Mi gran tesoro

Abrió la puerta con sumo cuidado para evitar despertarla. Dormía plácidamente abrazando la almohada. Se acurrucó a su lado y sintió su respiración e incluso sus latidos. Se estremeció recordando cuando en sus brazos susurrándole una canción de cuna se dormía con ese mismo respirar placentero y lleno de inocencia.
Escrito por Aldo
Anónimo hasta noviembre

4 comentarios :

  1. habla muy hondo y muy hermoso tu relato.

    ResponderEliminar
  2. Crecen, se hacen mayores, pero siempre queremos y recordamos cuando eran pequeños y entre nuestros brazos se sentían seguros.
    Buen relato.
    Un abrazo, anónimo.

    ResponderEliminar
  3. "El mismo respirar placentero y lleno de inocencia", me hace pensar, que la criatura ya no lo es y la persona ¿Progenitor? que se acurrucó a su lado, tampoco.

    Me ha gustado la sutileza que has empleado.
    Saludos virtuales.

    ResponderEliminar
  4. Cuanto más crecen, peor.
    Un buen micro.
    Saludos

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!