Esa voz trastorna
—No le bastó con desquiciarme, doctor, ahora me visita en este encierro.
Tras apagarse el sonido del intercomunicador, el incrédulo guardia no daba crédito del ruido emitido por los altoparlantes de aquella habitación vacía de la sala de entrevistas del ala abandonada del hospital de psiquiatría...
Se funde a negros.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter
Tras apagarse el sonido del intercomunicador, el incrédulo guardia no daba crédito del ruido emitido por los altoparlantes de aquella habitación vacía de la sala de entrevistas del ala abandonada del hospital de psiquiatría...
Se funde a negros.
Esa voz trastorna y, perdón, acojona, El escenario del relato lo describes perfectamente, metiéndonos en situación. La frase inicial ya estremece. Pero el final, ese fundido a negro, nos lleva a pensar que ocurre después...
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado.
Un abrazo, anónimo.
Muchas gracias, Javier.
EliminarOjalá que el vigilante logre cumplir la jornada y vuelva a casa.
Las paredes de ese hospital psiquiátrico parece que tienen mil historias que contarnos. Y el pobre guardia, parece que va a ser acreedor de todas.
ResponderEliminarMuchos besos.
Así es Olga, al parecer los espíritus ya encontraron un albacea de sus inquietudes.
EliminarGracias por comentar.
Saludos
Por Dios, ¡qué inquietante! ¿Quién le visita? ¿No le deja tranquilo ni siquiera muerto?
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos
Espero que esa alma en pena no sea de las que busque venganza.
EliminarGracias, Plácido. Saludos