Volver a empezar
Como cada mañana entró en el aula lleno de alegría, cogido de la mano de su compañera. Desde el centro de la sala anunció de nuevo: "¡Es mi primer día de clase!". Tras los aplausos, la monitora esbozó una sonrisa antes de reanudar el taller de refuerzo de la memoria.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro - Twitter
El caso es no perder la ilusión, por negativas que sean las circunstancias. No rendirse nunca, aunque la batalla parezca perdida. Se vive mejor y, sobre todo, se hace más agradable la convivencia con los demás.
ResponderEliminarUn relato donde lo positivo emerge sobre una realidad que tiene mucho de triste, de inevitable y de drama.
Un saludo
Lo importante es intentarlo de nuevo, cada día, nunca desfallecer. Nunca dar la batalla por perdida, al final se encuentra la recompensa.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo, anónimo.
El protagonista de tu historia, dentro de la inmensa tragedia que es la pérdida de la memoria, tiene dos ventajas, la una es que esa propia pérdida de la memoria le protege pues no es consciente del terrible mal que padece, y la otra es su voluntad, esa que le lleva un día tras otro a ese aula donde piensa que va a reforzar su memoria y, como cree que es el primer día de asistencia, pues se siente alegre.
ResponderEliminarPero en el trasunto de la historia podemos ver también una metáfora de la propia vida, de ese volver a empezar que suelen suponer los cambios que van sucediéndose a lo largo del tiempo, algunos de ellos drásticos y hasta traumáticos.
Un abrazo.
En la ingenuidad de este desmemoriado se esconde el bello gesto de quien con ilusión comienza cada día, sin prejuicios, la aventura de vivir. Tierno y chispeante.
ResponderEliminarAgridulce, califico a tu buen relato, anónimo.
ResponderEliminarSuerte
Un eterno (y fatal) volver a empezar. Funes perdió la cordura porque lo recordaba todo. Quien la pierde vive en la perpetua inocencia. Un buen micro. Saludos
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