy interesante y con un gran trasfondo.
Un saludo, Alejandro
Gracias Ángel por tu visita y comentario. Qué interesante suena el libro que me comentas. He de leerlo. Cierto, las visiones cerradas, el totalitarismo. Todos muros para el avance sano de nuestras sociedades y sus individuos. Un abrazo.
EliminarEl credo único que excluye a los divergentes, a los de mirada abierta, a los que ven con los anteojos de la razón e impone, como verdad absoluta, la versión de sus estrechas miras.
ResponderEliminarEsta fabulación de hormiguero tiene un trasfondo admirable que se presta a la reflexión y al análisis de tantas situaciones pasadas y actuales donde se repite el paradigma de la ceguera impuesta. Algunas veces nos hemos visto envueltos en situaciones que evoca tu relato, sencilla y llanamente, porque hemos tratado de evitar las etiquetas despectivas con que la sociedad va tildando todo aquello que cuestione la falsa verdad que soporta al sistema.
Un rico relato, tanto por la forma exquisita de su narración como por el poderoso argumento de su contenido. Un abrazo, Alejandro.
Como siempre, tu gentileza excede al relato escrito. Te lo agradezco sobremanera Manuel. El trasfondo reflexivo ha sido la intención al escribirlo, totalmente. Y estoy tan de acuerdo contigo, las situaciones a las que aplica pueden ser tan variadas como circunstancias suceden al hombre viviendo bajo el sol. Un fuerte abrazo Manuel y ya ansiando leer uno de tus extraordinarios micros.
EliminarDicen que todo depende del cristal con que se mira. Tras leer tu relato, profundo y bien narrado, Alejandro, cabe añadir que todo depende también del lado del cristal desde el que uno es observado.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Me parece acertado tu comentario Carles. Gracias por tu visita y análisis de lo relatado. Saludos.
EliminarEste es el mejor relato que, durante el tiempo que llevo en esta web, he leído: conciso, directo al grano, de temática profunda e inspiradora y con un final altamente sorprendente. ¡Bravo!
ResponderEliminarWow Iñaki, me sorprende sobremanera tu comentario y lo considero abrumador, pero te agradezco profundamente que a tus ojos, este relato halle tanto valor. Fuerte abrazo.
EliminarMe gustó. Cuántos universos nos rodean sin saberlo????
ResponderEliminarSiempre hay un termino para todo, con frecuencia más deseable que los extremos. En este caso yo lo situaría entre el escepticismo y la fe ciega. ¿Agnosticismo quizá?
ResponderEliminarInteresante planteamiento planteamiento, Alejandro. Da que pensar.
Un abrazo.
¿Verdad o mentira? Todo depende del cristal con el que se mira. Ingenuas hormigas... trasládese a cualquier raza o ser... como los humanos.
ResponderEliminarEnhorabuena, Alejandro, muy bueno para la reflexión.
Malu.
Me gusta tu relato, narrado en forma de fábula.
ResponderEliminarQuizás no todo es como lo vemos y desde el prisma en que lo vemos.
Enhorabuena. Saludos