El miedo
Entró sigiloso, acechante. Cubierto de pies a cabeza comencé a temblar. Olía a cabra, y a cuerno quemado. Arrastraba sus pezuñas por el suelo. Tenía que levantarme, o me llevaría con Él, al Infierno. Saltó sobre mí, ahogándome.
Tiramos los dos de las mantas. Y me lamió cariñoso las lágrimas.
Escrito por Carmen Hinojal
Tiramos los dos de las mantas. Y me lamió cariñoso las lágrimas.
Ayer dia 4 se celebró el día de los animales. Nuestros pequeños compañeros que alivian nuestros miedos y nos rescatan de las pesadillas. Bonito relato me ha enternecido.
ResponderEliminarEl temor a la hora de dormir, las invenciones que nos causan desasosiego. Nada como un buen amigo peludo para vencer al miedo. Abrazos.
ResponderEliminarBonito micro. Siempre saben cómo estamos (nos rescatan)
ResponderEliminarSaludos.
Juegas con el lector al hacernos creer la presencia de un monstruo o incluso el diablo, pero ento frase final vemos que es el perro del niño el que ha entrado.
ResponderEliminarLa sugestión del chaval nos la has transmitido muy bien.
Buen relato.
Un abrazo, anónimo.
La noche, generadora de temores, hace su trabajo. El mejor amigo del hombre, o del niño, también. Al final, la amistad es lo que cuenta, lo que vale y lo que nos salva de cualquier miedo, real o inventado.
ResponderEliminarPesadilla y liberación bien contadas.
Un saludo
Relato in crescendo. A medida que cuentas la angustia del niño te sientes participe de su miedo. Y luego el remate final. Todo se queda en susto. Pesadillas aparte me ha gustado mucho el cierre sorpresa del final. Saludos anonimo.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. La idea me la sugirió ese miedo atávico que desde niños tenemos a lo desconocido. Los recuerdos de los cuentos que me contaban en las noches de invierno y del miedo que pasaba al subir las escaleras hasta mi cuarto, abrazada a mi mascota Nini. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarEl miedo solo se vence con amor. ¡Qué (gran) microrrelato!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl miedo nocturo, impregnado en nuestros genes desde épocas primitivas en las que las noches eran propicias para que los depredadores hicieron de nuestros antepasados su festín. Y aquí lo mezclas con el miedo a lo sobrenatural aún. Para acabar todo con la hermosa sorpresa de un perrito cariñoso que sorprende a su pequeño amo. Te quedó de película. ¡Muchos aplausos!
EliminarLo que hace el miedo.
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos
Muy bien. Me he sentido en la piel del que se tapa de pies a cabeza temblando de miedo. Menos mal que el final ha sido feliz :)
ResponderEliminarBesos.
El miedo convierte los sueños en pesadillas. Está bien tener a alguien cerca para vencerlo. Un abrazo, Anónimo 14.
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