Bucle
Otra vez ha ocurrido. Con su voz seductora ha vuelto a invitarme a pecar y no he encontrado fuerzas ni deseos para rehusar. Hemos transgredido sin recato el sexto mandamiento. Después, de nuevo, arrepentimiento y urgencia por lograr el perdón. Pero al volver al confesionario, otra vez esa invitación irrechazable.
Vaya con el confesor! Esto es un no parar... Menos mal que forma parte de la mejor religión del mundo: confesión y a otra cosa, mariposa. Muy bueno, Rafa. Un abrazo.
ResponderEliminarYa no se sabe si va por obtener el perdón o por seguir pecando.
EliminarGracias, Pepe.
Es que así no se puede... Pobre protagonista. Habrá que redimirlo.
ResponderEliminarUn abrazo Rafa.
Un círculo vicioso. Pero vicioso, vicioso.
EliminarGracias, Raquel.
Un beso.
En unos tiempos en que la nutrición se ha convertido en un modo de vida y muy respetable, casi una religión, véase vegetarianos, veganos y ovolácteo vegetarianos, la carne no parece haberse enterado y sigue igual de seductora que siempre, ni los más convencidos en no caer en la tentación están inmunes a sus encantos.
ResponderEliminarOtro relato con el toque "Olivares", también conocido como "humor pillín".
Un abrazo, Rafa
No solo de pan vivimos, también de chichi, como se dice a los niños por aquí.
EliminarGracias, Ángel.
abrazos.
El Pájaro Espino se queda en pañales ante este confesor que se atreve contra el sexto... y contra los que vengan... jajaja. ¡Grande, Rafa!
ResponderEliminarUn ingenuo alumno, ese pájaro.
EliminarGracias, Salvador.
Como dices en uno de tus comentarios: un círculo vicioso vicioso jajajja. Saludos.
ResponderEliminarUn círculo sin salida, a no ser que el sacerdote cuelgue los habítos. O los cambie, al menos.
EliminarGracias, Omar.
Vicio y fornicio. ¡Cómo está el clero!
ResponderEliminarMuy bueno, Rafa. Un fuerte abrazo.
Es el pan nuestro.
EliminarGracias, Carmen.
Un beso.
Cuántos chistes de confesionarios habremos escuchado, la mayoría mucho más escabrosos que esta divertida e irónica historia que nos traes.
ResponderEliminarY claro, casi todos esos chistes estaban relacionados con el sexo mandamiento, que, en ciertas épocas de las que uno no quiere acordarse, parecía que era el mandamiento por excelencia, no sé si por la excelencia –en lo que al tratamiento que se le daba- de un tal Paco que casi gobernó España durante cuarenta años.
Con levedad e ironía has puesto de manifiesto ese ciclo de la moral católica del pecado, el arrepentimiento, la confesión, la penitencia y otra vez el pecado. A uno le parece un sueño pesado que haya podido vivir eso.
Así que acabo la lectura con una carcajada liberadora y con un gran aplauso para ti, Rafa. Un abrazo.
No hay duda de que ese momento íntimo de la confesión ha dado mucho juego para chistes, historias y lo que no se sabe pero que la imaginación puede recrear, que para eso está.
EliminarGracias, Enrique.
Abrazos.
No queda otra solución: tiene que cambiar de cura.
ResponderEliminarUn excelente micro. Saludos, Rafa
Yo creo que ya no tiene cura.
EliminarGracias, Plácido.
Abrazo.
Interesante planteamiento, amigo Rafa. Me he reido bastante con tu personaje. Y le veo mal remedio, si no cambia de parroquia, este sacerdote, lo tiene claro. Abrazos
ResponderEliminarNo debe ser fácil cambiar de proveedor cuando al actual le tienes fe.
EliminarGracias, Carmen.
Un beso.
¿No faltará propósito de enmienda por parte de los dos?
ResponderEliminarO dejar de cumplir la penitencia.
EliminarGracias, Luisa.
Un beso.
Sorprende que una y otra vez consigas dotar de frescura y originalidad tus micros.
ResponderEliminarEnhorabuena por tus buenas letras, Rafa.
Un abrazo.
Pablo
Como buen andaluz, siempre tan exagerado.
EliminarPero se agradece como si no lo fuera.
Abrazo fuerte.
Oy, oy, oy... si es que esto es un no parar. ¿Será que la penitencia es precisamente eso? Bucle cerrado hasta que uno de los dos decida salir de él.
ResponderEliminarGenial, Rafa. Enhorabuena.
Beso.
Malu.