M y Y
A Manuel un rayo le atravesó el corazón convirtiéndolo en piedra, como aquel que pintó en un banco con sus inciales. Ya apenas se ve; compañero de chicles, grafitis y manchas de aceite.
Mientras, Yolanda huye de la tormenta bajo su paraguas. Esquivando los charcos. Del brazo de su marido.
Escrito por Miguel Ibáñez
Mientras, Yolanda huye de la tormenta bajo su paraguas. Esquivando los charcos. Del brazo de su marido.
Tal vez el corazón de Manuel ya quedo roto cuando Yolanda le dijo que no.
ResponderEliminarMe gusta como has descrito el paso del tiempo sobre ese banco donde está pintado el corazón.
Buen relato.
Un abrazo, anónimo.
Dos vidas ahora separadas y que alguna vez estuvieron unidas. Queda ese recuerdo en el banco de piedra, aunque parece que se va borrando con el tiempo. Muy bonito. Besos.
ResponderEliminarAunque suene obvio, perdedor es quien deja de poseer algo que tenía. La palabra implica todas las connotaciones negativas que podamos imaginar, pero existe algo peor aún, no haber tenido siquiera una mínima oportunidad de ser feliz, de entregar cuanto tenía dentro y ahora le consume, bajo la única alternativa de una puerta cerrada de entrada. No es de extrañar que ese hombre, como esas iniciales, se diluyan de la forma más triste, no llegando ni a haber sido un recuerdo.
ResponderEliminarTriste y hermoso relato.
Un saludo
Que se consuele Manuel: unas iniciales grabadas duran más que el amor.
ResponderEliminarUn buen micro. Me ha gustado. Saludos