Cabo suelto
La tienda abarrotada, la música, las luces cegadoras... se mareaba. Quería irse pero su mujer vagaba ojeando zapatos, bolsos y pulseras. Entonces la vio. No estaba muy cambiada... El deseo contenido de 10 años se leyó en sus miradas.
La siguió al probador. Se amaron por primera vez, con prisa.
Escrito por Chispita
La siguió al probador. Se amaron por primera vez, con prisa.
Por lo que veo en ese probador se ataron todos los cabos sueltos, como diría aquel más vale tarde que nunca, aunque fuera con prisas.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo, anónimo.
No sé, me ha dado por pensar que "descubrió " de nuevo a su mujer. El primer deseo.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo también he pensado como María, que fuera su mujer, el primer impulso hacia ella, lo que generó toda su vida. Y la ve, como la viera, la primera vez, con la mirada del enamorado. Quizás el mareo, entre tantas mujeres que buscaban gangas, desencadenara la historia. Ya se sabe lo mal que se lleva esperar, entre tanta locura de rebajas.Me ha gustado, anónimo. Abrazos.
ResponderEliminarAl revés que un día de compras divide a las parejas, en tu relato, les une.
ResponderEliminarUn nuevo y buen punto de vista, anónimo.
Sugerente texto. Un amor reencontrado tras 10 años. Eso nos indica que "nunca es tarde".
ResponderEliminarEnhorabuena anónim@
Más que un cabo suelto lo que la historia narra es un coronel suelto, o algo de mayor graduación en el mundo de los sentimientos.
ResponderEliminarPues quien más quien menos ha dejado algunos cabos sueltos en su pasado, algunos que le gustaría recuperar, aunque fuese para desengañarse, y no me refiero sólo al mundo del amor, pero tales segundas oportunidades suelen ser escasas.
No ocurre lo mismo en tu historia, y lo por lo que cuentas, ese cabo suelto quedó suelto en las dos vidas, pues no han necesitado mucho tiempo para echarse uno en los brazos del otro.
A él nada le ha importado que su mujer esté de compras, no ha pensado en los riesgos, un poder más grande ha neutralizado toda precaución y todo miedo y ha corrido a resarcirse por esos diez años perdidos, y es que Afrodita es una diosa muy ardorosa y exigente. No sé qué desarrollo tendrá tan incandescente encuentro, pero pinta mal para la señora que está ensimismada mirando zapatos, bolsos y pulseras.
Un abrazo.
Ese cabo suelto se amarró bien amarrado, parece ser. Creo que tocas, como dice Enrique, un tema que a todos nos llega de una u otra forma.
ResponderEliminarPor Dios, ¡qué cosas ocurren en las tiendas! ¿En el probador? Si hay que hacer cola siempre. Y la mujer, ¿qué hacía?
ResponderEliminarEn cualquier caso, un buen micro. Bien escrito.
Saludos