Despertares
El despertador me apea de un sueño al que quisiera volver. Sin abrir los ojos, gozo el leve perfume que me llega de su lado de la cama y mi mano busca su cuerpo, lo hace lentamente, tratando, como cada mañana, de prolongar unos instantes la terca y vana ilusión.
Georges, un relato donde fluye la melancolía y la nostalgia de tu protagonista por un amor que ya no está, tanto la añora que siente hasta el aroma de su perfume.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo, Georges.
Gracias, Javier. Hay quienes no aceptan las pérdidas y viven mirando al pasado. Para ellos todo es melancolía y nostalgia y una enorme frustración.
EliminarUn abrazo para ti, Javier.
Has trazado la figura de un soñador, un amante que añora una presencia que se desvanece al tomar contacto con la realidad. Qué difícil resulta abrir los ojos cuando no queremos ver.
ResponderEliminarHermoso relato, Georges. Un fuerte abrazo.
Gracias, Carmen. Es como dices, los soñadores nos aferramos a nuestras fantasías hasta último momento, hasta que los límites de la realidad no ceden más y debemos afrontarla. Pero solo hasta que llegue la próxima oportunidad de cerrar los ojos.
EliminarMe alegra que te gustara.
Un fuerte abrazo para ti, Carmen.
La inconsciencia o el duermevela de permanecer en la cama, con los ojos cerrados, son un dulce paréntesis que conlleva esperanza. Se piensa que quizá al abrir los ojos todo será de otra manera, los deseos se materializarán, pero la realidad es tozuda y termina por barrer todo rastro de ilusión cuando carece de fundamento real.
ResponderEliminarDulces sueños los de tu protagonista, en contraste con unos áridos despertares. Una situación que, aunque ficción, podemos sentir como real.
Un abrazo, Georges
Gracias por tu comentario, Ángel, en él desarrollas, mejor que yo en mi micro, lo que tenía en mente al escribirlo.
EliminarUn abrazo para ti.
Georges, el protagonista sigue soñando con la mujer a la que ama, a pesar de que ella se ha marchado. Debe ser reciente, ya que todavía permanece su aroma y al despertar, él sigue manteniendo la esperanza de que todo haya sido solo un mal sueño.
ResponderEliminarBello relato. Enhorabuena.
Besos.
Gracias, Pilar. Lo escribí pensando en que el abandono había sido relativamente reciente, por lo que todavía persistía el aroma, pero también se puede interpretar como lo ha hecho Javier: que el perfume es parte de la fantasía del protagonista.
EliminarEn cuanto a que él espere que todo haya sido un mal sueño es una posibilidad, otra es que él sea consciente de la situación y cada mañana, en un juego perverso, insista en engañarse a sí mismo aunque solo sea durante unos instantes.
Besos.
La madrugada siempre devuelve los sueños al limbo de los deseos. Los sentidos le despiertan al desamor que lenta e imprudentemente intentan aferrarse a una ilusión muerta de nacimiento. Quizá consiga con la palabra lo que para el tacto es ahora inaccesible.
ResponderEliminarUn buen relato lleno de intensidad, Georges.
Un abrazo.
Gracias por tu estupendo comentario, Antonio, me imagino que cuando comentas debes disfrutar tanto como cuando escribes un relato. Me encantó esa puerta que abres al sentido común y al optimismo y la forma en que lo dices. Aunque vaya contra la atmósfera del micro. Jaja.
EliminarUn abrazo.
¡Qué bonito, Georges! Los despertares son así de duros, hacen darse de bruces con la realidad del día a día. En el caso de tu protagonista es visible la soledad y tristeza que siente, añorando a la persona que ya no está.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Malu.
Gracias por tu comentario, Malu. Me alegra que el micro te haya gustado.
EliminarDespertar es enfrentarse a la realidad del día a día, como tú dices, y cuando eso nos resulta insoportable, generalmente está en nosotros el cambiarlo. Hay quienes se animan a hacerlo y quienes niegan la realidad y tratan de escapar de ella instalándose en fantasías, como mi prota; o refugiándose en peligrosos paraísos artificiales que harán su vida más miserable.
Besos.
Despertar y ver que no está... algo terrible y doloroso. Georges, nos muestras una escena de abandono y desilusión, en tan solo cincuenta palabras (al menos, yo lo veo así). Enhorabuena. Besos.
ResponderEliminarO despertar y engañarse a sí mismo creando la fantasía de que ella aún está, no sé cuál de los dos casos es más penoso.
EliminarGracias por tu comentario, María José.
Besos.
Cuando la realidad te golpea, uno desea seguir soñando toda la vida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Georges.
Un abrazo.
Pablo
Así es, Pablo. Soñar despierto es una forma de escapar a una realidad inaceptable, ¿Cuántos millones de personas que llevan existencias miserables dependerán de los sueños para gozar de unas migajas de felicidad?
EliminarMe alegra que el micro te gustara.
Un abrazo.
¡Qué sensación tan extraña no encontrar a la persona amada en el extremo de la cama! (Aunque nada comparado con encontrar en la cama a una persona a la que odias.)
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Georges
Situaciones más extrañas he conocido. Como la de alguien que se equivocó de apartamento y estuvo a punto de meterse en la cama de un desconocido con él dentro. Pero más horribles que la que mencionas en segundo lugar, no puedo imaginar. ¡Y se dan todos los días!
EliminarSaludos, Plácido.
Un amor ausente reproducido en sueños, muy bien contado con una mezcla de deseo y añoranza.
ResponderEliminarSaludos virtuales.
Gracias por tu comentario, María Jesús. Es que el mal de amores tiende a ser de difícil curación para quien es abandonado.
EliminarUn placer saludarte, María Jesús.
Hay un momento, entre la realidad y el sueño, en que somos etéreos, entes ingrávidos, seres transparentes no sujetos a ley y emanamos, aún en el limbo de lo indefinido, de un caótico orden nacido del estado fluctuante de los sueños, donde todo es posible. Los deseos y las realidades se confunden, es posible recuperar lo ya perdido y dar vida a lo ausente, palpar, por un momento, ese peso ingrávido que ya no nos acompaña en las orillas del otro lado de la sábana.
ResponderEliminarOh, Georges, quiero decirte que has tocado alguna fibra interna y sensible dentro de mí con este micro tan delicadamente compuesto. Qué deleite.
Un abrazo.
¡Qué hermosa forma de describir esos instantes que van del sueño a la vigilia!
EliminarEn cuanto a tu apreciación del micro, con tu habitual generosidad te has pasado varios pueblos. Y aunque soy consciente de ello, me resulta un fabuloso estímulo para escribir.
Te había comentado que tenía desde hace años una historia que no llegaba a plasmar. Gracias a tus loas me he dicho “Si existe en mí siquiera una parte de lo que Manuel me atribuye en sus comentarios, tengo que poder escribirla. Y finalmente he logrado hacer un “cincuenta” con ella, aunque tuve que barajar los hechos e intercambiar roles pero lo importante es que pude con la historia. Saldrá en Diciembre con el originalísimo título ”Una historia” y a ti te lo debo, Manuel. Gracias.
Un abrazo.
Bueno, Georges, qué cumplido tan estimulante, espero diciembre con expectación. Un abrazo.
EliminarEso si que es un despertar a la cruda realidad.
ResponderEliminarUn abrazo querido Georges.
Jaja. Vaya si lo es. Yo diría que es un aterrizaje forzoso en la relidad, o lo fue la primera vez que ocurrió, porque después, mi protagonista, un tanto masoquista, le tomó el gustillo a la fantasía,
EliminarUn abrazo para ti, querida Raquel.
Dicen que de ilusión también se vive, pero mantenerla ante lo imposible e irreal es enfermizo, y más que ayudarte a vivir te hunde en la frustración. Maravillosamente contado, Georges. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que se puede vivir de la ilusión si no tienes una realidad que la contradice rotundamente. Sin dudas, es una situación enfermiza como muchas que se dan en casos de ruptura de una relación. En favor de mi prota diré que, por lo menos, él sólo se daña a sí mismo y a nadie más.
EliminarMe alegra que el micro te haya gustado, Juana.
Un abrazo.
Pobre sin duda este chico que no acaba de aceptar el final de su relación. Pero esa es la conclusión a la que llegamos solo tras leer la última palabra.
ResponderEliminarRelato lleno de sensibilidad y habilidad a partes iguales.
Enhorabuena, Georges.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu generoso comentario, Enrique. Es muy halagador recibirlo de un gran maestro.
EliminarLo de definir el relato en la última palabra es una manía que tengo, que aún no he podido superar para pasar a otra cosa, y siempre que tengo la ocasión la empleo. Hasta la extenuación de quien me lee.
Un abrazo para ti.
Me gusta mucho este relato, aunque mi interpretación no sea la misma que la de todo el mundo y la que el mismo escritor ha explicado, por lo que la mía es sin duda errónea. Pero me gustaba mucho pensar en un amante rechazado, no abandonado, cada mañana, cuando a pesar de las prisas, la rutina y el cansancio acumulado, no puede evitar sentirse presa del deseo y albergar la esperanza de que algún día sea satisfecho y juntos, su pareja y él, mandar todo, aunque solo sea un por un día, al diablo. Ha sido el detalle del despertador el que creo que me ha llevado por estos derroteros. En fin, perdona mis calenturientas elucubraciones y enhorabuena de todas maneras.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Anónimo. Tu interpretación me sorprendió porque se aleja de mi idea del relato, lo que me llevó a releerlo. Veo que lo que tú interpretas calza perfectamente con lo que escribí. A veces los comentarios aportan pequeñas o grandes variaciones a la historia, tu interpretación la reescribe.
ResponderEliminarPor eso, lo que comentas no es para perdonar sino para felicitar y agradecer.
Saludos.
Ese perfume puede seguir en las sábanas o no. Da igual si sigue en su mente... si sigue extrañando, esos despertares seguirán trayendo el aroma de los recuerdos. Mientras no abra los ojos... será más intenso, porque no hay otro sentido que lo devuelva a la realidad.
ResponderEliminarMe ha gusta mucho!
Y a mí me gusta mucho tu comentario, Galilea. ¡Qué bien lo dices! Y es tal cual; “Mientras no abra los ojos no hay otro sentido que lo devuelva a la realidad”
EliminarSaludos.
Georges, qué melancolía y nostalgia la del protagonista. Darse todas las mañanas un golpe de realidad de este tipo es una auténtica tortura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario, Enrique, mi protagonista es de esas personas que tienen problemas en aceptar la realidad cuando esta no les gusta, y no sé si es que conservan la ilusión contra viento y marea, o solo disfrutan torturándose.
EliminarUn abrazo.